Hasta 1912, Capdella era un pueblo remoto situado en la vall Fosca, Pirineo catalán. Apenas tenía un par de decenas de habitantes, quienes subsistían a base de la agricultura y la ganadería.
El terreno donde estaban asentados eran tan abrupto como impactante, pues es la puerta de entrada al Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici. Un lugar compuesto por montañas de más de 2.000 metros de altura cuya principal particularidad es que está cubierto de lagos, más de 28.
La abundancia de agua fue la que llamó la atención a Emili Riu, un empresario y político catalán que decidió aprovechar los recursos naturales de la zona para la construcción de una central hidroeléctrica. La de Capdella, inaugurada en 1914, fue la primera gran central hidroeléctrica (de mucha potencia) de toda Cataluña.
La primera central hidroeléctrica de Cataluña
Capdella no estaba preparada. El pueblo no contaba con las infraestructuras necesarias. No había carreteras, ni albergues y su orografía era complicada.
Para llevar a cabo esa obra titánica se contrataron a más de 6.000 hombres, quienes también abrieron las carreteras de acceso, levantaron los campamentos en diferentes puntos del valle, canalizaron los lagos, abrieron un hospital (que curiosamente está hecho de cartón y parte de él aún se mantiene en pie) y crearon varios funiculares que les ayudarían a subir y bajar por la montaña.
El primer funicular es el que está justo al lado de la central, desde donde se pueden ver cómo los raíles trepan por la montaña de forma vertiginosa. Tiene unos 2 kilómetros de longitud y llega hasta la cámara de aguas. Hoy no está en funcionamiento, aunque justo al lado de la central se puede ver expuestos los bancos con los que ascendían.
La central hidroeléctrica de Capdella está abierta al público como museo. En uno de sus edificios se han habilitado varias salas donde se explica su historia y se pueden conocer todos los detalles sobre la gran obra. Justo enfrente está la sala de máquinas.
También está expuesta La Rubia, la primera locomotora que fue utilizada para comunicar por aire el estany de Sallente con el de Gento. Hoy, en su lugar está el teleférico azul de Sallente, que permite ascender la montaña mientras disfrutamos de las mejores vistas.
Hay que tener en cuenta que el teleférico de Sallente solo está en funcionamiento durante la época estival y tiene horarios específicos para subir y bajar.
Ruta de los carrilets del estany de Gento
Una vez se ha ascendido con el teleférico hasta el estany de Gento, comienza la Ruta de los carrilets. Una vía verde que sigue las antiguas vías construidas por los trabajadores de la central para poder transportar fácilmente los materiales por la montaña hasta la cámara de agua.
En total, el recorrido tiene 5 kilómetros que se pueden realizar en unas tres horas. Es prácticamente plano, apenas presenta desniveles. Durante el trayecto se puede ver el lago, antiguos refugios de pastores, al ganado pastando, y se pasa por dentro de hasta 5 pequeñas cuevas. Las vistas panorámicas del valle son impresionantes.
El agua como reclamo turístico
El agua, además de servir para el consumo humano, regular el caudal de los ríos en épocas de lluvias y de sequía, y abastecer el regadío, también promueve las actividades culturales y deportivas sostenibles.
Es el caso de la vall Fosca, donde en el embalse de Torrassa –situado en el río Noguera Pallaresa– se pueden realizar algunas actividades acuáticas como kayak. Aquí trabaja la empresa de turismo de aventura RocRoi, quienes han dado un paso más allá y, además de ofrecer diversión, disponen de grandes bolsas de plástico degradable para que, mientras remas, puedas recoger plásticos u otros residuos.
Una actividad que tuve la oportunidad de disfrutar en el #EndesaChallenges realizado en la vall Fosca y en el que hemos recogido lo equivalente a 120 litros de residuos. En la orilla del embalse, que aparentemente se veía limpio, había botellas, tampones, bolsas, etc.
Las centrales hidroeléctricas de la zona son las que se encargan de regular el caudal, tanto en las épocas de lluvias como si hay sequía. Ángel García, de En el Green Power, nos explicó que las hidroeléctricas del Noguera Pallaresa son renovables, ya que el agua se reutiliza.
Sin regular el agua, algunas actividades como el rafting no se podrían hacer en épocas de sequía. Esto nos lo explicó Hugo, de RoiRoc, uno de los instructores de esta actividad que lleva más de 10 años dedicándose a descender en balsa los ríos de Lleida.
La empresa ofrece bajadas desde Llavorsí con diferentes destinos finales: Rialp, Moleta, Montardit, Sort, etc.
Responsabilidad con el medio ambiente
Además del kayak y del rafting, el agua también ha sido determinante para poder crear en el pueblo de Sort (sí, el de la lotería), el Campeonato Mundial ICF Freestyle (del 29 de julio al 6 de julio de 2019), al que han acudido más de 4.000 asistentes y en el que han participado piraguistas profesionales de diferentes partes del mundo.
Debido al impacto que eso supone para un pequeño pueblo, el campeonato destacó por querer crear el mínimo impacto ecológico en la zona. Durante la semana en la que se celebró, la organización repartió bolsas de tela a los asistentes y botellas de plástico reutilizable. Hay que evitar los de un solo uso.
Laura Fernández
Periodista, blogger y viajera. No necesariamente en ese orden. En ocasiones me despierto sin saber dónde estoy. Adicta a los cómics y a los noodles con salsa de cacahuete. Redactora en @escapadarural, colaboradora en la Conde Nast Traveler y en la Divinity. Mi casa: Meridiano180.