El único dispensario contra el paludismo que se conserva en España está en La Vera
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16.02.2021
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En agosto de 1558, el emperador Carlos V comenzó a tener fiebre y escalofríos. Fue después de haber estado pescando en el estanque del monasterio de Yuste, en Cáceres. En aquel momento, se desconocían las causas de su enfermedad. Sus médicos le hicieron varias purgas y sangrías aunque, ocho semanas después, murió.
Su muerte, al igual que la de muchos de los vecinos de La Vera, fue un misterio. No fue hasta cinco siglos después, tras analizar uno de sus dedos encontrados en una urna en el monasterio de San Lorenzo de El Escorial, cuando se determinó que el emperador tenía gota y murió de paludismo. Se había contagiado mientras pescaba.
En España murieron más de 700.000 personas a causa de la malaria
El paludismo, conocido popularmente como malaria, es una enfermedad endémica transmitida por la picadura de un mosquito de la familia Anopheles. Aunque en España está erradicada desde 1964, entre los siglos XIX y XX estuvo muy desarrollada: más de 700.000 personas murieron a causa de la malaria en nuestro país.
Las zonas con mayor incidencia fueron aquellas donde había abundante agua estancada de regadíos y de la lluvia. Valencia, la ribera del Guadalquivir, Ciudad Real, el delta del Ebro y La Vera, en Extremadura, se convirtieron en el hábitat idóneo para los mosquitos.
Hasta principios del siglo XX no se descubrió la causa de la enfermedad y se comenzaron a abrir dispensarios antipalúdicos por todo el territorio nacional para atender a los enfermos. En Extremadura, además, se inauguró el Hospital Nacional Antipalúdico de Navalmoral de la Mata. Por él pasaron muchos de los médicos que encabezaron la lucha contra la malaria: Gustavo Pittaluga, Francisco Huertas y Antonio Mendoza, entre otros.
Con la erradicación del paludismo, los dispensarios fueron reconvertidos en centros culturales, de ocio, etc. Todos fueron cerrados, excepto uno. El dispensario de Losar de la Vera es el único que se mantiene en pie desde su apertura, en 1923.
Un dispensario antipalúdico de los años 20
“Este es el único dispensario que ha permanecido a lo largo del tiempo tal y como era”, nos dice Esperanza Martín, del Centro de Interpretación de Paludismo de Losar de la Vera. El edificio, que ha logrado conservar su estructura, el mobiliario y materiales de la época, desde el 2019 es un centro educativo sobre la malaria en España.
Como el resto de dispensarios que había en el país, aquí los enfermos recibían medicación como la quinina, pesticidas para poder rociar sus cuadras y fincas, y gambusias. Unos peces de pequeño tamaño, llamados pez mosquito, que se alimentaban de las larvas de estos insectos. Fueron los primeros grandes agentes de control biológico utilizados y hoy se pueden ver en una pecera del centro.
Otra de sus funciones era proporcionar información a los vecinos y familiares de las víctimas, pues mucha gente aún no sabía sus consecuencias.
“Los mosquitos son los animales que más muertes han causado a lo largo de la historia. Estaban presentes desde la edad de los dinosaurios. Hay hasta 5 especies distintas de este parásito llamado Plasmodium, que causa malaria en seres humanos. En el centro, también hay un taller educativo sobre ellos”, nos cuenta Martín. En el centro también podemos ver los diferentes tipos de mosquitos a través de un microscopio.
Una de las salas está dedicada a la evolución histórica de la malaria. En ella se destaca el papel que desempeñaron La Vera y Campo Arañuelo para terminar con esta enfermedad que aún está presente en un gran número de países del mundo. Para agradecer la labor de médicos, investigadores y epidemiólogos, cada año organizan los premios del Centro de Interpretación del Paludismo de Losar de la Vera dirigido a personas que ayudaron a la investigación de la enfermedad. El año pasado se lo dieron a Pilar Mateo, una científica que inventó una pintura repelente de mosquitos.
En España, afortunadamente, alcanzamos la inmunidad de rebaño en 1964. Los dispensarios dejaron de ser necesarios, pero el de Losar de La Vera aún se mantuvo operativo cuatro años más por si se producía algún brote.
“La casa estaba al cuidado de la familia Nieto Maguilla. Eran vecinos de Losar y hacían de guardas, aunque participaban activamente en muchas de las labores del centro. Sus hijos han ayudado a recuperar la memoria histórica de la casa. La madre realizaba el control de los pacientes, repartía los pesticidas y hacía informes. El padre sacaba sangre. Hoy, en el dispensario hay una placa en honor a la familia y su labor”, nos explica Esperanza Martín.
Otra de las salas rinde homenaje a Carlos V. Debido a la vinculación del emperador con la comarca, el centro es miembro del itinerario Cultural Europeo de Carlos V y la exposición se enmarca dentro de la Red de Rutas de Carlos V. Allí se puede conocer cómo fueron sus últimos días antes de sucumbir a una enfermedad que también padecieron otras personalidades históricas como María Teresa de Calcuta, Tutankamón o Gengis Khan, entre otros.
El Centro de Interpretación del Paludismo está situado a 8 kilómetros de Losar de La Vera, en una zona de cultivos conocida como la finca El Robledo. Sus exteriores cuentan con jardines con merenderos y, actualmente, en ellos se está creando un huerto.
La iniciativa fue desarrollada con la colaboración de la Diputación de Cáceres y el Ayuntamiento de Losar de La Vera, por lo que la entrada es gratuita. En él se pueden realizar visitas guiadas e interactivas, también disponibles en inglés.
El próximo mes de marzo, el centro acogerá una exposición temporal sobre la malaria realizada por el epidemiólogo Quique Bassat. Habrá que ver si la pandemia que le ha tocado a nuestro siglo nos permite viajar para poder visitarla.
Laura Fernández
Periodista, blogger y viajera. No necesariamente en ese orden. En ocasiones me despierto sin saber dónde estoy. Adicta a los cómics y a los noodles con salsa de cacahuete. Redactora en @escapadarural, colaboradora en la Conde Nast Traveler y en la Divinity. Mi casa: Meridiano180.
Visité el dispensario el verano del 19. Las vacaciones de ese año, como en los 2 anteriores, fueron dedicadas a recorrer la provincia de Cáceres. Cuanto mas la visito mas me gusta. El dispensario es muy interesante e ilustrativo y la visita tranquila, se aprende muchísimo. El entorno maravilloso. Es una visita que recomiendo