Índice
Lorca sufrió el 11 de mayo de 2001 la mayor catástrofe sísmica del último medio siglo en España. Ese día, un terremoto de magnitud 5,1 con epicentro a cinco kilómetros de la población murciana, precedido de otro de 4,5 grados sentido en toda la región y provincias limítrofes, provocó pérdidas humanas y materiales. Estas últimas afectaron a cerca de la mitad de edificios del casco urbano de la ciudad. Pero hoy en día, gracias al plan de reconstrucción, Lorca luce tan bella como siempre.
El castillo de Lorca
La responsable de aquel terremoto, y de otros más acontecidos en diferentes momentos de la historia, es la falla de Alhama, que se puede contemplar desde el patio de armas del castillo de Lorca. Sobre un cerro habitado desde la prehistoria, la fortaleza se levanta imponente, dominando todo el territorio. De hecho, el papel de este castillo fue relevante durante la Edad Media, ya que se trataba de un puesto de control fronterizo entre los Reinos de Castilla y Granada.
Las torres vigía son de la época árabe, pero en el año 1244, con la capitulación de la ciudad al infante Alfonso, pasó a ser uno de los bastiones más importantes del reino de Castilla. Entonces se mandó fortificar el castillo y construir la torre del homenaje y la torre Alfonsina. Toda la fortaleza sufrió importantes daños por el terremoto de 2011, aunque en la actualidad ya ha sido restaurado. El ascenso de los 128 peldaños de la torre Alfonsina tiene como recompensa unas vistas privilegiadas.
El descubrimiento de la judería
Se intuía la presencia judía en Lorca por documentos del Archivo Municipal. Sin embargo, hasta comienzos del siglo XXI, con las excavaciones arqueológicas realizadas para la construcción del Parador Nacional, no se encontraron los restos que confirmaron su presencia material.
Los judíos en esta zona se dedicaban a la ganadería, la agricultura, al comercio o a tareas propias de zonas fronterizas. En 2003 aparecieron los restos judíos más importantes de Lorca gracias a la construcción del Parador Nacional: la sinagoga y parte del antiguo barrio de Alcalá, la judería de Lorca. Su singularidad está en que era un barrio que se encontraba en el interior del recinto del castillo, en su parte no destinada a uso militar, y que las viviendas eran especialmente grandes. Hoy en día se han localizado casi una veintena de casas, los restos de una carnicería y de un taller de vidrio.
El barrio y la sinagoga
Las excavaciones de este barrio han permitido conocer cómo eran las viviendas judías de la época, con planta rectangular de grandes dimensiones, divididas en habitaciones, y en las que se pueden identificar espacios destinados a diferentes funciones como salones, cocinas, almacenes, alacenas… Y, a su vez, la torre Alfonsina alberga en su interior los restos de la sinagoga, uno de los símbolos de Lorca.
Conservada en un estado excepcional debido a que nunca fue usada como iglesia, es como una cápsula del tiempo que nos lleva directamente a 1492. Aunque fue sometida a un paulatino expolio con el pasar del tiempo, tiene un valor arqueológico excepcional. En su interior, aparte del suelo de ladrillos en espiga, destacan diferentes elementos que señalan su uso religioso, como los asientos o bancos corridos y el hejal, donde se encontraba un armario que guardaba la Torá o la tevá.
Una Semana Santa que dura todo el año
Aunque la Semana Santa de Lorca comienza con el Viernes de Dolores y acaba el Viernes Santo, en realidad su espíritu se vive durante todo el año gracias a los museos de bordados de sus dos cofradías principales: el Paso blanco y el Paso azul, que viven con rivalidad e intensidad la preparación de la Semana Santa con la confección de unos maravillosos mantos bordados.
No es cualquier bordado, el lorquiano es excepcional, casi un óleo a base de hilo que es candidato oficial a Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Declarada de Interés Turístico Internacional, la Semana Santa de Lorca es única por las escenas del Antiguo Testamento que se representan en los desfiles Bíblico Pasionales de Semana Santa con grandes carrozas alegóricas, espectaculares tiros de caballos y otros grupos ecuestres.
Es fácil quedarse boquiabierto cuando se contempla la creatividad de sus bordados a mano en seda y oro en plena acción. Los dos museos que permiten una inmersión en esta tradición fuera del calendario son el muBBla Museo de Bordados Paso Blanco, con piezas bordadas entre las que hay que destacar las de su “Cámara de las maravillas” y el MASS Museo Azul de la Semana Santa.
Un universo de monumentos y patrimonios
La ciudad murciana tiene todo para enamorar, no sólo un castillo o una sinagoga. Tras visitar el Museo de Bordados del Paso Blanco, que permite maravillarse también con la belleza barroca del convento de Santo Domingo de los dominicos, hay que acercarse a la Plaza de España. Allí se encuentra la antigua colegiata de San Patricio que, de estilo renacentista y barroco, es uno de los monumentos más destacados junto a la casa del Corregidor.
Hay que marcar en el plano también el palacio de Guevara con su imponente portada con columnas salomónicas y decoración con motivos vegetales. La casa fue donada al municipio y actualmente es utilizada como Oficina de Turismo y Escuela municipal de Artes plásticas. Es posible visitar su patio interior.
Para no dejar de caminar
Además de toda la ruta urbana por Lorca, el municipio es uno de los más extensos de España, por lo que no faltan los planes para hacer senderismo. En las Tierras Altas, por ejemplo, se pueden recorrer sus pedanías siguiendo la Ruta Espartaria, que concentra historia y naturaleza. Quienes busquen más historia, se puede seguir el antiguo trazado de la antigua Vía Augusta romana que atraviesa el municipio. En el valle del Guadalentín, en la pedanía de Almendricos, se puede optar por recorrer la Vía Verde a lo largo de 6,6 km. Ya en la costa se puede recorrer el sendero GR-92 y llegar a lugares tan bellos como los de Mazarrón y Cabo Cope.
¿Y un poco de playa?
La costa lorquina es una privilegiada con 11 kilómetros de playas y calas vírgenes y salvajes frente al Mediterráneo. Hay hasta 14 en Lorca para disfrutar de un día de sol y mar, pero la de Calnegre concentra todas las miradas.
El poblado pesquero de Puntas de Calnegre y la cala de Calnegre, en el Parque Natural de la Sierra de la Almenara, las Moreras y Cabo Cope, son ideales para un baño familiar. Del resto, puede decirse que son paradisíacas e incluso a algunas de ellas es casi imposible acceder a pie. El Baño de las mujeres, playa Larga o Los Hierros son otros de los recursos playeros que tiene el municipio.
José Alejandro Adamuz