El tesoro que el corsario Amaro Pargo escondió en Tenerife
Escrito por
16.06.2022
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Hay un lugar en Santa Cruz de Tenerife que alberga un tesoro corsario. Nadie lo ha encontrado todavía, aunque sí lo han buscado unos cuantos. Es el tesoro de Amaro Pargo, un corsario español nacido en San Cristóbal de la Laguna en mayo de 1678 y que debería ser tan popular como Drake o Barbarroja. Además de corsario, fue comerciante de éxito y prestamista. En definitiva, un hombre de negocios y de acción que tuvo una vida de película. Tanto es así que ha interesado a los creadores de una de las sagas de videojuegos más famosas, Assassin’s Creed, que financiaron su exhumación.
Un pirata no es un corsario, aunque ambos luchen en el mar
Quizás convenga hacer la distinción, antes de seguir, entre pirata y corsario. Sin pararnos en hablar de bucaneros, filibusteros y otras figuras, sí es necesario aclarar que un pirata está fuera de la ley y busca robar o secuestrar por su propio interés. Un corsario no. Estos tienen permiso del gobierno de un país para atacar a los barcos enemigos de ese país. Es una distinción que no siempre está clara y que según del lado que se vea, puede ser cuestionada. Pero, idealmente, un corsario sería en cierto modo alguien combatiendo por su patria con su propio barco.
Y este es el caso de Amaro Pargo, quizás el corsario más importante de la historia de España. Su nombre completo era Amaro Rodríguez-Felipe y Tejera Machado y vivió desde finales del XVII hasta mediados del XVIII, es decir, en la conocida como época dorada de la piratería. Entonces los ataques en alta mar eran comunes en todos los océanos, pero también lo eran los ataques de los piratas en tierra, saqueando y atacando localidades costeras.
Pargo se enroló en las galeras reales siendo muy joven y viajó hasta América, ascendiendo rápidamente. Precisamente, en un ataque pirata a su barco compuso un audaz contraataque en el que pasó al barco enemigo e inutilizó sus cañones, haciendo así que los suyos salieran victoriosos.
Las islas Canarias: punto clave del comercio entre un lado y otro del Atlántico
A comienzos del XVIII su vida de comerciante era fructífera, con sus propios barcos cruzando el Atlántico entre sus islas de origen y las del Caribe. El dinero que ganaba con los viajes por barco, lo invertía en propiedades y terrenos, generando así más riqueza. Además, su religión le hacía ser generoso en donaciones y otras contribuciones altruistas relacionadas con la Iglesia.
Las islas Canarias eran un punto clave en las rutas entre el sur de Europa y América. Eran un lugar donde los piratas y enemigos de España esperaban a los barcos para atacarlos y asaltarlos. Sin ir más lejos, en 1706 John Jennings, con 13 barcos, trató de asaltar Santa Cruz de Tenerife, aunque no tuvo éxito. Quizás eso y sus propios intereses acabaron por poner a Amaro Pargo del lado de la acción, del combate.
Aunque no se ha encontrado una patente de corso a su nombre -el documento oficial en el que el gobierno le reconoce el derecho a pelear por él-, sí existen documentos históricos que atestiguan que Pargo actuó como corsario durante mucho tiempo.
En 1714 se unieron su patriotismo y sus intereses para ponerse al servicio de la corona española, que en aquel momento estaba sobre la cabeza de Felipe V. El objetivo era proteger el comercio de España con el Nuevo Mundo, y eso suponía pelear contra los barcos enemigos, contra los piratas o contra los corsarios de otros países, para defender lo suyo y lo de España. También se las vio con los piratas berberiscos, esto es, los del norte de África. No era poca labor aquella, defenderse y atacar en las costas canarias y América, a la vez que se seguía comerciando.
Existen multitud de documentos que dejan rastro de sus acciones en el mar contra piratas y contra barcos de enemigos de España. Varios de ellos, como el Saint Jopseph, capitaneado por Alexander Westher, cayeron en sus manos. En ese caso concreto Amaro Pargo capitaneaba su barco Nuestra Señora de Candelaria, Santo Domingo y San Vicente Ferrer, también conocido como El Bravo. Y esto es sólo un ejemplo, que ocurrió cerca de las costas canarias, pero Amaro Pargo peleó en este lado del océano y en el contrario.
Por sus servicios, Felipe V le concedió el título de señor de soga y cuchillo, que en la época le permitía administrar justicia, seguramente sin muchos miramientos. Además, su familia recibió la hidalguía en 1725 y más tarde el certificado de nobleza. Un pago en honores a los servicios prestados en el mar.
El corsario pudo haber ocultado el tesoro en su casa
Tuvo suerte de salvar el pellejo a pesar de todo y acabó retirado de la vida aventurera, aunque con una jugosa fortuna, tanto en tierras como en dinero y joyas. El 14 de octubre de 1747 falleció donde nació, en San Cristóbal de la Laguna. Lo enterraron en el convento de Santo Domingo de Guzmán, donde todavía hoy se puede ver su lápida. Además de su nombre, algunas palabras y el escudo familiar, esa lápida tiene en la parte inferior una calavera con dos tibias cruzadas. Un interesante detalle.
Tras su muerte, corrió de boca en boca el rumor de que un cofre lleno de joyas y oro del corsario canario había sido enterrado en su casa o en las inmediaciones de esta. Ya saben, el típico tesoro pirata de las historias de ficción que se oculta por el pirata y que luego se busca por todos. En su testamento sí queda registrado que esa colección de objetos de valor existió, pero nada más. Esto no ha impedido que se haya registrado la casa de Amaro, conocida como Casa de Machado, en busca del cofre.
La casa, por cierto, está en ruinas, en parte por esa búsqueda del tesoro indiscriminada. También se ha dicho que podría estar en una cueva en la Punta del Hidalgo, también en San Cristóbal de La Laguna. De momento, no se ha encontrado o, si se ha encontrado, el que lo haya hecho no lo ha dicho, así que la leyenda pervive.
En 2013 se exhumaron sus restos y se les hicieron pruebas de ADN y otros estudios
La historia no acabó con la muerte de Amaro Pargo, como vemos. En 2013 se exhumaron sus restos y se les hicieron pruebas de ADN y otros estudios, para acabar recreando su rostro. Este trabajo se encargó al personal de la Universidad Autónoma de Madrid, aunque lo sorprendente es quién lo encargó. Lo encargó y pagó la empresa de videojuegos Ubisoft, con el objetivo de documentarse sobre Amaro Pargo para la cuarta entrega del famoso Assassin’s Creed, que llevaba por subtítulo Black Flag.
Para acabar de completar una historia maravillosa, la vida del corsario se cruzó con la de María de Jesús de León y Delgado, una religiosa conocida popularmente como La Siervita o, simplemente, sor María de Jesús. Amaro Pargo atribuyó parte de su suerte a la intercesión de sor María de Jesús. De hecho, quizás tenga que ver el corsario directamente en algunos de los milagros que se le atribuyen a La Siervita. Fallecida en 1713, su cuerpo incorrupto está en el convento de Santa Catalina de Siena, también en San Cristóbal de la Laguna. Sólo una vez al año, en febrero, el cuerpo de la religiosa es expuesto y las colas para contemplarlo son considerables.
Nada falta a esta historia: corsarios, piratas, combates en alta mar, tesoros escondidos, milagros…
Manuel Jesús Prieto
Hay un error. En realidad Amaro Pargo falleció el 4 de octubre de 1747, no el 14 de octubre. Este error lo he visto en varias webs que hablan de su vida, pero es erróneo. Un saludo.
Vivo al lado de la Hacienda y finca La Miravala en El Socorro en Tegueste y que fué propiedad de Amaro Pargo, la cual habitó, tenía bodegas, viña , etc. La casa se deteriora pero puede restaurar se perfectamente. ¿A quién le interesa que se silencia esta finca y Hacienda en favor de otras donde ni siquiera residió?