Los pueblos españoles que declararon la guerra a todo un país
Escrito por
14.11.2022
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Pequeños pero matones. Estos pueblos de España han demostrado que, a pesar de su tamaño y contar con poca población, tienen agallas. Su orgullo y la necesidad de defender a sus compatriotas de los abusos ajenos han llevado en el pasado a estas dos localidades españolas a declararle la guerra a dos países enteros.
La historia podría haber sido un David contra Goliat, con la diferencia de que no solo no hubo sangre, sino que por no haber, no hubo ni conflicto. Es posible que sus contrincantes nunca llegasen a enterarse de que estaban en guerra, ni mucho menos con dos pequeñas localidades andaluzas.
Cuando el pueblo de Huéscar le declaró la guerra a Dinamarca
Está considerada como la guerra más larga y absurda de la historia de España, y no es para menos. La “guerra” entre Huéscar (Granada) y Dinamarca duró 172 años, aunque en ella nadie salió ni mínimamente herido.
La declaración de guerra, que surgió de un pleno municipal de Huéscar, se produjo en 1809. Un año después de que Napoleón invadiera España y en plena guerra de la Independencia. ¿Las razones? 5.000 militares españoles que estaban en Dinamarca fueron capturados por franceses y daneses, entonces aliados de Napoleón.
El 11 de noviembre de ese mismo año llegó a Huéscar un emisario militar español con una orden que provenía de las Cortes, que actuaban en nombre de Fernando VII. Aunque el monarca ya había sido desterrado, el comunicado instaba a cortar toda relación con Dinamarca.
Sin embargo, al Ayuntamiento de Huéscar le supo a poco y, tras la sesión plenaria, consideraron que debían “Atacar a las fuerzas danesas en cualquier parte que se hallen, vengar los insultos recibidos y no cesar las hostilidades hasta que un mutuo convenio de corte a corte y un tratado estipule las condiciones de paz”.
Aunque la guerra de la Independencia terminó en 1814, los lugareños no se debieron de acordar que habían comenzado otra guerra con Dinamarca y no fue hasta 1981 cuando firmaron la paz. Hasta entonces en las carreteras de acceso al pueblo había carteles con “Ojo, si es usted danés recuerde que entra en terreno enemigo. Si decide pasar, aténgase a las consecuencias”.
Líjar estuvo en guerra con Francia durante 100 años
De Granada nos vamos hasta Almería y, si una cosa nos queda clara, es que los andaluces no se andan con tonterías. En este caso hacemos parada en Líjar, un pequeño pueblo de la sierra de los Filambres cuyos vecinos le declararon la guerra a Francia durante 100 años.
“Trescientos vecinos y seiscientos hombres útiles (…), uno por cada diez mil franceses“, decía el acta publicada por el Ayuntamiento de Líjar en 1883, año en el que declararon la guerra tras un arrebato de orgullo y dignidad. El rey de España en aquella época, Alfonso XII, había sido humillado por los franceses durante uno de sus viajes a París. Según dejó constancia el ayuntamiento, el rey fue “fue insultado, apedreado y cobardemente ofendido”.
Los motivos de tal abucheo tuvieron que ver con que, antes de llegar a París, Alfonso XII estuvo de gira por Bélgica, Austria y Alemania. En aquellos momentos, los alemanes les habían arrebatado Alsacia a los franceses, por lo que la relación entre ambos no era especialmente cordial. Los alemanes, por su parte, nombraron al rey de España coronel del regimiento de la guarnición de Estrasburgo. Al aceptarlo, Francia se lo tomó como una traición por parte del monarca español y los franceses aprovecharon su visita a París para hacérselo saber.
El altercado tuvo consecuencias diplomáticas entre España y Francia y, aunque el Presidente de la República se disculpó con el monarca, en Líjar los hechos no se olvidaron tan fácilmente. De hecho, tardaron 100 años en firmar la paz. Fue en octubre de 1983, cuando las autoridades de ambos países y más de 500 vecinos firmaron el tratado de paz. Hoy, una placa conmemorativa recuerda la anécdota en el centro del pueblo.
Laura Fernández
Periodista, blogger y viajera. No necesariamente en ese orden. En ocasiones me despierto sin saber dónde estoy. Adicta a los cómics y a los noodles con salsa de cacahuete. Redactora en @escapadarural, colaboradora en la Conde Nast Traveler y en la Divinity. Mi casa: Meridiano180.