Cudillero es un pintoresco pueblo de pescadores cuyas casas colgantes y coloreadas inspiran a coger un lienzo y ponerse a inmortalizar su esencia con el pincel. O en la versión moderna, triunfar en Instagram con las fotografías del pueblo. Realmente tiene algo especial.
Una villa marinera construida a modo de anfiteatro, en Asturias
Todo el pueblo es una explosión de colores, el verde del monte, el turquesa del mar, el rojo intenso de los tejados y el arcoiris esparcido por las fachadas, con una casa naranja aquí, una amarilla allí y una azul allá. Y se puede apreciar todo esto de un solo vistazo desde el embarcadero, porque la villa está construida en las empinadas laderas de 3 montes, un abrigo natural que le aporta una dimensión especial a la postal.
¿Por qué están pintadas así las casas? Porque cada fachada representa el color de la barca con la que faena el propietario de la casa. Todo un guiño a la tradición marinera de la villa.
Los pixuetos y la mar
Cudillero se conoce como la Villa Pixueta, y a sus habitantes se les llama “Pixuetos“. La mayoría de versiones afirman que este nombre tiene su origen en Pix = Pez, o que proviene del término pixín, palabra asturiana para denominar al rape, pez muy abundante en esta costa. Ambas teorías parecen lógicas, ya que Cudillero ha sido desde siempre uno de los principales puertos pesqueros del Cantábrico.
Tienen incluso su propio dialecto, el Pixueto, hablado exclusivamente en esta villa y que contiene palabras de origen nórdico. Podréis escuchar este habla por el pueblo y en especial el día de San Pedro, cuando se celebra L´Amuravela, una tradición con origen en el siglo XVI. En esta fiesta un marinero se sube a un barco del puerto para «echar l’Amuravela», un sermón laico en verso y dialecto pixueto que cuenta con socarronería los acontecimientos sucedidos durante el año.
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Estel Soro Gómez