Luanco: la villa de pescadores que fue un importante puerto ballenero
Escrito por
02.08.2024
|
10min. de lectura
Índice
Luanco (Lluanco en asturiano) es de esos pueblos que huele a vacaciones. El olor a salitre envuelve su paseo marítimo y nos arrastra hasta sus tranquilas playas resguardadas del oleaje. Es un buen destino si viajamos en familia o no queremos sortear olas. Aquí, el mar es como una gran piscina.
El salitre también lo podemos saborear en la mesa de sus numerosos chigres (sidrerías), donde en el menú no faltarán las andaricas (nécoras), mejillones, centollos, bugres (bogavantes), el bonito o las llámpares (lapas), entre otros mariscos. Para ello podemos dirigirnos al muelle, una de las zonas más atractivas del pueblo donde, en verano, se puede disfrutar de conciertos dentro del Festival Luanco al Mar.
Y es que, su carácter de villa marinera y de pescadores viene ya desde la Edad Media, aunque su momento álgido como puerto pesquero tuvo lugar alrededor del siglo XVI, cuando Luanco -junto con sus vecinos Antromero y Candás- se dedicaba principalmente a la caza de ballenas.
En la playa de La Ribera, donde actualmente tiene lugar el Torneo de Tenis Playa durante el mes de julio, se descuartizaban los enormes animales marinos. La pesca de la ballena fue decayendo un siglo después, aunque su identidad marinera nunca desapareció. Ya en el siglo XIII, Alfonso X concedió la Carta Puebla a Gozón, concejo del que Luanco es capital, por su importancia pesquera.
Hoy, su pasado se recoge en el Museo Marítimo de Asturias, una visita imprescindible y un buen punto de partida para explorar todo lo que hay que ver en Luanco, que no es poco.
Qué ver en Luanco
Con poco menos de 6.000 habitantes, según el Instituto Nacional de Estadística, Luanco es una villa pequeña que se puede ver en un solo día, incluso disfrutando de un chapuzón en su playa o desde el “Gayo”. Si el tiempo asturiano lo permite, claro.
Aunque hasta ahora solo hemos hablado de la playa de La Ribera, por ser durante siglos el lugar donde se desarrollaba su principal motor económico, no es el único arenal de la villa. De hecho, no es el mejor lugar para darse un baño. Para ello debemos dirigirnos a la playa Santa Marina, donde encontraremos una piscina natural cuya agua procede del Cantábrico.
Playa Santa Marina de Luanco en un día
Debido a su situación, en una ensenada, es de las pocas playas de Asturias donde podrás encontrar el mar en calma, prácticamente sin oleaje. Esto tiene sus ventajas, ya que no hay que andar sorteando las olas y es muy segura. Pero también sus inconvenientes: durante los meses de verano suele estar bastante concurrida. Dependiendo del estado del mar, si ese día en otros puntos de la costa el mar está muy picado, son muchos los vecinos de otros lugares de Asturias que vienen hasta aquí a darse un chapuzón.
La playa fue ampliada en 1995, ya que antes de ese año la pleamar hacía que el agua cubriese toda la playa quedándose sin arenal. Hoy, a pesar de las mareas todavía hay espacio donde asentarse.
Justo en uno de los laterales de la playa, junto al puerto deportivo, encontramos uno de los lugares favoritos de los luanquinos para darse un chapuzón: el Gayo. A lo largo de este muelle verás un montón de toallas de aquellos que, en vez de arena, prefieren bañarse desde la Ramblona o tirarse directamente desde el muro.
La iglesia de Santa María de Luanco
Siguiendo el paseo marítimo de la playa de Santa Marina llegaremos hasta la iglesia de Santa María de Luanco. Una de las imágenes más características de la villa, ya que está en lo alto, mirando al mar.
Data del siglo XVIII, aunque su campanario no se levantó hasta un siglo después. Igual que los soportales con columnas toscanas que nos permiten resguardarnos durante los días de lluvia.
En su interior encontraremos un retablo de la época que fue sufragado por el gremio de mareantes.
Horarios de apertura:
Lunes a viernes: 08:00-14:00 y 17:00-19:45
Sábados: 09:00-14:00 y 17:00-20:45
Domingos: 09:00-14:00
Próximo a la iglesia está el deteriorado palacio de los Menéndez Pola.
El muelle de Luanco
Al caer la tarde, las terrazas y el pequeño malecón del muelle son uno de los lugares favoritos de los luanquinos para beber unos culines de sidra, acompañados de una ración de oricios (erizos de mar), mejillones, almejas o bígaros (caracolillos), entre otras exquisiteces del mar.
Aquí, además de degustar los productos del Cantábrico, se pueden ver las antiguas casas de pescadores y marinos de la villa, convertidas en chigres y revestidas de vivos colores como las barcas que hay varadas justo enfrente.
Como hemos mencionado anteriormente, en la explanada que hay junto a ellas durante el mes de agosto se celebra el Festival Luanco al Mar.
Casco antiguo y la Torre del reloj
Siguiendo la calle Riba, a nuestra izquierda encontraremos el mirador de Pilatos, desde donde se obtienen vistas del Cantábrico, así como de la playa de la Ribera. Y, un poco más adelante, a la derecha, estará la plaza del Reloj, llamada así por la torre homónima y su reloj.
Data del siglo XVIII y fue levantada por los regidores municipales Menéndez de la Pola y A. García Caunedo, quienes querían tener un reloj cerca de la Ribera. Lo que más llama la atención del edificio es el dintel con la Cruz de la Victoria que hay sobre su puerta, símbolo de Asturias.
Durante sus primeros años, la torre sirvió como cárcel, polvorín y almacén. El reloj no se colocó hasta el siglo XX y fue donado por la empresa Unión Gozoniega de La Habana, fundada por gozoniegos que emigraron a Cuba.
Como curiosidad: fueron muchos los vecinos del concejo de Gozón, y Asturias en general, que emigraron a Cuba. Muchos de ellos volvieron al cabo de unos años a su pueblo de origen. En este caso, Luanco.
Los alrededores entre la playa de La Ribera y la Torre del reloj están repletos de casas de colores vivos, algunas de ellas pertenecientes a antiguos pescadores. Recomendamos perderse por su mini laberinto de calles y disfrutar de la arquitectura típica del norte, con casas con galerías o porticadas.
Ermita del Carmen
En dirección a Antromero está, posiblemente, una de las ermitas más bonitas del oriente de Asturias. Y es que, su situación sobre un peñasco sobre el mar hace que sea única. Está consagrada a la virgen del Carmen, patrona de los marineros (En Luanco el Día del Carmen se vive con especial devoción), y se puede llegar a ella caminando cuando hay bajamar. Atención: consultad muy bien el calendario de mareas, ya que si coincide con el final de la bajamar, el agua sube muy rápido y podemos quedarnos atrapados.
La ermita data de 1701 y fue levantada por un marinero que logró sobrevivir al ataque de un corsario inglés. No obstante, se cree que anteriormente pudo haber un pequeño templo romano.
Qué ver en los alrededores de Luanco
Luanco es una villa llena de atractivos que, además, está rodeada de maravillas naturales y playas salvajes. Estos son algunos de los lugares favoritos de los locales en Gozón.
Cabo Peñas
Como os decía, el cabo Peñas es el punto más septentrional de Asturias. Un entrante de tierra al mar donde disfrutar de la furia del Cantábrico. Es un paisaje protegido, por lo que no debemos salirnos del camino habilitado con pasarelas de madera que recorren sus acantilados (bueno, y porque también puede ser peligroso). A lo largo del paseo encontraremos paneles explicativos sobre la geología, flora, fauna y los cetáceos de la zona.
Lo que más sobresale en el paisaje es el faro de cabo Peñas, que cuenta con un Centro de Interpretación del Medio Marino de Peñas. En él hay varias salas donde podemos conocer la historia del faro, naufragios y tormentas, el medio marino, etc. Hay efectos especiales y simulaciones que hacen más interesante la visita.
Recomendación: llévate una chaqueta. Aquí siempre sopla muchísimo el viento y suele hacer fresco (más de lo habitual).
Ruta a Moniellos y Bañugues
Si te aparece hacer una ruta y un poco de senderismo, desde Luanco parte una senda que nos lleva hasta el área recreativa y a la playa de Moniellos y que sigue hasta Bañugues. Es fácil, ya que la mayor parte del camino no presenta desniveles. Si la hacemos entera es circular y son poco más de 11 kilómetros.
La ruta parte del área recreativa La Mofosa, en Luanco. Allí encontraremos un panel informativo con el itinerario, además de que obtendremos unas increíbles vistas de la bahía.
Playas de Verdicio y Xagó
En el Cantábrico asturiano hay pocas playas que sean como piscinas naturales, como en el caso de Luanco. Las playas de Verdicio y Xagó cuentan con fuerte oleaje. De hecho, la última de ellas es una de las favoritas de los surferos.
La razón por las que están en esta lista es por la belleza de su entorno. Se tratan de dos playas salvajes, rodeadas de dunas. La de Verdicio, además, cuenta con el recinto castreño de El Cuerno, un yacimiento del Paleolítico inferior.
Laura Fernández
Periodista, blogger y viajera. No necesariamente en ese orden. En ocasiones me despierto sin saber dónde estoy. Adicta a los cómics y a los noodles con salsa de cacahuete. Redactora en @escapadarural, colaboradora en la Conde Nast Traveler y en la Divinity. Mi casa: Meridiano180.