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Canta Rozalen en “Y busqué” que siempre buscamos fuera sin darnos cuenta de que la respuesta suele estar en nuestro interior. Muchas veces los viajes sirven para eso, para dar con respuestas. Y aunque parezca una paradoja, alejarnos de casa y descubrir nuevos lugares, ayuda a acercarnos más a quiénes somos. Y ahora más que nunca: no hay duda de que tras lo peor de la pandemia es hora de volver al interior de las cosas importantes, de tomarse el tiempo suficiente, de conectar con la naturaleza, con la familia y amigos, de encontrar de nuevo nuestro propio mundo interior. En Castilla-La Mancha hay mucho mundo interior, por eso te destacamos estos cinco planes para ponerte más fácil que conectes con él (y contigo).
Sierra del Segura (Albacete)
Precisamente, a la cantante Rozalén se le ocurrió hace unos años la idea de promover Leturalma, un festival de música y arte para contribuir a la lucha contra la despoblación del medio rural que afectaba a los pueblos de la Sierra del Segura. Fue una buena elección la localidad natal de la albaceteña. Sin duda, Letur es un buen punto de partida para adentrarse por estos parajes serranos donde Albacete guarda secretos que fusionan lo mejor de la naturaleza, la cultura y la gastronomía. Como alternativa, quien busque un inicio de aventura más cinematográfico (literalmente) puede optar por Liétor, Ayna y Molinicos, también representativos de los atractivos de la sierra y, además, integrantes de la ruta temática de Amanece, que no es poco, la famosa película de José Luis Cuerda.
Esta zona además destaca por su increíble patrimonio histórico. Desde Nerpio y Ayna se puede hacer un viaje en el tiempo, hasta la prehistoria gracias a los yacimientos que se han encontrado de pinturas rupestres del Arco Mediterráneo, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1998. En concreto, en Nerpio se concentra el 70% del arte rupestre de toda la región y se puede visitar el conjunto de la Solana de las Covachas, mientras que en Ayna, es visitable el yacimiento arqueológico de la Cueva del Niño. La experiencia mejora si se hace con guías especializados que organizan salidas desde las oficinas de turismo de ambos municipios.
Hay que estar dispuestos a vivir emociones y abrir los sentidos para disfrutar de esta particular galaxia serrana compuesta de montañas de más de 2.000 metros, valles, extensos bosques y cañones profundos. Aquí hay espectáculos maravillosos como el nacimiento del río Mundo que surge del interior de la Cueva de los Chorros o el que propicia el cielo nocturno de Nerpio. Quien esté dispuesto a quemar sus botas tiene más de un centenar de senderos señalizados, aptos para todos los niveles y que cubren más de 1.600 km de recorridos.
Parque Nacional de Cabañeros (Ciudad Real-Toledo)
Este es uno de los enclaves del centro de la Península Ibérica más bellos y a la vez menos conocidos de la geografía española, y eso que forma parte del grupo de quince Parques Nacionales desde el año 1995. El reconocimiento le llegó además tras una larga lucha vecinal que logró evitar la utilización de este entorno como campo de tiro militar. Dada su excepcionalidad, Cabañeros está adherido a la Carta Europea de Turismo Sostenible y al Club de Ecoturismo de España.
Robles, quejigos, alcornoques y encinas componen el escenario natural por el que se desarrollan una gran cantidad de senderos que conducen a lugares como el Chorro de los Navalucillos o el Boquerón de Estena. El primero es un salto de agua que no falla durante todo el año; el segundo, una ruta accesible para todos los públicos que discurre paralela a la ribera del río del mismo nombre. Pero el paraje más sorprendente está en el borde suroccidental del parque, un territorio que se aplana hasta crear una amplia llanura de 8.000 hectáreas conocida como La Raña y que muchos tienen a bien llamar como el Serengueti español.
Serranía de Cuenca (Cuenca)
Más allá de la ciudad abstracta, cubista y medieval que describió Camilo José Cela, la Serranía de Cuenca aguarda a pocos kilómetros como la promesa de un mundo fabuloso. Como primera toma de contacto, hay que acercarse al Ventano del Diablo, uno de los miradores más excepcionales de la provincia. La naturaleza es la responsable del diseño, una especie de cueva de roca caliza de origen kárstico que se abre como una verdadera ventana a doscientos metros por encima de un estrecho valle ribereño.
Existe una red de senderos que atraviesan los pinares de la Serranía, todos señalizados y de diferentes niveles. Internarse en ellos es la mejor forma de conocer este extenso territorio en el que destacan, además del ventano del Diablo, otros muchos lugares. Alguno tan cinéfilo como los Callejones de Las Majadas, escenario donde se grabaron algunas escenas de James Bond en la película “El mundo nunca es suficiente”.
Tal vez el mundo no es suficiente para James Bond, pero la Serranía de Cuenca sí lo es para pasar unos excelentes días de diversión en contacto con la naturaleza. Vale la pena acercarse a alguno de los tres Centros de Interpretación en las localidades de Tragacete, Uña y Valdemeca para que te indiquen cómo llegar al Molino de la Chorrera (donde nace el río Júcar), las lagunas de Cañada del Hoyo o la de Uña, las Torcas de los Palancares o el Nacimiento del Río Cuervo, entre otros muchos puntos de interés y secretos.
Sierra Norte de Guadalajara (Guadalajara)
Inspirar y exhalar, es sencillo y lo hacemos casi sin darnos cuenta. Pero no se respira igual en todos los lugares. Resulta que en Campisábalos, en el extremo noroccidental de Guadalajara, se encuentra el aire más limpio de España. Dicen que la prueba de la pureza del aire se comprueba por la singular brillantez de los líquenes que cubren árboles y rocas y en la zona son especialmente brillantes.
Sin contaminación y sin tráfico, el silencio alcanza toda la Sierra Norte de Guadalajara. Las condiciones son perfectas para buscar algo de paz e introspección recorriendo, por ejemplo, parajes de tanta belleza como los del Hayedo de Tejera Negra. Entre los ríos Lillas y Zarzas, es uno de los grandes tesoros naturales de Castilla-La Mancha. Las especiales condiciones del lugar han hecho que se haya podido conservar en perfecto estado una de las masas forestales de hayas más meridional de Europa. Una importancia que fue reconocida en 2017 al integrar la UNESCO el hayedo como Patrimonio de la Humanidad.
Sierra de San Vicente (Toledo)
Esta es una sierra legendaria. Al menos, cuentan que Viriato y sus huestes acamparon aquí, en el llamado Monte de Venus, que muchos identifican con la actual Sierra de San Vicente, durante sus escaramuzas contra los romanos. Así pues, belleza e historia se mezclan en un espacio natural entre los valles del Tiétar y el Alberche que destaca tanto por su riqueza paisajística como por su gran biodiversidad, todo un oasis que contrasta con las llanuras toledanas de horizontes infinitos.
Con poco más de mil habitantes, el caserío del Real de San Vicente es el epicentro de la sierra. Se trata de un pueblo serrano de laberíntico entramado de calles que puedes tomar como punto de partida para algunos de los senderos. Las etapas 14 y 15 de la Senda Viriato pasan por los parajes del municipio, por lo que es una buena oportunidad para hacer una inmersión en la vegetación del lugar, en la que se encuentran extensos robledales, castañares, fresnedas y algunos nogales. La Senda de Viriato es una ruta de Gran Recorrido de 141 km que recorre la Sierra de San Vicente de Noreste a Suroeste y de Noroeste a Sureste, lo que permite conocerla en profundidad y tener tiempo suficiente para alcanzar nuestro propio mundo interior.
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José Alejandro Adamuz
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Muy presiosos los sitios