6 zonas de baño ocasionales en Cantabria

13.08.2021

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5min. de lectura

Cascadas de Lamiña. Por IVÁN VIEITO GARCÍA

No es que ande falta de playas precisamente Cantabria, pero eso no significa que no haya más alternativa para refrescarse cuando llega el verano. Sobre todo si se quiere evitar los arenales más concurridos en temporada de vacaciones. La «tierruca» también esconde pequeños rincones algo más remotos donde darse un buen chapuzón y refrescarse los días cuando el calor aprieta más. No faltan riberas de limpios ríos, pozas termales o piscinas naturales muy refrescantes.

Hay que tener en cuenta que, debido a las medidas sanitarias por la Covid19, el aforo o el cierre de estos espacios puede variar según los criterios de cada municipio.

Piscina natural en Parayas

Por jmghera

Se encuentra situada muy cerca del aeropuerto de Santander Seve Ballesteros, por si uno quiere darse un baño nada más llegar a Cantabria en avión. Se trata de una playa artificial de unos 50 metros de largo y 32 metros de ancho, es de agua salada y está habilitada para el baño gracias a unas escaleras de acceso. Aunque mejor si se lleva unos escarpines para evitar resbalar. De hecho, el servicio de socorrismo hace ondear la bandera roja cuando la marea está más baja con el objetivo de avisar a los bañistas de los posibles resbalones. Más allá del detalle, es una de las mejores alternativas para disfrutar lejos de las playas de la región.

Playa Internacional del Camarao

Aunque el nombre le dé un aire cosmopolita, esta zona de baño es un pequeño lujo local donde bañarse si el viaje te pilla en el interior de Cantabria. La senda fluvial del río Saja regala un paisaje mágico en el que te acompañará el tintineo de sus aguas cristalinas. Un cómodo sendero de tierra junto con algunas escaleras y puentes de madera, siempre siguiendo la ribera del río, conduce a este idílico parque con una zona de baño que ha sido rehabilitada y acondicionada en la que pasar un estupendo día familiar.

Parque de la Viesca en Torrelavega

Por Morgalexandra

Un vergel verde como es habitual en Cantabria por el que transitar mientras se escucha el correr del río. Solo la sonoridad ya refresca… Con que imagina meter los pies en la orilla. El parque de la Viesca, entre Torrelavega y Cartes, tiene una fantástica playa fluvial gracias al paso del río Besaya, lugar de encuentro de los vecinos de los municipios de Cartes, Reocín y Torrelavega. El parque fue declarado Área Natural de Especial Interés y cuenta con senderos en muy buen estado, merenderos bajo los frondosos árboles y zonas de baño propias de un río. La entrada por el puente de la Barquera, construido hace más de 80 años por la Real Compañía Asturiana de Minas para comunicar los accesos a la explotación minera con la ciudad, dota al lugar de la dosis de aventura extra.

La Fuente del Francés

Por IVÁN VIEITO GARCÍA

Parece increíble que un lugar tan idílico se encuentre a solo 20 kilómetros de Santander, en la carretera que une los pueblos de Hoznayo y Villaverde de Pontones. Es lo que tiene quedar fuera de los mapas turísticos más conocidos. Así pues, el lugar que, según cuenta la leyenda descubrió un abate francés a finales del S. XVIII huyendo de los episodios violentos de la revolución que vivía su país, se ha mantenido tan recóndito e intimista como entonces. Este abate francés que finalmente ha dado nombre al lugar, encontró unas surgencias que le aliviaron de algunos dolores que padecía. Sea verdad o no, lo que está claro es que Fuente del Francés fue un balneario creado por Genaro Cagigal Toca a finales del siglo XIX, queriendo sacar partido a las aguas medicinales existentes. Desde entonces, es el lugar en el que los montañeses piensan a la hora de buscar una alternativa refrescante al litoral cántabro, lejos de la arena y muchedumbre en la arena.

Las pozas del Deva

A parte de ser uno de los más espectaculares de España, el desfiladero de La Hermida guarda otros muchos argumentos para convertirse en un destino original por el que pasar si se viaja por Cantabria. Allí está el excelente Balneario de La Hermida, en el que beneficiarse de las propiedades del agua que mana a sesenta grados en la zona. Pero no hace falta pagar entrada si lo que uno busca es darse un pequeño capricho hedonista. Justo bajo el puente que lleva a las instalaciones del balneario, hay unas pequeñas charcas públicas creadas a base de pequeñas murallas de piedras que la gente va acumulando para evitar que el río Deva enfríe las aguas termales que surgen justo por allí. El acceso no es muy fácil y los lujos son los propios de una ribera de río, pero qué más se puede pedir sin pasar antes por caja.

Cascadas de Lamiña

Por IVÁN VIEITO GARCÍA

Una pequeña aventura para refrescarse en uno de esos lugares casi secretos de la tierruca que pasan desapercibidos para el gran público, a pesar de ser puerta de entrada al fabuloso Parque Natural del Saja-Besaya, el más extenso de Cantabria. Un sencillo paseo entre bosques de serbales, castaños, hayas y robles que puede partir o bien desde Lamiña o Barcenillas, conduce a la zona media de este arroyo que desemboca en el Saja. El sendero culmina en una serie de pequeñas cascadas. En temporada de verano, los más atrevidos tienen recompensa final: un chapuzón muy refrescante y escénico.

José Alejandro Adamuz

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