Los 9 imprescindibles de Sant Miquel del Fai
Escrito por
17.07.2012
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3min. de lectura
Os sugerimos hace unos meses una escapada a Sant Miquel del Fai, en la provincia de Barcelona. Hoy recuperamos, en imágenes, los rincones imprescindibles durante tu visita.
1. La Abacía del siglo XV
Parece que el edificio se desprenderá si pones un sólo pie sobre él. Pero no. La abacía de Sant Miquel del Fai se sostiene sobre la terraza natural del acantilado desde el siglo XV.
2. La Plaza de la abacía
Entre la vista que provoca que te suden las manos y el muro de roca de la montaña se extiende la plaza de la abacía. Este es el momento de admirar la producción artística del lugar antes de maravillarse con la naturaleza: la fachada del priorato o los ventanales góticos. También contemplaréis un pequeño estanques con patos, ocas y peces de los que no supimos determinar la especie.
3. La iglesia de Sant Miquel
Es la única iglesia románica de Cataluña practicada en una cavidad. Cuenta con elementos del siglo XV, como el presbiterio y la lápida del conde de Ausona, Guillem Berenguer (s. XI). Es también el primer reposo climático de la visita: la piedra y la intuición del recorrido interior del agua refrescan la estancia.
4. La Cueva de Sant Miquel
Antes de llegar a aquel rumor omnipresente topamos con la Cueva de Sant Miquel. Pensamos, como en el caso del audiovisual, si acceder antes o después. Finalmente bajamos las escaleras (son menos de lo que parecen) y descubrimos de nuevo el fresco, el hogar de los murciélagos y el trabajo paciente del agua sobre la roca. Se descubrió en 1847.
5. La Plaza del reposo
La antesala de la cascada. Aquí nos sentamos para charlar brevemente con la estatua del escritor Josep Pla y nos detuvimos a consultar algunos carteles sobre los travertinos que teníamos delante.
6. El salto de agua
Llega el momento del silencio cuando se pone a hablar el río Tenes. Es el momentazo de la visita. Personalmente es la primera vez que me sitúo detrás de una cascada. Sacamos las cámaras junto con los otros visitantes y disfrutamos del fresco, el viento y la vista que había en apenas unos metros. Hay a quien le dio por reflexionar, arrobado: «si fuéramos tan constantes como el agua…». Ahí queda.
7. La ermita
Tras el salto de agua, siguiendo el sendero, se llega a la ermita de Sant Martí. Es más llamativa por fuera que por dentro, aunque su historia se remonta al s. XI.
8. La cueva de Les Tosques
Después de la ermita, un cartel huidizo informa a quienes lo vemos que debemos ponernos un casco para bajar a la segunda cueva del recorrido. Les Tosques representa para el visitante un toque de aventura: casco a punto, una entrada oscura y una bajada tan empinada que alguno cree que resbalará. Inconscientemente, la situación en su interior provoca risas. Vaya que reímos.
Y tú, ¿has estado en Sant Miquel del Fai? ¡Cuéntanos tu experiencia!
Escapada Rural
No sabía que existiese ese lugar. Las fotografías dicen que es un sitio impresionante. Ya me estoy informando. Lo típico, nos vamos a Venecia, Grecia, etc. y no conocemos nuestro país. Muy bueno, me gusta.
ola ya megustaria pasa detro una semana un domingo ya hace mucho años no boi alli gracias
Conozco Sant Miquel desde los triempos de colegio la primera vez fue sobre el año
1965 cuando el camino que llegaba de sant feliu era de tierra y cuando nos pillaba lluvia
era un barrizal,pero encantador siempre y recomendable
un saludo