Alcarràs, el municipio que ha revolucionado el mundo del cine
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29.04.2022
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Las salas de cine pasan por un momento delicado. La asistencia de público ha caído por múltiples factores (plataformas de streaming, pandemia o precios, por nombrar algunos), así que cuando una película consigue despertar las ganas de sentarse ante la gran pantalla, es todo un acontecimiento. Es lo que ha ocurrido con Alcarràs, la nueva película de la directora catalana Carla Simón, que ya ha ganado el Oso de Oro del pasado Festival de Berlín y para la que se prevé una lista de galardones mucho más extensa.
El poder de convocatoria de esta cinta es tal que 14 salas catalanas que habían cerrado sus puertas hace décadas han vuelto a retomar su actividad solo para proyectarla. Algunas de ellas están en pueblos como Santa Coloma de Queralt, Torregrossa, Artesa de Segre, Cervera, Bellvís, Bell-lloc o el propio Alcarràs que da nombre a la película. En total Circuit Urgellenc, una empresa de exhibición de películas, la llevará a 40 salas en Cataluña.
¿Qué tiene la película de Simon para despertar este ‘fenómeno fan’? Más allá de su calidad cinematográfica, de la que no hay duda, la razón es que apela directamente a los sentimientos de la población en la que ha sido rodada. La directora cuenta la historia de una familia que se dedica al cultivo del melocotón desde hace 80 años hasta que el propietario de los terrenos decide sustituir los árboles por placas solares. El anuncio desata entre los miembros del clan sentimientos encontrados que se manifiestan durante la última cosecha que recogerán.
La realizadora y su equipo hicieron un casting por el que pasaron más de 9.000 personas. Querían actores que pudiesen congeniar como los miembros de una auténtica familia y se movieron por la geografía catalana buscando por diferentes pueblos a personas que encajasen con los personajes. Después de tanto trabajo, consiguieron lo que perseguían y su acierto se ha demostrado con la acogida que ha tenido la película. Los habitantes de Alcarràs y de la zona se han sentido interpelados por una trama que es el reflejo de la realidad que vive el campo.
El cine como ventana a los problemas rurales
Un efecto parecido tuvo el estreno del documental ReMine: el último movimiento obrero, de Marcos M. Merino en 2014. Cuando llegó a las pantallas solo habían pasado dos años desde el suceso que recoge en su cinta: la última huelga minera que tuvo lugar en Asturias y León durante 65 días. El director recogió testimonios de los participantes y sus familias, los cortes de carretera, los enfrentamientos con la policía, los encierros en dos pozos de Hunosa y la marcha de los mineros con su llegada a Madrid en medio de vítores y aplausos.
Para la primera proyección, que tuvo lugar en el Centro Niemeyer de Avilés, se agotaron las entradas y acudieron más de mil personas. La película se proyectó también en los cines de las cuencas mineras asturianas donde tuvieron lugar los sucesos. Acudieron espectadores que hacía dos décadas que no pisaban un cine. “Nos contaban que en Mieres y en Langreo algunos llegaban al cine y buscaban a los acomodadores, que hace años que ya no trabajan”, declaró el realizador en aquel momento.
No es la primera vez que Simón muestra su tierra –es de Barcelona– en la gran pantalla. Su anterior película Estiu 1993 (Verano 1993 en castellano) se estrenó en 2017 y también tuvo un éxito más que sonado. Fue nominada y ganadora de muchos premios importantes como los Premios Feroz, los Premios Cinematográficos José María Forqué, los Premios Goya o los Premios Sant Jordi, entre otros.
Basada en su propia biografía, las localizaciones del filme se sitúan en su mayoría en la comarca de La Garrotxa, en la provincia de Girona. Pueblos como Olot, Les Planes d’Hostoles o Les Preses sirvieron de escenarios. De hecho, aquí se puede consultar un mapa en el que aparecen marcadas, por si alguien quiere conocer en persona los lugares que ha visto en pantalla.
Qué hay en Alcarràs
Este pueblo está a 8 kilómetros de Lleida ciudad y pertenece a la comarca del Segrià, que es la más poblada de toda la provincia. Está al lado de Fraga y de Saidí. Entre sus puntos de interés está la iglesia Mare de Déu de l’Assumpció, que data de 1786 y está edificada sobre los restos de un antiguo castillo. Bajo su pavimento aún se pueden ver al menos cuatro compartimentos de la fortaleza.
El terreno fue cedido por el conde de Fuentes –que por aquel entonces era señor de Alcarràs– para construir el templo. De hecho, parte de las piedras utilizadas pertenecen al antiguo castillo, mientras que otras se transportaron desde la cantera de Saidí.
Quienes quieran conocer los árboles de la zona, principalmente melocotoneros y las variedades nectarinas y platarinas, pueden hacerlo a través de la ruta Alcarràs Florit, que se organiza cada año en la temporada de floración (en 2022 tuvo lugar el 12 de marzo).
Además, en la localidad se organizan varias fiestas, como la veraniega Fiesta de Santa Anna, a finales del mes de julio, durante la que tienen lugar una serie de actos en la Casa de Montagut. Este edificio, adquirido por el Ayuntamiento en 2003, es uno de los símbolos del patrimonio alcarrasino.
Asimismo, durante cinco días de agosto, las calles y los balcones del pueblo se engalanan para celebrar la Fiesta Mayor del Verano, uno de los eventos con mayor participación vecinal. Entre otras actividades se organizan concursos de pintura, actuaciones musicales y paseos en bicicleta hasta la ermita del pueblo.
Carmen López
Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.
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