Algunos consejos científicos y filosóficos para sobrellevar el confinamiento

Escrito por

31.03.2020

|

9min. de lectura

coronavirus
Por Назар Крук

El confinamiento al que hemos tenido que entregarnos de buena o mala gana de resultas de la pandemia del Covid-19 nos ha obligado, además de a reconciliarnos con nosotros mismos y con las personas con las que compartimos nuestra vida (demasiado tiempo en muy poco espacio: horror), a reevaluar lo que consideramos importante (muy lejos quedan ya los tics de los urbanitas del siglo XXI como lo «bohemian», lo «woke» o lo «antifa, si bien aún sobreviven algunos rescoldos como dilucidar si el coronavirus tiene que ser escrito en masculino o femenino).

La cuestión es que, a fecha de hoy, apenas llevamos dos semanas apartados del mundanal ruido (salvo por un hilo 2.0), y sin embargo muchos cambios ya se han producido, a todos los niveles, a un nivel más freático de lo que se suponía. Cabe preguntarse qué pasará cuando llevemos uno o dos meses, o cuando nos debamos confinar de nuevo si la vacuna tarda aún en llegar.

Habida cuenta de que debemos adaptarnos lo mejor posible a una situación anómala que va a empezar a ser normal, asimilemos desde ya que nos han condenado a una pena larga en Alcatraz y no soltemos el volante: para salir bien de esta tenemos que mantener la fortaleza física y psíquica. Los siguientes consejos, inspirados en la ciencia que destila los vagabundeos de la filosofía hasta convertirlos en datos, quizá contribuyan a ello.

1. Estrés y agobio

coronavirus covid-2019
Por https://www.vperemen.com

El biólogo estonio y padre fundador de la biosemiótica Jakob Johann von Uexküll sostiene que la realidad es Umwelt vs. Umfeld, es decir, «entorno frente a alrededores». Umwelt, pues, sería el entorno subjetivo, tal y como lo percibe y como actúa un organismo de acuerdo con él, mientras que el Umfeld es el entorno objetivo, que engloba y actúa sobre todos los organismos dentro de él. Corolario: es importante cómo percibas las cosas.

En primer lugar, a pesar de que el confinamiento pudiera hacernos sentir encerrados, asfixiados, atrapados en una grisácea monotonía consignada únicamente por el calendario, lo cierto es que no hemos de olvidar que el hogar está lleno de ventanas. Además de las propiamente dichas, también disponemos de ventanas de televisión, ventanas de internet, videollamadas, Netflix, podcast, libros, conversaciones de café, cursos, clases online, conferencias, MMORPG… sin salir de casa podemos llegar a cualquier rincón del mundo. Hablar con quien queramos. Ver o leer lo que deseemos. Ello dista mucho de estar «encerrado»: solo es una percepción subjetiva que podemos cambiar.

En segundo lugar, una situación crítica o excepcional como esta no debe ser percibida tanto como un desastre como una oportunidad. El término resiliencia (la capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas) es apropiado en este contexto, pero aún lo son más las connotaciones de otro término japonés que no puede traducirse a nuestro idioma: la palabra «crisis» (危機=kiki) está compuesta por los caracteres 危=»peligro» y 機=»oportunidad»). Cualquier crisis, cualquier cambio radical, puede ser una manera de abrir senda hacia otro lugar que quizá termina siendo mejor. Corolario: los cambios pueden ser buenos o malos, solo el tiempo nos lo dirá, así como cierta predisposición para aprovechar la inercia, cual judoka.

2. Soledad

juegos de video
Por Magnus Fröderberg

Naturalmente, estar encerrado sin más en casa, sobre todo si estás solo, no es saludable ni a nivel físico ni a nivel psíquico. El neurólogo y catedrático de la Universidad de Harvard Álvaro Pascual-Leone defiende que sentirse solo puede ser “una enfermedad mortal” y, tal y como sostiene en su libro El cerebro que cura, esta sensación es tan nociva como fumar quince cigarrillos diarios. No en vano, la sensación de soledad puede aumentar los problemas cardiovasculares (Nicole Valtorta, investigadora de la Universidad británica de Newcastle, estudió este fenómeno), puede suprimir la eficacia del sistema inmunológico (como sugiere un estudio en la revista especializada PNAS) y, en general, puede aumentar hasta el 30% del riesgo de muerte prematura (según un estudio de la Universidad Brigham Young University de Estados Unidos, publicado en 2015 en la revista de la Association for Psychological Science que analizó 70 estudios diferentes en los que participaron unos 3.4 millones de personas). También la soledad reduce en un 20% el volumen de las neuronas de la corteza sensorial y motora.

Dicho lo cual, calma: debemos hacer todo lo posible para que nuestro hogar no sea una cárcel o un retiro monástico de anacoreta, sino un nodo de conexión con el mundo y los demás. Hay que continuar cultivando relaciones sociales aunque sea a través del 2.0, realizar videollamadas, jugar online, tornar más transparentes nuestros muros, hasta que nuestro hogar se parezca mucho más al panóptico de Bentham. Preocuparnos de los otros y dejar que los otros se preocupen de nosotros.

2. Sedentarismo

yoga
Por Prostock-studio

En ese sentido, el encierro tampoco debe ser sinónimo de sendentarismo. Con independencia del tamaño de nuestro hogar, es imprescindible abrir las ventanas, airear las habitaciones y hacer ejercicio aeróbico y anaeróbico. Basta con moverse. Hacer cualquier cosa que nos saque del sofá o de la cama.

Lo que propone un equipo de investigadores de la Universidad de Pittsburgh es que no permanezcamos demasiado sentado ni demasiado de pie, alternando ambas modalidades cada cierto tiempo. Para mantener el cuerpo saludable pero también la mente despierta, hay que moverse y airearse. Sin contar que permanecer largas horas en cama o sofá tiene efectos particularmente preocupantes, tal y como señala Daniel E. Lieberman en su libro La historia del cuerpo humano:

Se reconoce ampliamente que el reposo prolongado en la cama tiene muchos efectos perjudiciales para el cuerpo, entre ellos la debilitación del corazón, la degeneración muscular, la pérdida de hueso y un grado elevado de inflamación de tejidos.

También es fundamental que mantengamos las pautas de una vida normal: horarios fijos, tanto para dormir como para despertarse, como para almozar o cenar. Es muy importante organizar los horarios para no romper los ritmos biológicos del cuerpo humano. Alterar estos ritmos también afecta a nuestra salud y a la eficiencia de nuestro sistema inmunitario.

3. Alimentación

comida sana
Por Marco Verch

Uno de los principales problemas del confinamiento es que, debido a la tristeza o el aburrimiento suscitado por el mismo, estemos tentados de consumir mayor cantidad de alimentos calóricos, con muchas grasas saturadas o azúcares procesados. En tal caso, tras el primer chute de bienestar, poco a poco se irán acumulando contraprestaciones en forma de un sistema inmunológico más deprimido y más altibajos emocionales. En un momento en el que debemos evitar que un virus se haga fuerte en nuestro organismo, no podemos permitirnos que nuestro sistema inmune no funcione correctamente.

Hay que comer equilibradamente. Hay que ingerir frutas y verduras.

En ese sentido, también resulta crucial que el sol incida en nuestra piel al menos diez o quince minutos al día. La luz solar resulta fundamental para que nuestro organismo pueda sintetizar vitamina D. Esa vitamina D la obtendremos, a su vez, de una dieta equilibrada.

Una persona que sigue una dieta equilibrada probablemente no sufrirá ninguna carencia de vitaminas, así que debemos evitar también los suplementos multivitamínicos para corregir esas carencias. Al contrario, su uso puede ser peligroso: la vitamina D, a diferencia de muchas de las otras vitaminas, es soluble en grasa (liposoluble), lo que significa que si tomas demasiado de ella puedes sufrir una sobredosis perjudicial para la salud. Además, es más económico comerse una pieza de fruta, y es mucho más seguro.

4. Abuso de la tecnología

La tecnología nos permite traspasar los muros del confinamiento, pero como en todo puede haber un mal uso. Es mucho mejor usar la tecnología para interactuar con otras personas (evitando así la sensación de soledad) o para aprender cosas: leer más, aprender un idioma, aprender a dibujar… cualquier meta que nos haga ilusión y mantenga activa nuestra mente.

A fin de que la mente no caiga en una espiral de autodestrucción, no debemos abusar de la tecnología simplemente para evadirnos o no pensar, encadenando películas sin más, jugando a videojuegos durante muchas horas, etc. El cerebro necesita propósitos, metas, y experimentamos placer cada vez nos percibimos como más capaces en alguna actividad. Por supuesto, un videojuego también proporciona esta sensación: de lo que se trata es que no todo se centre en un videojuego.

La dieta digital, en el fondo, es como cualquier otra dieta. Si bien es cierto que algunas investigaciones sugieren que los jóvenes que reportan un mayor uso de las redes sociales muestran niveles de bienestar ligeramente más bajos, hemos de entender que los hallazgos son correlaciones poco significativas y que tienen lugar, sobre todo, en casos en los que hay un abuso.

Estar confinados no es el ideal para nuestra salud física y psíquica. Básicamente, los niños de hoy interactúan más con los padres y mucho más con las pantallas, pero menos con amigos. Al menos de forma directa (no online) y en el ámbito del juego libre. Esto supone un problema que se está agravando con el confinamiento.

Afortunadamente, el estado actual de las cosas es temporal. Y pensar en que esto tiene un final también alberga un acicate importante: los días que volvamos experimentar un abrazo, una película en un cine, un concierto, una cena en un restaurante o un gran viaje serán mucho más intensos, como recién desprecitandos, y nos permitirán valorar de nuevo la importancia intrínseca de todo lo que antes se nos antojaba baladí.

Sergio Parra

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Comentarios

  1. antonio 6 de abril de 2020 a las 12:14 - Responder

    TODOS PODEMOS DAR ALGO Y EN FORMA RESUMIDA ES DE TIEMPO O DINERO Y SI MIRAMOS ALREDEDOR TENEMOS CERCA MUCHOS CASOS, ¡¡ HAGAMOSLO ¡¡
    RECUERDO EL COMENTARIO DE EL SABIO, QUE CUANDO LA VUELTA SE DIO, VIO QUE OTRO SABIO……, NOSOTROS CUANDO ABRIMOS EL BALCON TENEMOS OTRO QUE NOS ESTA ESCUCHANDO Y DANDONOS ANIMO Y ALEGRIA.

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