Amarante: la ciudad portuguesa de los pasteles con forma fálica
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26.06.2023
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A menos de una hora de Oporto, hay una pequeña ciudad conocida por su belleza, encanto y gastronomía. Amarante forma parte de la Ruta del Románico, una ruta que incluye los monumentos románicos de los valles de Sousa, Douro y Tâmega, al norte de Portugal. En 2021, el periódico británico The Guardian la eligió como uno de los destinos europeos para visitar ese año.
La historia de esta ciudad del norte de Portugal está muy ligada a la figura del beato Gonzalo de Amarante, a quien los amarantinos elevaron a la categoría de santo y patrono de la ciudad. San Gonzalo es tan importante que incluso tiene derecho a dos festividades en su honor: la primera el 10 de enero, fecha de su muerte; y la segunda en el primer fin de semana de junio, con las grandiosas fiestas de la ciudad.
El nombre de San Gonzalo también está asociado a un dulce tradicional con una forma peculiar. No hay fiesta en Amarante en la que no estén presentes los famosos «colhõezinhos» (cojones, en español) de San Gonzalo. Estos pasteles de forma fálica son conocidos por varios nombres: “colhõezinhos”, “quilhõezinhos”, “colhões” o “caralhinhos”. Todos muy poco católicos.
A pesar del nombre insólito del dulce, que mezcla lo profano con lo religioso, su origen no está en el culto a San Gonzalo. Este es un pastel con una historia muy antigua, con un pasado precristiano. Sonia Files, de la oficina de Turismo de Amarante, explicó, citada por Vice, que “el ritual de ofrecer los pasteles de San Gonzalo tiene su origen en la época romana, o incluso en sociedades pre y protohistóricas”.
Sin embargo, hubo momentos en que este dulce, considerado obsceno por muchos, generó polémica y controversia. A lo largo de los años, no han faltado grandes autoridades para levantarse contra esta herejía del pueblo, como la Iglesia y el régimen dictatorial del Estado Novo.
Los pasteles fueron prohibidos por el régimen de António Salazar. Sin embargo, los habitantes de Amarante continuaron haciéndolo en secreto. El retorno con fuerza se produjo en la década de 1970, tras el 25 de abril de 1974 y la implantación de la democracia.
El santo casamentero de las solteronas
Gonzalo de Amarante se hizo conocido por los matrimonios que ayudó a hacer, incluso le llamaban “el casamentero de las solteronas”, y por eso es una figura tan querida en Amarante. A pesar de no ser considerado santo por la Iglesia Católica, recibe honores de santo y una gran devoción por parte de los amarantinos.
Su reputación como casamentero fue fundamental para que se le asociara con el dulce. Al ayudar en muchas historias de amor, Gonzalo conquistó el respeto de la comunidad. La gente comenzó a relacionarlo con antiguos ritos vinculados a la fertilidad. Esta fue la oportunidad perfecta para fusionar el paganismo con el cristianismo.
La gente dice que San Gonzalo salva incluso a las mujeres de la viudez, ayudándolas a volver a casarse a una edad avanzada. Se dice que el beato también ayuda a resolver la impotencia sexual. Los hombres le rezaban con la esperanza de obtener una solución a este problema. Mujeres solteras frotaban sus cuerpos contra la tumba del santo en busca de fertilidad o de marido.
La gente de Amarante comenzó a honrar a San Gonzalo con el falo, símbolo tan antiguo como la existencia humana. El dulce está elaborado con la originalidad de los dulces tradicionales, pero no hay una receta específica, cada pastelero hace el pastel a su manera. Los ingredientes principales son: azúcar (grueso y fino), harina, mantequilla y huevos. Sin embargo, el secreto está en el tipo de masa utilizada. La cobertura azucarada del dulce se hace al final.
Los “colhões de San Gonzalo” se pueden encontrar fácilmente en cualquier pastelería de la ciudad y hay épocas específicas del año en las que los pasteleros de Amarante están muy ocupados. En enero, por ejemplo, el negocio de la repostería aumenta exponencialmente, pues es tradición ofrecer a familiares y amigos el pastel fálico como forma de celebrar la fertilidad y la bonanza en el nuevo año.
Durante el mes de junio, cuando se celebran las fiestas en honor al patrono San Gonzalo, era tradición que los chicos ofrecieran estos pasteles a las chicas, una especie de carta de amor azucarada y poco sutil.
¿Qué visitar en Amarante? Además de comer los pasteles con forma fálica
San Gonzalo está tan presente en la ciudad que dos de las atracciones más conocidas de Amarante llevan su nombre. Es imprescindible visitar el puente de San Gonzalo, una construcción de arquitectura civil barroca y neoclásica de finales del siglo XVIII. Junto al puente se encuentra la iglesia del Convento de San Gonzalo, donde se encuentra la tumba del beato.
Dentro del edificio del convento, en el corazón de Amarante, se encuentra el Museo Municipal Amadeo de Souza-Cardoso, donde se pueden apreciar muchas de las obras del conocido pintor modernista portugués nacido en un pueblo cercano.
Detrás de la iglesia de San Gonzalo se encuentra la iglesia de San Domingos. Terminada en 1725, este templo de estilo barroco fue restaurado en 2011. Actualmente, también alberga un museo de arte religiosa.
El Solar dos Magalhães es un edificio con más de 600 años de historia. Construida en el siglo XIX, la casa solariega fue un símbolo de resistencia contra la invasión de las tropas napoleónicas. Incendiada por las tropas francesas en 1809, solo quedan los muros exteriores de la estructura original de la mansión.
El parque do Ribeirinho es un excelente lugar para relajarse y hacer un picnic en la margen izquierda del río Tâmega. El sitio cuenta con estacionamiento y una gran área con árboles junto al río desde donde se tienen las mejores vistas del puente de San Gonzalo y del centro histórico.
En la margen derecha del río Tâmega se encuentra la playa Aurora, también conocida como playa de los Poços. Cuenta con bar, restaurante y muelle para actividades acuáticas como piragüismo o paseos en barco.
Ângela Coelho
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