La alcantarilla de Carmona que sirve de entrada a un antiguo hipogeo romano
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02.11.2022
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No todas las tapas de las alcantarillas llevan al sistema de desagüe de las urbes. Existen algunas, no demasiadas, que esconden secretos que ni quienes los buscaban se podían imaginar que estaban allí. Una de esas afortunadas es Carmona, una localidad sevillana que puede presumir de tener un santuario hipogeo romano al que se puede acceder a través de una puerta puesta en el suelo.
Cuando los arqueólogos llegaron a él encontraron cosas tan sorprendentes como restos óseos, hornos, una escultura de terracota del dios Mercurio fabricado a la manera indígena y un sello para engarzar en un anillo fabricado en la piedra semipreciosa cornalina con la imagen de Cupido tallada, entre otras cosas. Aunque todo parezca un tanto peculiar –¿a cuántos monumentos se entra a través de un agujero en la acera?– tiene explicación. Nadie mejor que Juan Manuel Román, uno de los arqueólogos municipales que descubrió las ruinas, para explicar toda la historia.
-¿Cómo llegaron al hipogeo romano?
El santuario hipogeo romano de la calle San Felipe se descubrió en el año 1999 durante unas excavaciones que se hicieron previamente a la construcción de la casa que hay encima. En Carmona es obligatorio hacer un estudio antes de erigir edificios cuyas obras puedan poner en peligro o alterar el sustrato arqueológico. El Servicio Municipal de Arqueología empezó a hacerlas el año 85, con lo cual a día de hoy tenemos bastante información del substrato arqueológico que hay.
Pero nos dimos una sorpresa porque no nos esperábamos el hallazgo en este callejón en concreto. Está en una ladera, porque Carmona no es plana sino que tiene elevaciones naturales. Encontramos en un corte en la roca una especie de enterramiento, como un escalón de cinco metros de altura hecho en época romana. Y sobre ese escalón, vimos que había tres estancias subterráneas dentro de la roca.
-¿Cómo fue el proceso de la excavación?
Fue bastante interesante. Apareció una cantidad extraordinaria de materiales de cerámica y de metales, poco habituales y bastante bien conservados. Digamos que aquellas piezas se habían mantenido allí como en una especie de caja fuerte que apenas se había alterado en épocas posteriores.
Realmente no conocemos nada similar. El tipo de roca calcarenita sobre la que se asienta Carmona es fácilmente trabajable porque no es muy dura y resiste bastante bien a los colapsos, pero este tipo de instalaciones no los habíamos visto antes, con unos hornos y unas hornacinas en su interior.
-¿Qué eran esas estancias equipadas con hornos originalmente?
Creemos que ahí no había solo esas tres estancias, sino que si pudiéramos excavar esa zona encontraríamos más. Pero tenemos el problema de las limitaciones de la arqueología urbana, no es como cavar en el campo donde no tienes límites. Aquí tienes que contar con los medianeros de las casas de la zona y no puedes ampliar como a ti te hubiese gustado. Esto dificulta la interpretación de los restos que has encontrado.
Nuestra hipótesis es que corresponde a parte de un santuario, un centro religioso que por aquel entonces estaba en las afueras de la ciudad. Aunque ahora está dentro de lo que hoy es el conjunto histórico de Carmona, en el siglo I o II antes de Cristo, en épocas romanas republicanas, eso estaba fuera de la ciudad. Además, está junto a una de las salidas principales de Carmona, la cuesta de San Mateo, una de las puertas principales de la ciudad, por lo cual sería una especie de ermita como las que están afuera de los pueblos. Pensamos que posiblemente se trate de un santuario dedicado al dios Mercurio romano o Hermes en griego.
-¿Se puede visitar el hipogeo romano?
Cuando hicimos la excavación, nos pareció que era de gran interés dejarla, por lo menos, accesible. Lo normal es que, una vez documentados los restos y determinar las medidas de conservación que haya que tomar de cara a las nuevas obras, es que se tape y se construya la vivienda. En este caso, llegamos a un acuerdo con los propietarios, que cedieron parte del sótano que tenían previsto para que pudiéramos hacer un acceso directo desde la calle. Hubiera sido mucho más fácil hacerlo desde la casa, pero con cada visita hubiéramos tenido que molestar a los propietarios.
De forma puntual se organizan visitas. Normalmente con los programas que se hacen desde el ayuntamiento de Carmona, como el Octubre romano o en verano con la Carmona Oculta, en la que los arqueólogos municipales hacemos visitas generalmente a sitios donde no se puede acceder de forma habitual.
-¿Qué se ve dentro del hipogeo romano?
Se pueden ver dos de las tres estancias. Una tuvimos que cerrarla por problemas de incompatibilidad con la cimentación de la vivienda. Es muy interesante estar dentro del propio recinto, porque no es que veas la excavación desde fuera sino que estás dentro. Hay una puerta monumental de sillares y una serie de estructuras de hornos. En general, al visitante le suele gustar bastante.
Carmen López
Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.
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