El pasado 5 de febrero, la plataforma de streaming y productora Netflix publicó en su perfil de Twitter las primeras imágenes de la serie española Alma, cuyo rodaje termina dentro de unas semanas. Muchos de los datos que se conocen acerca de esta nueva ficción son interesantes, pero uno de los que más ha resaltado es que Asturias es la tierra en la que se emplazan todas las localizaciones.
Al menos para los habitantes de ‘la tierrina’, muchos de los cuales han actuado como actores figurantes. Además, el director Sergio G. Sánchez, originario de Oviedo, movilizó a un equipo de unas cien personas hasta el norte de España para filmar los diez capítulos de la serie. ¿Los escenarios? La mayoría de ellos en Llanes, aunque también encendieron las cámaras en la capital, la Cuevona de Ardines en Ribadesella y en la playa de Porcía en El Franco. Asimismo también estaba previsto que pasaran por concejos como Valdés, Gijón o Caso, según información publicada en la prensa regional.
Un dato curioso y bastante sorprendente es que el gigante estadounidense del ‘streaming’ ha donado dos secuoyas al concejo de Siero para que las plantara en el parque de La Cebera, en Lugones. Por lo visto fue un gesto de agradecimiento de Netflix a la localidad que acogió parte del rodaje y un impulso para mejorar el estado de dichos jardines, el espacio verde más importante del lugar.
No es la primera vez que Sergio G. Sánchez lleva sus producciones a Asturias, ni mucho menos. El realizador lleva apostando por su tierra como escenario desde hace bastantes años. Cuando fue guionista en la película El Orfanato (2007), dirigida por José Antonio Bayona, escogió el palacio de Partarríu, también en Llanes, para que fuese el edificio en el que se desarrolla la trama. Aunque es necesario apuntar que solo se muestra el exterior, porque el interior está rodado en unos estudios en Barcelona.
Para su primer largometraje como director, El secreto de Marrowbone (2017), volvió a desplazar a su equipo a el Principado. Grabaron en Pravia, en la antigua fábrica de Armas de La Vega en Oviedo y en playas como Xagó en Gozón o el Silencio en Cudillero. Entre ellos se encontraba la productora Sandra Hermida, que también había estado relacionada en otros proyectos cinematográficos rodados en Asturias como La torre de Suso (Tom Fernández, 2007), en concreto en Castrillón, Mieres y Aller.
Por supuesto, la de G. Sánchez no es la única ni la última película que se rodará allí, en gran parte gracias al esfuerzo de entidades como Asturias Film Commission. En principio, este próximo verano –si la crisis sanitaria no modifica los planes– Santiago Segura estrenará su película ¡A todo tren! Destino Asturias, protagonizada por él mismo y el cómico Leo Harlem. Las localizaciones están emplazadas en Madrid y como su propio nombre indica, en la comunidad cantábrica aunque aún no se han publicado más detalles.
Se prevé que sea un éxito de taquilla, teniendo en cuenta lo que el director recaudó con sus dos películas anteriores, también de género familiar y tituladas Padre no hay más que uno (2019) y Padre no hay más que uno 2: La llegada de la suegra (2020). Lo mismo que ocurrió con la comedia Si yo fuera rico, dirigida por Álvaro Fernández Armero en 2018 y que fue todo un triunfo (llegó incluso a quitarle el número 1 a El Joker). Los protagonistas Álex García, Adrián Lastra o Alexandra Jiménez aparecen acompañados en pantalla por los más de 500 extras que participaron en la producción. La mayor parte lugareños, claro.
Casi el total de las imágenes asturianas están rodadas en Gijón, en puntos emblemáticos como el paseo de Begoña o la Universidad Laboral, aunque también se puede ver la playa de Salinas. Incluso sale el aeropuerto, al que le otorgan unas dimensiones que poco tienen que ver con la realidad, pero es lo que tiene la ficción. Como se ha dicho, la película tuvo muy buena acogida, aunque el público asturiano se cachondeó un poco del acento asturiano que intentaron poner los actores, que no siempre lo bordaron.
Acantilados, playas y drones
Asturias Film Commission (AFC), mencionado unos párrafos antes, es un servicio público de “apoyo a los rodajes en Asturias y promoción del territorio como plató natural”, según su propia definición. Según un estudio de TCI Research, 80 millones de viajeros eligen su destino basándose en películas y series de televisión.
Este dato puede encontrarse en la web de Fitur Screen, el espacio dedicado a ese turismo relacionado con las producciones audiovisuales en FITUR, la feria de turismo por excelencia en España. Desde él se hace hincapié en cómo un rodaje, por ejemplo, es una forma importante para activar la economía del lugar. Otras cifras en las que se apoyan: “según los datos oficiales facilitados por la Asociación de Productores APPA, la economía que se genera a través de los rodajes de cine y series de televisión llega a los 646 millones de euros anuales, a los que hay que añadir los 457 millones que generan los rodajes publicitarios”.
Conscientes de la oportunidad que supone para el Principado este tipo de turismo, la AFC elaboró un vídeo en el que recopilaron las diferentes producciones audiovisuales –películas, anuncios, videoclips– que se han realizado en la comunidad en los últimos años (la llegada de la Covid-19 ha trastocado todos los planes, pero se espera que solo sea un parón pasajero).
Lo que arde (Oliver Laxe, 2019), La distancia (Fernando Lorenzana, 2018), Bajo la piel del lobo (Samu Fuentes, 2017) son algunas de las pelis que se recogen en el resumen. También videoclips como el de las canciones Muiñeira para a bruxa de Rodrigo Cuevas, Verano inmenso de Pauline en la playa o El trato de Alejandro Sanz, por nombrar solo algunos de los títulos incluidos.
Si el Principado siempre ha podido presumir de su gastronomía, el carácter de sus gentes y sus parajes, ahora también puede decir que es un escenario de película sin estar exagerando.
Carmen López
Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.
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