En cada estación, la Ribera del Duero adquiere un color diferente. Son las cepas que cubren sus campos que se entremezclan con los montes, que van cambiando sus tonalidades desde que brotan en primavera, hasta la época de cosecha, en el mes de septiembre. Los campos pueden ser verdes, amarillos, naranjas, rojos… Solo has de elegir una tonalidad y acercarte a disfrutar del paisaje mientras catas algunos de sus deliciosos caldos.
Esta zona vitícola se ubica, como su nombre indica, a lo largo de la Ribera del Duero. En total son 110 kilómetros que abarcan parte de Valladolid, Soria, Burgos y Segovia. Gracias a su variedad de suelos, el clima continental (con inviernos fríos y veranos calurosos), la altitud y su variedad de uva principal, tempranillo, los vinos de la Ribera del Duero están entre los más prestigiosos de España y cuenta con Denominación de Origen propia.
Según los datos de la D.O Ribera del Duero, actualmente hay 302 bodegas inscritas en la zona. Más de 60, además, pertenecen al consorcio de la Ruta del Vino Ribera del Duero, lo que significan que forman parte de la ruta turística, se pueden visitar, ofrecen catas y talleres.
Como desde EscapadaRural no hemos podido visitarlas todas -de ser así quizá no recordaríamos ni dónde estuvimos- aquí os dejamos tres de ellas en las que sí hemos estado y que, por su historia, calidad de los vinos y entorno creemos que son una gran elección en la Ruta del Vino.
Dominio de Atauta
Nuestra primera parada es el Dominio de Atauta, una pequeña bodega situada en un valle de Soria cubierto de viñedos a mil metros de altitud. Allí nos esperaba Charlot para llevarnos en coche por las pequeñas parcelas donde están repartidas las viñas. En total, Dominio de Atauta tiene más de 700 y, debido a su reducido tamaño, todas las labores se hacen a mano, de forma tradicional.
Dominio de Atauta puede presumir de tener algunos de los viñedos más antiguos de Europa, datan de antes de la filoxera. Han sobrevivido gracias al mimo de sus productores y a que los productos que se usan son naturales, sus suelos son tratados con compost vegetal y animal.
La producción es pequeña, pero muy valiosa. De ella salen vinos como Parada de Atauta, un tinto juvenil y fresco con notas de fruta roja; y el propio Dominio de Atauta, un tinto con notas de plantas aromáticas; entre otras delicias.
Tras una pausada cata en Dominio de Atauta no podemos dejar pasar la oportunidad de acercarnos hasta el pueblo de Atauta. Un pequeño entramado de casas de piedra a cuyos pies se sitúa uno de los conjuntos de bodegas con más encanto de España: El Plantío. 141 bodegas y 25 lagares subterráneos que emergen del campo como si casitas de hobbits se trataran.
La mayor parte de las bodegas de El Plantío datan del siglo XIX y, aunque a lo largo de la historia algunas de ellas fueron abandonadas, una gran parte han sido reformadas. Actualmente no es posible entrar si no es con un vecino de la localidad, pues son particulares. No obstante, se ha musealizado uno de los lagares que sí se puede visitar (para ello será necesario avisar en el ayuntamiento) y en varias de las bodegas hay paneles donde se explica la historia del lugar.
El Plantío de Atauta fue declarado Bien de Interés Cultural en 2017.
Bodegas Pradorey
En las bodegas de Pradorey podemos sumergirnos en la historia de España, pues en las 3.000 hectáreas donde se ubica son tierras que pertenecen al Real Sitio de Ventosilla, tierras que antaño fueron compradas por Isabel la Católica. Hoy, en ellas podemos encontrar la posada Pradorey, construida en el siglo XVII como palacete de caza para el rey Felipe III en el que pernoctaron personalidades ilustres como Lope de Vega o Rubens.
Te recomendamos la visita, aunque solo sea para probar las delicias de su chef Giorgio. Ahora en época de vendimia hay menús degustación, puedes conocer sus interiores y darte un paseo por su granja.
Rodeada de jardines y bosques, Pradorey cuenta con más de 500 hectáreas de viñedos. En el terreno también está la bodega, cuyos interiores son uno de los más bonitos de esta zona de Burgos. No nos extraña que sea una de las más visitadas de La Ruta del Vino Ribera del Duero.
El tour incluye un paseo por sus viñedos y una explicación de todo el proceso de elaboración de sus vinos. En vendimia, además, incluye la opción de poder experimentar el pisado de la uva. La principal característica de Pradorey es que todos sus caldos están elaborados con uvas propias de la finca. Cuentan con una amplia variedad de uva, siendo la Tinto Fino (la versión local de la Tempranillo) la más destacada.
Algunos de los vinos que tuvimos la oportunidad de probar fueron La Mina, reserva de 2018, bastante especiado y con aroma a tabaco y chocolate; y Adaro, un homenaje al fundador de la marca. Entre su enorme lista también están el gran reserva Finca Real Sitio de Ventosilla, Finca Valdelayegua o Salgüero, entre otros.
Bodega Viña Arnáiz
En Burgos, justo enfrente del pueblo de Haza, en el que destaca su torre del Homenaje que puede ser visitada gracias a la iniciativa de Museos Vivos, está Viña Arnáiz. Una bodega situada en un mar de viñedos de 100 hectáreas cuya arquitectura nos hace transportarnos a la época medieval. Un viaje que contrasta con su moderna maquinaria de sus interiores para la elaboración y envasado del vino, que parecen venir del futuro. La visita a Viña Arnáiz es toda una sorpresa.
Su principal característica, tal y como nos explicaron durante la visita, es la apuesta por el desarrollo sostenible. Por ello, la bodega se construyó con materiales reutilizables. Otra de sus medidas para respetar el medioambiente y que se puede ver en esta época es que, curiosamente, la vendimia se realiza durante la noche. El objetivo es aprovechar las bajas temperaturas y reducir el coste energético para mantener frío el producto.
La bodega cuenta con una capacidad de 1.000 botellas y 6.000 barricas. Entre sus caldos más preciados, y que tuvimos la suerte de degustar, están Viña Arnáiz, un tinto de crianza de sabor intenso y lleno de matices; y La ermita.
Viña Arnáiz también se encuentra en una zona con mucha historia. Antiguamente aquí se situaba el poblado de La Magdalena, uno de los enclaves de la expansión cristiana. La fortificación que corona el pueblo de Haza fue un bastión estratégico para defender el Duero. También fue la cuna de personalidades como Santo Domingo de Guzmán -fundador de la Orden de los Dominicos- y su madre Doña Juana de Aza.
Laura Fernández
Periodista, blogger y viajera. No necesariamente en ese orden. En ocasiones me despierto sin saber dónde estoy. Adicta a los cómics y a los noodles con salsa de cacahuete. Redactora en @escapadarural, colaboradora en la Conde Nast Traveler y en la Divinity. Mi casa: Meridiano180.
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me guataria visitar varias bodegas y la ciudad