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No hay mejor manera de conocer un territorio, su paisaje, cultura y gente, que a pie o en bicicleta, a un ritmo pausado y asimilando cada detalle de lo que te rodea. Con el Camino Mozárabe de Santiago surcaremos, además, un territorio rico en historia.
La huella andalusí nos ha legado joyas arquitectónicas tan sobresalientes como la Mezquita de Córdoba o la Alhambra de Granada, pero el Camino también cuenta con otros bienes patrimoniales de carácter excepcional, como el enclave arqueológico de Los Millares: la primera ciudad del Occidente europeo cuyas murallas superan los 5.000 años de antigüedad.
Si Andalucía forma el mayor puzle paisajístico de la Península, la gran baza del Mozárabe es que en sus etapas hay representación de todos los paisajes.
El desierto de Tabernas, los badlands de Guadix, la alta montaña de Sierra Nevada, las fértiles vegas de Granada, Antequera y Córdoba, la dehesa de Sierra Morena o la campiña olivarera de Jaén, el mayor bosque humanizado del mundo… Son solo testimonio de una riqueza patrimonial representada por dos Reservas de la Biosfera de las nueve presentes en Andalucía, un parque nacional y un geoparque, cuatro reservas/destinos starlights o cinco bienes Patrimonio Mundial.
Pero sólo es un aperitivo de una calzada jubilar utilizada durante siglos por los cristianos que vivían en los reinos andalusíes, a quienes se conocía como «mozárabes». Camino de guerra, también lo fue de paz, comercio y difusión de ideas. Los peregrinos partían de Almería, Granada, Málaga y Jaén, confluían en Córdoba para superar Sierra Morena por el Valle de Los Pedroches y alcanzar después Mérida, donde la calzada se unía a los Caminos Mozárabes del Sur.
Provenientes estos de Sevilla, Huelva y Cádiz, en la Emerita Augusta romana enlazaban con la milenaria Vía de la Plata y proseguían como un solo camino hasta Santiago de Compostela.
El patrimonio del Camino Mozárabe
El Camino Mozárabe es de los más largos de la peregrinación jacobea y muy disfrutón para los amantes de explorar la Andalucía más insólita. Durante el trayecto, utilizando calzadas romanas, caminos medievales, Vías Verdes y cañadas ganaderas, encontraremos:
Una naturaleza desbordante, con duende. Dependiendo del itinerario utilizado, conoceremos auténticas joyas paisajísticas. Así ocurre con el desierto de Tabernas, espléndido con el trasfondo de Sierra Nevada; las Cárcavas de Marchal, el Bosque Encantado de la Dehesa del Camarate y la Ruta del Gollizno, en Granada; el paraje natural del Torcal de Antequera y la Peña de los Enamorados, en Málaga; la inmensa campiña olivarera de Jaén y, en Córdoba, el geoparque de las Sierras Subbéticas y la inmensa y serena dehesa de Sierra Morena.
Enclaves arqueológicos llenos de magia, míticos. Al ya mencionado poblado y necrópolis calcolítico de Los Millares, se suman la ciudad andalusí de Bayyana (Pechina), el parque arqueológico romano de Torreparedones (Baena), el conjunto de los Dólmenes de Antequera o la ciudad omeya de Medina Azahara, entre otros. Estos dos últimos Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Un patrimonio monumental sobresaliente, legendario. Salpicado de una interesante y amplia arquitectura religiosa, caso de las catedrales de Jaén y Guadix, la mezquita de Fiñana, la Sinagoga de Córdoba o la iglesia de San Juan Bautista ‘catedral de la sierra’, lo que realmente identifica al camino es la cantidad y diversidad de elementos encastillados, de todas las épocas, en torno a los que han surgido pueblos de fábula.
Alcazabas y ciudadelas, como las de Almería, Antequera y La Mota; murallas, caso de Castro del Río; un sinfín de castilletes y torres vigía (Zuheros y Luque); y castillos de toda clase y orden: Vacar (almohade), Moclín (nazarí), Alcaudete y Martos (calatravos), Belalcázar y Jaén (góticos) o La Calahorra (renacentista).
No menos importancia tiene la arquitectura del agua, con representantes tan destacados como los baños árabes (Jaén, Granada o Córdoba), la acequia andalusí de Aynamadar, en Granada, el Molino torreón del Cubo (Torredonjimeno-Jamilena) o el mismo puente romano de Córdoba.
Una cultura gastronómica que satisface al foodie más exigente. Las tierras por las que avanza el Mozárabe son fértiles, generosas y cada plato tiene su momento y lugar. El camino ofrece la materia prima de cercanía y mayor calidad, como así queda certificado (DOP, IGP): AOVEs, vinos, jamones y embutidos, legumbres, quesos, pan, etc.
Las rutas del Camino Mozárabe
¿Dónde comenzar el Camino Mozárabe? Todas las provincias cuentan con puntos de interés y nos acercarán a la Andalucía más rural e insólita, ¡la de fábula! Te dejamos unas pinceladas de cada uno de estos caminos, para hacer a pie o en bicicleta:
Camino de Almería
Recorre en diagonal la Península Ibérica en un fantástico itinerario cultural. Alcanza los 1.219 kilómetros si lo completamos hasta Santiago de Compostela. Encadena los valles de los ríos Andarax y Nacimiento, rozando Tabernas, para dirigirse a Guadix y Granada por antiguos caminos romanos y andalusíes.
Camino de Granada
Son 1.020 kilómetros en los que viajaremos por tierras de contrastes, una ruta fascinante y cautivadora, que hipnotiza. Desde la alta montaña de Sierra Nevada a las ramblas, cárcavas y pueblos trogloditas de la depresión de Guadix, sin olvidar la frondosidad del valle Río Aguas Blancas y concluir en la ciudad palaciega de la Alhambra.
Camino de Jaén
Partiendo de Jaén y atravesando ciudades monumentales, como Martos y Alcaudete, se encuentra en algunos tramos con la Vía Verde del Aceite para sumar 980 kilómetros. Un camino histórico perfumado con el inconfundible aroma del olivo.
Camino de Málaga
Partiendo del mar para coronar la montaña, la longitud total es de 1.070 kilómetros. Ofrece interesantes monumentos con muestras de arte religioso de los siglos XVI y XVII, pero sobre todo brinda algunos de los paisajes más sorprendentes.
Camino de Baena por Córdoba
Desde la capital califal y hasta Santiago, habremos caminado 850 kilómetros. Antes de Córdoba, la campiña es ‘tierra de pan’, campos de olivar, cereal y viña. Por contra, superada la ciudad nos espera el bosque mediterráneo de Sierra Morena, el paisaje minero del Guadiato y la dehesa humanizada del Valle de los Pedroches, donde apreciaremos rebaños de ovino y vacuno y piaras de cerdo ibérico.
Consejos para hacer el Camino Mozárabe
- Cualquier época es idónea para caminar y disfrutar del enorme paisaje cultural que es el Camino Mozárabe de Santiago a su paso por Andalucía, pero precaución en verano, cuando los termómetros pueden alcanzar temperaturas elevadas. Sobre todo, en terreno de campiña y olivar.
- Siempre es recomendable llevar gorra o sombrero y evitar las bebidas alcohólicas, especialmente durante la marcha. Para salvar el calor, se aconseja empezar a caminar con la primera luz del día.
- Las pistas y senderos son casi totalmente ciclables, excepto algún tramo que bordear para vadear algún río o arroyo. En Andalucía, el Camino Mozárabe tiene etapas con poblaciones bastante alejadas, con distancias que pueden superar los 20 kilómetros entre núcleos habitados o puntos de avituallamiento. Hay que prevenir esa situación, llevar agua y algo de comida para coger fuerzas durante las pausas.
- Ruta jacobea que año tras año es más popular, cada día ofrece más instalaciones específicas para peregrinos. El camino está jalonado de albergues y, donde todavía no se han habilitado, se cuenta con una amplia oferta de pequeños hoteles y casas rurales que permiten el hospedaje, a buen precio.
- Conjuntamente, se ha desarrollado una interesante cantidad y diversidad de empresas que ofrecen servicio de guía y transfers de apoyo a los peregrinos, viajeros y caminantes.
Ahora solo nos queda decir: ¡Buen Camino!
Con la colaboración de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía. Cofinanciado con el Programa Operativo FEDER de Andalucía 2014-2020
Raquel Andrés
Periodista y aventurera. Colaboradora en Escapada Rural, Diari Nosaltres La Veu, La Vanguardia y otros medios. Habitante y amante de las zonas rurales, sea cual sea el destino. Procuro escaparme una vez por semana con las botas de montaña, el arnés o el neopreno. En mi mochila nunca falta saco ni esterilla. Ah, también soy un intento de baserritarra.
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