El carromato de circo donde dormir como un artista circense
Escrito por
06.03.2023
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6min. de lectura
“Había una vez un circo
Que alegraba siempre el corazón
Sin temer jamás al frío o al calor
El circo daba siempre su función”
Canción de Los payasos de la tele
En España, el circo tuvo su momento de esplendor a finales del siglo XIX y principios del XX. Este arte escénico, que se lleva reproduciendo desde la antigüedad, comenzó su declive en nuestro país en la década de los 70, según el Ministerio de Cultura. Fue con el desmantelamiento del Circo Price, uno de los circos más emblemáticos de Madrid.
Los circos ambulantes comenzaron entonces a cubrir las zonas de España donde ya no había espectáculos circenses. Muchos de los que sobrevivieron eran nacionales, aunque también había comitivas que venían de otros países de Europa. En 2021, según RTVE, aún quedaban 40 circos recorriendo España en carromato. Aunque, la diferencia con los de antaño es que muchos se han modernizado, pocos quedan ya con la antigua estética como los Raluy.
Uno de ello es el carromato de Tierra de Arte, en San Jorge (Castellón), que es muy similar al de la familia circense catalana. Se trata de una pieza de un antiguo circo que ya no está en funcionamiento, una reliquia prácticamente única en nuestro país en la que, además, podemos pernoctar y vivir una experiencia rural diferente.
Un carromato de circo que ha dado la vuelta al mundo
“Siempre viajar, siempre cambiar
(Pasen a ver el circo)
Otro país, otra ciudad
(Pasen a ver el circo)”
Canción de Los payasos de la tele
El carromato de Tierra de Arte data de 1930 y, aunque no se sabe a qué circo podría haber pertenecido, creen que pudo haber sido parte de la comitiva de un circo de Países Bajos.
“Lo trajo una holandesa que se vino a vivir al pueblo”, nos cuenta Abe, su propietario, por teléfono. “Lo iba a usar como casa. Pensaba reformarlo entero, ya que anteriormente había sufrido un incendio, pero hizo una restauración muy pequeña y cuando se estropeó lo vendió”.
Abe es artesano y fue el último tonelero de la Comunidad Valenciana. Debido a la crisis de la tonelería, en 2018 decidió cerrar su negocio, aunque continuó haciendo lo que mejor se le daba: la fabricación artesanal. Trabaja la madera, la piedra, el hierro… ningún material se le resiste.
“Cuando cerré el negocio y le estaba haciendo una casa de juguete a mi hijo mi mujer me preguntó, ¿y por qué no haces también una un poco más grande y la alquilas?”, explica Abe. Así nació Tierra de Arte y su primer alojamiento: la casa del árbol. Un alojamiento situado en los brazos de un viejo algarrobo centenario que hace realidad el sueño de cualquier niño, y adulto. Pues en su exterior, además, cuenta con un jacuzzi.
El carromato de circo fue la segunda de sus creaciones. “El carromato había dado la vuelta al mundo para actuar en diferentes escenarios y, aunque fue víctima de un incendio, en él aún quedaban las tallas de madera, los cristales tallados con pavos reales y estaba muy decorado por dentro, que no suele ser lo habitual”, cuenta.
Abe empezó a restaurarlo hace un par de años. Le abrió una puerta por el medio, ya que antes se entraba solo por detrás, y le puso una terraza en la parte delantera. “También tapicé todas las paredes con tela de seda, reformé el baño y añadí una cocina. La instalación eléctrica hubo que cambiarla entera para cumplir con la normativa”.
El carromato de circo está disponible desde el pasado mes de agosto y tiene capacidad para 4 personas, ya que cuenta con una cama de matrimonio y un sofá cama. Además de la terraza, hay barbacoa y los huéspedes también tienen acceso a la granja familiar de Tierra de Arte, donde los niños pueden interactuar con los animales. La amplia finca, decorada con esculturas realizadas por su mujer Sonia, artista plástica, dispone de una huerta ecológica y otra aromática.
Otro de sus alicientes son sus cielos estrellados. La falta de contaminación lumínica hace que tanto el carromato de circo como la casa del árbol sean dos alojamientos idóneos para contemplar las estrellas. De hecho, en este último hay una claraboya en su interior para contemplar el cielo nocturno.
Próximas creaciones: un barril de vermut
Abe ya está trabajando en sus próximas creaciones, cuyo requisito indispensable es que sean singulares. Próximamente, Tierra de Arte ofrecerá también una cabaña triangular de estilo nórdica o alpina; además de la posibilidad de dormir dentro de un barril de vermut.
“Es un barril gigante, de unos 60 litros”, dice. “Lo tengo desde hace más de 20 años y he decidido reformarlo. Mi idea es poder abrirlo el verano que viene como alojamiento”. Otras de sus adquisiciones también son un tren antiguo, barriles de vino con los que piensa crear casa de hobbits, así como construir un alojamiento de piedra como si se tratase de la casa de los Picapiedra.
Tierra de Arte cuenta con todo tipo de viajeros. Antes de la pandemia era algo más internacional, aunque en los últimos años la mayoría de sus huéspedes son valencianos o de otras zonas del país.
Además de su originalidad, otro de sus alicientes es su situación, pues se encuentran en un entorno natural en San Jorge, en el bajo Maestrazgo, una tierra repleta de castillos. Esta a solo 10 minutos en coche del mar (desde los alojamientos hay vistas a la costa), muy cerca del casco urbano, del campo de golf y de localidades como Benicarló y Peñíscola.
Laura Fernández
Periodista, blogger y viajera. No necesariamente en ese orden. En ocasiones me despierto sin saber dónde estoy. Adicta a los cómics y a los noodles con salsa de cacahuete. Redactora en @escapadarural, colaboradora en la Conde Nast Traveler y en la Divinity. Mi casa: Meridiano180.
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