Arévalo de la Sierra: el pueblo con el acebal más grande de Europa que se resiste a desaparecer
Escrito por
26.07.2023
|
7min. de lectura
Hoy viajamos hasta una pequeña población de la comunidad autónoma de Castilla y León, en la provincia de Soria. Entre campos, reservas naturales y varios arroyos encontramos Arévalo de la Sierra que, junto a Torrearévalo y Ventosa de la Sierra, conforma el término municipal.
Son muchos los pueblos sorianos que lamentablemente han visto como poco a poco ha ido desapareciendo la vida de sus calles pero, en Arévalo, hay una estela de esperanza. Este rayo de luz se mantiene gracias a los ganaderos (ganadería lanar, porcina y vacuna), los alrededor de 16 habitantes que siguen viviendo en la localidad y sus familiares, fieles a venir siempre que pueden.
Desde EscapadaRural contamos con la ayuda de Jorge Rivero Espuelas, hijo de Conchi Espuelas San Juan y nieto de Martina San Juan (considerada la mujer más longeva de Arévalo) para que nos guíe y cuente todo lo que esconde este bonito rincón y sus alrededores.
Desde el mayor bosque de acebos existente en la península y huellas de dinosaurio, hasta ríos y pantanos en los que refrescarse, pueblos con encanto e incluso algunos abandonados (como es el caso de Castellanos). También nos ayuda Esmeralda, enamorada de Arévalo y persona encargada del bar/cafetería en el centro del pueblo (al lado de la Casa del Parque, no tiene pérdida).
Arévalo de la Sierra como fórmula de la felicidad
Jorge vive en Barcelona y siempre que puede intenta acercarse hasta Arévalo para tener unos días de desconexión. “Para mi Arévalo es paraíso, familia, es esa calma en medio de un huracán que ofrece la posibilidad de seguir en contacto con las costumbres”, me explica con una sonrisa. “Tenemos conexión a internet desde hace relativamente poco (unos 7 años) y, si somos muchos, puede llegar a colapsarse. También depende de la compañía telefónica pero yo siempre que voy aviso de que he llegado bien desde la población vecina de Almarza”.
Esta felicidad puede ser compartida ya que Arévalo y sus alrededores cuentan con varios alojamientos donde poder pasar la noche. Jorge confiesa que: “Es complicado recomendar una temporada exacta para poder descubrir el municipio ya que cada estación ofrece algo distinto. Quizás recomendaría ir en Semana Santa, para las fiestas de Soria o en agosto”. Nos traslada también la bonita sensación de vivir al menos una vez en la vida las fiestas del pueblo, sentir las tradiciones, escuchar la banda y ver como todas las “peñas” se unen.
Hablando de tradiciones, la pequeña población guarda algunos juegos que se mantienen en el tiempo y que suelen jugarse en época festiva. Un ejemplo es “la tanguilla”, un juego de precisión donde el ganador es el que termina tirando una estructura cilíndrica con piezas redondas. También está el frontón (deporte por excelencia) y unos bolos de madera caseros hechos por los propios habitantes.
“Estas son quizás las pequeñas cosas que aportan felicidad: el poder seguir disfrutando de juegos que mi abuela jugaba cuando era joven, contemplar uno de los cielos con menos contaminación lumínica a la vez que se disfruta de las lágrimas de San Lorenzo, el sentir esa conexión con la naturaleza y los animales o incluso el poder dormir tapado en verano”, recuerda Jorge.
Por último, también nos comparte algunas formas de hablar que por el momento solo ha escuchado por la zona como “vamos a escote”, que se dice cuando cada uno se paga lo suyo o “Changarro”, que vendría a ser un niño más movido, como las campanas que se le colocan a las cabras (cencerro).
Verano en Soria: pozas, piscinas y playas en embalses
El interior también ofrece muchas posibilidades ahora que llega el verano. Arévalo y sus vecindades no iban a ser menos y sorprenden con alternativas para todos los gustos. A falta de playa, muy cerca encontramos la preciosa población de Sotillo del Rincón con varias pozas y piscinas naturales, como la que crea el río Razón a su paso por la población.
Otra bonita piscina natural que crea el mismo río es la conocida como “El Chorrón”, a escasos pies de una pequeña cascada creada por el río Rulaque, a la que según Jorge “se llega muy fácilmente preguntando desde Arévalo”. Para los amantes de la playa se recomienda hacer una visita al embalse de la Cuerda del Pozo, donde hay varias playas y calas de arena en las que dejarse perder.
El mayor bosque de acebos, huellas de dinosaurios y pueblos con mucho encanto
Esmeralda nos aconseja que si le damos una oportunidad a la provincia de Soria no dudemos en hacer parada en varios pueblos, incluido su querido Arévalo. Confiesa que es: “Un pueblo muy querido por la gente, por los familiares (los cuales comienzan a venir a partir del mes de junio y en algunas ocasiones teletrabajan), pequeño, abierto a quien quiera conocerlo y muy bonito”. También nos enfatiza que: “Quien venga no puede irse sin antes dar un paseo por la población y sus cuidadas casas de piedra, acercarse hasta la Casa del Parque de la Reserva natural Acebal de Guaragüeta, conocer el acebal o visitar la ermita del Santo Cristo”.
Muy cerca de Arévalo encontramos también muchos atractivos, sin irnos muy lejos y a tan solo 20 kilómetros está Sotillo del Rincón, con pozas para bañarse y espacios verdes muy valiosos. Los espacios verdes resultan tan impresionantes que hasta se conocen bajo el nombre de “La pequeña Suiza soriana”. Para los amantes de la filosofía se recomienda descubrir el vecino pueblo de Torrearévalo, hogar del famoso filósofo Don Julián Sanz del Río, conocido también como el apóstol/fundador del krausismo y quien impulsó la Institución Libre de Enseñanza.
Otro de los principales atractivos son las huellas de dinosaurio en el yacimiento de Santa Cruz de Yanguas. Hablamos de marcas que corresponden a ornitópodos y que tienen alrededor de 130 – 150 millones de años. Si sientes curiosidad por este periodo de la historia y quieres entender cuáles fueron los dinosaurios que poblaron las Tierras Altas de Soria, has de saber que hay una ruta para poder adentrarse de lleno: la Ruta de las Icnitas de Soria. Esta ruta incluye el yacimiento de Fuente Lacorte, San Roque, La Matecasa, Dehesa de Gallinero, Valdegén, Valloria y muchos más.
Por último, Jorge nos recomienda hacer una última parada en Almajano. Se dice que el pan de Almajano es uno de los más famosos de la zona y que es conocido por estar buenísimo, tener mucha más molla y aguantar un poco más que la media en ponerse duro. De hecho, Jorge nos comparte un dicho popular que dice: “Come rico, come sano, come pan de Almajano”.
Esmeralda, quien conoce la zona a la perfección nos lo confirma con una sonrisa: “Aunque yo compro el pan en la vecina población de Almarza, es cierto que el pan de Almajano tiene bastante fama”.
Alba Feliz
Redactora, productora audiovisual y graduada en turismo y dirección hotelera. Creo firmemente que viajar abre la mente y permite conocer otras realidades que quizás desconocemos. Me apasiona la fotografía analógica (la de toda la vida) y darle una oportunidad a los destinos menos conocidos.