25 cascadas que ver al menos una vez en la vida

La acrobacia en el mundo natural no tiene nada que ver con el esfuerzo y la habilidad, sino con la adaptación. La orografía y la gravedad señalan el camino por donde deben fluir los ríos hasta que se encuentran con el vacío.

Es entonces cuando nosotros admiramos la acrobacia de los saltos porque nos encantan las cascadas y, aunque no sabemos por qué, nos reconforta su sonido y su imagen nos enmudece .

Dependiendo de dónde caiga, la cascada se llamará salt, chorro, fervenza o cachón, pero es el agua ante el vacío que cae con estrépito y que habitualmente forma una poza la que nos alivia los veranos. En este post te mostramos las cascadas en España que nos encantan y no deberías perderte.

1. Pozo de los Humos (Salamanca)

Tan grande es el golpe del río Uces despedazándose en una caída de 50 metros que se genera una nube de vapor a su alrededor. Como en las cataratas del Niágara. El Pozo de los Humos es una paisaje insuperable del Parque Natural de Arribes del Duero, entre Masueco y Pereña.

2. Salto de la Poveda (Guadalajara)

Está en el Parque Natural del Alto Tajo, muy cerca de Poveda de la Sierra y de Peralejos de las Truchas. Lo habitual es realizar una breve excursión desde el aparcamiento de laguna de Taravilla. Se trata de una ruta circular de 6 km, ampliable a 10 km si decidís pasar el día en el área recreativa de la Fuente del Berro.

3. Artazul (Navarra)

El cañón de Artazul está en la sierra de Goñi, en Navarra. El salto de agua no es accesible para todo el mundo, pero este paraje se ha convertido en uno de los mejores descensos del Reino navarro por su belleza y porque se puede practicar todo el año. Rápeles y saltos durante tres horas sin interrupciones, por lo que no es una ruta para recién iniciados.

4. El salto del río Borosa (Jaén)

El sendero de la Cerrada de Elías (o de la Cerrá) recorre una garganta sinuosa quebrada por la paciencia del río Borosa sobre la sierra de Cazorla (Jaén). La ruta, sobre pasarelas de madera que siguen el curso del río, comienza en la torre del Vinagre, junto al jardín botánico y la piscifactoría, en la carretera que une Cazor y el pantano del Tranco.

5. Cascada del Ézaro (A Coruña)

La cascada de Ézaro es la única de toda Europa que desemboca en el mar. Está en Ézaro (A Coruña), en la Costa da Morte, y el río es el Jallas. Está iluminada, por lo que de noche es un espectáculo insólito. En agosto, Ézaro celebra A festa da praia: una buena oportunidad para contemplar la cascada de Ézaro junto a sus vecinos.

6. Bosque de Muniellos (Asturias)

En este caso no os lo recomendamos solo por el salto de agua. El bosque de Muniellos es el mayor robledal de España y sólo admite 20 personas de visita al día. Está en Asturias, en el suroeste, y forma parte del Parque Natural Fuentes del Narcea, entre tres montes: el de Muniellos, el de Valdebois y el de La Viliella. Es el bosque con cita previa, declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco, con un régimen de conservación estricto.

7. Monasterio de Piedra (Zaragoza)

Los ingleses hablaron por primera vez en prensa del Monasterio de Piedra el 1871: era la Fraser’s Magazina y dijeron que era una de las curiosidades más extraordinarias de Europa.

Está en Nuévalos (Zaragoza). Junto al río Piedra y sobre las ruinas de un castillo, el monasterio original lo mandaron construir trece monjes de la Orden Cisterciense del Monasterio de Poblet (Tarragona). Se trata de un espacio protegido para recorrer durante casi tres horas entre cascadas, bosques y cavernas.

8. Salto de la Novia (Castellón)

Se conoce como «el salto de la novia» pero en los registros topográficos se trata de la cascada del Brazal. Está en Navajas, un pueblo líquido de fuentes innombrables y curativas donde ha crecido un olmo desde 1636. El Salto de la novia se despeña a 30 metros de altura hasta el río Palancia. Se decía que las novias debía saltar para tener un matrimonio feliz, fértil y envidiable. Una de ellas, cuando las leyendas eran verdad, se llevó al novio al fondo del río por un resbalón.

9. Cascada del Aljibe (Guadalajara)

Esta cascada en dos tiempos es un complemento perfecto de la Ruta de los Pueblos de la Arquitectura Negra, de modo que la naturaleza se integra en una escapada de turismo cultural en Guadalajara. La ruta se inicia desde el pueblo El Espinar (no confundir con el de Segovia) y es apta para todo el mundo: un itinerario circular de menos de 10 km.

10. Cascada de la Tobalina (Burgos)

La cascada de Pedrosa de la Tobalina se encuentra al norte de Burgos, en la comarca de Las Merindades, entre los municipios de Pedrosa de Tobalina y La Orden. El río Jerea, afluente del Ebro, es el responsable. No tiene una caída espectacular, pero es bellísima. Son 12 metros de altitud y 100 metros de longitud que hemos seleccionado para las 7 maravillas de Burgos.

11. Nervión (Álava – Burgos)

El salto del río Nervión es el más grande del país. El agua se derrama a 222 metros en el límite entre las provincias de Álava y Burgos. El espectáculo es admirable desde el mirador, desde donde también se contempla el cañón del Nervión y el valle de Délika. Hay un proyecto en marcha para construir un mirador sobre el acantilado.

12. A Seimeira de Vilagocende (Lugo)

Es un lugar precioso al que se debe ir bien calzado. Pertenece al término de Fonsagrada, en Lugo. Se trata de un salto de agua de unos 50 metros (una de las cascadas más grandes de Galicia). Desde Vilagocende se tarda unos 15 minutos a pie hasta la cascada.

13. San Pedro del Molino (Sierra de Albarracín, Teruel)

Es una cascada de unos 12 metros de altura que cae en una poza. En verano, la zona suele estar concurrida. Para llegar, podéis dirigiros hacia la localidad de El Vallecillo. Allí podéis dejar el coche y seguir caminando por el sendero.

14. El Salto de Sallent (Barcelona)

Rupit es un pueblo precioso de Barcelona. La riera de Rupit, afluente del Ter, recorre la villa y se precipita, tras cruzar el puente de los Tres Ojos, en el salto de Sallent, de unos 100 metros de altura. Su caída vertical es un reclamo para los que practican rapel. Las aguas de la riera van a dar a la poza del Diablo, desde donde se amansan para atravesar el bosque de las Guillerías hasta el embalse de Susqueda.

15. Cascada de Maro (Nerja, Málaga)

Puede que conozcas Nerja porque es un lugar de costa encantador o por sus cuevas, pero la cascada de Maro se conoce poco. De hecho, la cascada viene de la cueva de Nerja a través del arroyo Sanguino. La cascada está entre los acantilados de la sierra de Tejeda, Almijara y Alhama frente al mar. Forma parte del Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo. La cascada de Maro tiene 15 metros de altura. Lo más recomendable para llegar a ella es el kayak, remando con cuidado.

16. Nacimiento del río Asón (Cantabria)

Parece un lugar de película. Encontraréis la cascada de camino hacia el pueblo de Asón. Entre las curvas de la carretera de montaña se disponen dos miradores. El primero es el de los Collados del Asón, con una panorámica imprescindible. El segundo mirador (muy cerca y tras una curva cerrada, atentos) es el del nacimiento del Asón. Podréis llegar a pie de esta cascada de 70 metros de altura a través del sendero PR-S 14. En cambio, desde Asón hay una un poco más larga, de 7,5 km (ida y vuelta), pero con apenas desnivel.

17. Cola de Caballo (Huesca)

Una de las rutas más populares del valle de Ordesa (declarado Patrimonio de la Humanidad en 1997) es la que va desde la Pradera de Ordesa hasta la Cola de caballo, pasando por las Gradas de Soaso. Es una ruta de 17,5 km (ida y vuelta) que sigue el GR-11 y remonta el valle a contracorriente del río Arazas. Hasta las Gradas de Soaso la pista es cómoda, entre bosques y prados. Desde las Gradas hasta la Cola de caballo el sendero se estrecha. La cascada está en el Circo de Soaso.

18. Orbaneja del Castillo (Burgos)

Un pequeño pueblo burgalés llama la atención en medio del espectacular cañón del Ebro, por su arquitectura y por su naturaleza, en un primer golpe de vista. El arroyo cruza Orbaneja y se une más adelante en cascada al río Ebro. El arroyo se encauza bajo las casas y rozando las fachadas hasta que forma un salto de agua que acaricia las piedras. Ese es el rincón más fotografiado, aunque hay más cascadas en Orbaneja. Las aguas subterráneas que llegan desde Bricia han ido configurando la Cueva del agua de Orbaneja, visitable con un guía.

19. Cascadas de Oneta (Asturias)

Llamadas así por la aldea que está situada en los alrededores, las cascadas de Ometa son tres caídas de agua situadas en medio de la naturaleza en el concejo de Villayón, en Asturias. La mayor de ellas, La Firbia, llega hasta los 15 metros de altura. Es la más fácil de encontrar, ya que es la primera de las tres y el sendero es más accesible. La segunda de las cascadas, que corresponde a la de esta imagen, es A Firbia d’abaxo o la Ulloa. Es algo más pequeña y no tan vertical, aunque su visita merece la pena.

Por último, la tercera cascada, A Maseirúa, es la más pequeña. Su acceso es el más complicado de las tres, ya que el camino ha sido borrado por la vegetación que la rodea. Las cascadas de Oneta fueron declaradas Monumento Natural en 2001.

20. Cascada de Sorrosal (Huesca)

En la vertiente sur de los Pirineos, a pocos minutos del centro de Broto (Huesca) no hay que perderse la cascada de Sorrosal. El agua proviene del río Ara y se puede acceder hasta la base del salto a través de un sendero que no presenta dificultades. Los más aventureros también pueden optar por hacer la vía ferrata que llega hasta la parte superior de la cascada.

21. Cascada de Los Colores (La Palma)

La naturaleza es sorprendente. Un buen ejemplo es la cascada de Los Colores, situada en La Caldera de Taburiente, La Palma. Fue construida por el hombre en los años 60, aunque no para atraer el turismo. El objetivo era conseguir agua de la caldera, así que se levantó una pared. Los colores se deben al hierro del agua, que ha coloreado el entorno junto con el musgo y la tierra volcánica.

Existen dos formas de llegar hasta la cascada de Los Colores. La forma más corta es desde el aparcamiento del barranco de las Angustias, siguiendo el río. La segunda opción es más larga y costosa, ya que desde el aparcamiento hay que coger un taxi hasta el mirador de los Brecitos para luego ir descendiendo hasta la playa de Taburiente y continuar desde el Reventón. Esta última requiere más tiempo, aunque es la más frecuente debido a la belleza del lugar. En nuestro post La curiosa Cascada de Colores en la Caldera de Taburiente te dejamos la ruta completa.

22. Cascada de Xorroxin (Navarra)

Entre castaños, robles y avellanos está la cascada de Xorroxin. Un salto de agua que proviene del arroyo Iñarbegi, afluente del Bidasoa, y que está en el municipio de Baztán. En total, la cascada cuenta con 4 metros de altura y tiene su propia leyenda. Según la cultura popular del lugar, en Xorroxin es donde se reúnen las sirenas (lamias, en la mitología vasca) para peinarse el pelo con su cepillo de oro. Dicen que, aunque son muy amables, si les quitas el peine pueden enloquecer.

23. Nacimiento del río Cuervo (Cuenca)

El río Cuervo, en Cuenca, nace dejando una de las estampas más bonitas de la zona. Sobre todo en invierno, cuando el agua de los numerosos saltos que discurren por las rocas a más de 1.400 metros de altitud se queda congelada. La belleza del lugar ha hecho que fuera declarado Monumento Natural en 1999.

El nacimiento del río Cuervo forma parte del Parque Natural Serranía de Cuenca. Existen varias rutas de senderismo donde, además, se pueden ver diferentes tipos de aves. El camino que llega hasta las cascadas y el nacimiento es circular y mide 1,5 kilómetros.

24. Fervenza do Toxa (Pontevedra)

En Pazos, en el concejo de Silleda (Pontevedra), está la Fervenza do Toxa. Un conjunto de cascadas de unos 30 metros de caída rodeadas de bosques de carballos, alcornoques y castaños. En la parte superior del valle hay un mirador donde se pueden contemplar los saltos de agua, así como la confluencia entre el río Toxa y el Deza.

Fervenza do Toxa también recibe el nombre de cascadas de Pazos. Están a poco más de 40 kilómetros de la capital compostelana.

25. Cascada del Caozo (Cáceres)

El valle del Jerte no solo son cerezos en flor. Aquí, en Cáceres, también hay cascadas de más de 30 metros. Se trata del Caozo, un salto de agua rodeado de robles, fresnos y alisos. Para llegas hasta Caozo habrá que ir hasta Navaconcejo y caminar unos 100 metros hasta la base, o tomar la ruta SL-CC 32 desde Valdastillas. Después de caminar unos 7 kilómetros podrás disfrutar de este espectáculo natural.

Sabemos que la riqueza natural de España es excepcional e iremos ampliando la lista de cascadas imprescindibles. Y tú, ¿cuál nos recomiendas?