Un viaje gastronómico por Castilla-La Mancha

06.08.2021

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8min. de lectura

castilla-la mancha
Valdepeñas. Por Turismo de Castilla-La Mancha.

Resulta que los gastronómicos son viajes para recuperar lo verdaderamente importante: el tiempo y la memoria de quienes somos. Es alrededor de una buena mesa cuando más se disfruta de un respiro en la vorágine del día a día. Así entonces, puestos a buscar destino de vacaciones que sea a un lugar como Castilla La Mancha, donde se puede disfrutar de una gastronomía rebosante de platos, multitud de productos de calidad, innovación en los fogones y respeto por los sabores tradicionales.

En definitiva, es la gastronomía la que guarda celosa la memoria de lo que somos. Como demostró el escritor Marcel Proust con la magdalena de En busca del tiempo perdido, cada bocado puede ser el inicio de un viaje interior, ¡saboréalo!

Desde un punto de vista conceptual, la gastronomía de Castilla-La Mancha se presenta como firme defensora de la excelencia de la materia prima poniendo de relieve no solo el producto, sino técnicas ancestrales autóctonas que han traspasado fronteras, y que han sido el germen de otras muchas cocinas del mundo. La raíz culinaria castellano manchega se extiende por los cinco continentes y es base de platos y técnicas que hoy en día son patrimonio culinario de la humanidad.

Es por ello que se ha instaurado la marca “Raíz Culinaria Castilla La Mancha” como signo distintivo del destino gastronómico cuyo fundamento consiste en poner de relieve la cocina de raíz que identifica a la región. Esta marca rinde tributo de manera honesta a la tradición y al origen, una cocina auténtica y con carácter y una gastronomía de extraordinaria riqueza y diversidad.

Almansa (Albacete)

Almansa. Por Turismo de Castilla-La Mancha.

El 25 de abril de 1707 se produjo en Almansa una de las batallas más decisivas de la Guerra de Sucesión Española. Pero no todo van a ser batallas. En estas tierras también se disfruta de la cocina albaceteña, marcada por la tradición. Destacan en ella los gazpachos manchegos, aunque la selección de platos para escoger es extensa e incluye maravillas de nombre tan sugerente como migas ruleras, perdiz en escabeche, caldereta de cordero y postres como las delicias de Almansa, unos pasteles que originalmente se enviaban directamente a la Casa Real.

Todo este festín debe regarse con los buenos vinos de la D.O. Almansa, capaces de concentrar todo el sabor de la historia. Cada copa guarda el sarmiento de las costumbres, de las tradiciones, de todo un mundo interior por descubrir… La esencia de una tierra. La zona geográfica que abarca la D.O. Almansa es un altiplano que hace frontera por el Este con el antiguo Reino de Valencia. Su especial climatología y la altura de las viñas de Garnacha o Monastrell da como resultado una de las Denominaciones de Origen más originales del país. Un pequeño territorio que se puede recorrer visitando una docena de bodegas con largas trayectorias de tradición familiar y cooperativas de reciente creación.

Valdepeñas (Ciudad Real)

Valdepeñas. Por Turismo de Castilla-La Mancha.

Valdepeñas ha sido desde siempre sinónimo de vino. Y, efectivamente, sin vino, Valdepeñas no sería lo que es. A esa conclusión se llega paseando por las salas del Museo del Vino, ubicado en una antigua bodega. Aunque lo mejor después de visitar sus salas es recorrer el territorio de bodega en bodega, hay casi una veintena diferentes en las que se organizan visitas y donde se puede disfrutar de una buena cata para hacerse con los secretos de la célebre D.O. Valdepeñas. Desde sus grandes reservas acunados durante meses en barricas, hasta los frescos y aromáticos “jóvenes”. Todo un mundo de sabores.

De estas bodegas, las hay más tradicionales, con cuevas y naves de tinajas de barro, o más modernas y con enfoques novedosos en cuanto a producción ecológica. Por supuesto, entre cata y cata, hay antiguos volcanes, yacimientos arqueológicos y museos que visitar, como el de la Fundación Gregorio Prieto. Es lo que convierte a Valdepeñas en uno de los destinos más punteros en enoturismo de España.

Sin embargo, también se puede conocer todos los secretos de la D.O Valdepeñas sin salir de ese epicentro gastronómico de la ciudad que es la plaza de España y sus calles aledañas, donde en sus soportales se agrupan bares y restaurantes en los que disfrutar del recetario habitual de gachas, pistos y migas, además de asados y las estupendas carnes de aves.

Uclés-Tarancón (Cuenca)

Ucles. Por Turismo de Castilla-La Mancha.

Son solamente 1.500 las hectáreas con vides aptas para dar vinos de Uclés, las de variedades tintas como Cencibel (Tempranillo), Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah y Garnacha Tinta. Son cinco las bodegas que guardan los secretos de este especial vino que comenzó su andadura allá por el año 2003 cuando se desgajaron de la D.O. La Mancha.

Entre los municipios que delimitan el área vitivinícola de la D.O.P hay uno que destaca por ser destino obligado para foodies de todo el país. Y es que para probar la mejor carne del mundo hay que ir a Tarancón. Y no es algo que digamos nosotros de forma gratuita. Son los jurados de los dos últimos certámenes (2018 y 2019) del World Steak Challenge, que reconoce las mejores carnes de vacuno del planeta, quienes lo sostienen.

Sigüenza (Guadalajara)

Migel. Shutterstock.

Hablar de Sigüenza es hacerlo de una ciudad monumental, episcopal y universitaria, que evoca historia. A la vez, es una ciudad que mira al futuro, pionera ya en 2017 al lograr ser escogida como capital del turismo rural y que lo tiene todo para deleitarse con la gastronomía castellanomanchega. Hasta aquí ya llegaba gente en los años 60 para pasar el día visitando la Catedral o la Plaza Mayor y darse el gusto de comer en alguno de sus restaurantes.

Fue ese el origen de que la oferta gastronómica de Sigüenza creciera hasta convertirse en una de las ciudades de referencia de Castilla-La Mancha en eso del buen comer. Pero es a partir del año 2000 cuando toma impulso con una cocina tradicional que evoluciona hasta dar con una oferta más sofisticada con restaurantes míticos entre los foodies. Todo ello da como resultado que hoy en día en la ciudad se encuentren restaurantes gastronómicos, asadores, bares de tapas, restaurantes tradicionales o modernos bistró que conforman una oferta amplísima de calidad.

A la hora de comer, en Sigüenza el protagonismo es de los asados de cordero aromatizados con hierbas, las finas truchas, las migas, las gachas, las ricas hortalizas y verduras y los famosos productos de chacinería (lomos, chorizos, jamones), sin olvidar los exquisitos platos de la caza y la amplia diversidad de hongos y trufas en temporada.

Montes de Toledo (Toledo)

Cabañeros. Por Turismo de Castilla-La Mancha.

La comarca de los Montes de Toledo se reparte entre la llanura mesetaria y la cadena montañosa. Un entorno espléndido donde el lince ibérico es protagonista junto a aves rapaces como las águilas imperiales o buitres negros. Todo un paraíso de senderistas que tienen en el Parque Nacional de Cabañeros su particular corazón natural. Pero, además, la comarca es toda una potencia gastronómica que brilla con luz propia en medio de la amplia oferta que es capaz de desplegar Castilla La Mancha en temas de buena cocina.

Sin ir más lejos, en junio del 2021, la prestigiosa Guía EVOOLEUM destacó tres aceites vírgenes extras españoles entre los diez más saludables, uno de ellos, con DOP Montes de Toledo, en concreto el Alma del Olivo Cornicabra, de Olinexo. Un galardón que llega para reconocer el trabajo de las almazaras de la comarca que trabajan exclusivamente con la variedad cornicabra. Un tipo de aceite que resalta el sabor de guisos, asados y frituras típicas de la zona, y platos más elaborados como el Conejo de los Montes de Toledo confitado en «ORO líquido» de Cornicabra.

Muy cercanas a los Montes de Toledo nos encontramos con tierras de producción de una de las especias más caras del mundo y una de las más delicadas: el azafrán con Denominación de Origen La Mancha, la única a nivel nacional dado el altísimo nivel de calidad que alcanza. Desde 1963, Consuegra, alto imprescindible en la ruta del Quijote, celebra cada último fin de semana completo de octubre la fiesta de la Rosa del Azafrán, coincidiendo con la recogida de la flor.

Son jornadas largas de trabajo que se realizan a mano en las que se van abriendo las flores de una a una, en un trabajo que se realiza con paciencia porque para obtener un kilo de azafrán es necesario recolectar, pelar y tostar unas 200.000 flores. No por nada, se le llama el oro rojo. La mejor forma de disfrutarlo será con un buen ajo mulero, unas albondiguillas o un buen arroz, por ejemplo.

José Alejandro Adamuz

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Comentarios

  1. Carlos 9 de agosto de 2021 a las 21:26 - Responder

    El articulo deja mucho que desear de ser gastronómico, ya que en mi opinión no comenta lugares donde comer y platos donde degustar la cocina de esta región. Solo por encima no se puede nombrar algún plato y los vinos y con una foto, el lector se lo tiene que imaginar e indagar, por si va de viaje saber bien donde comer y el que pedir.

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