Castro de Baroña, una joya gallega de la Edad de Hierro
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06.07.2021
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En Galicia encuentras un pedacito de historia a cada paso que das. Menhires, caminos de la época romana, dólmenes y asentamientos, entre otros, con muchas anécdotas y leyendas que contar. Uno de los asentamientos más importantes y mejor conservados de la comunidad gallega es el castro de Baroña. Sin desmerecer, por supuesto, al castro de Santa Tecla.
El castro de Baroña pertenece al municipio de Porto do Son, en A Coruña, y estuvo habitado desde el siglo I a.C. hasta el siglo I d.C. 200 años en los que sus habitantes encontraron esta zona de la escarpada costa coruñesa el lugar ideal para desarrollar sus vidas. Aunque fue descubierto en 1933, no fue hasta el año 2012 cuando se llevó a cabo una importante labor de restauración que le devolvió gran parte de su aspecto inicial.
Un yacimiento arqueológico elegido estratégicamente y que se une a la península ibérica por un istmo de tierra enmarcado en un entorno salvaje. Dada su gran relevancia, acceder a él es muy sencillo y completamente gratis. En los alrededores está el Centro de Interpretación donde, gracias a los folletos y paneles descriptivos, te puedes trasladar al pasado y hacerte una ligera idea de cómo vivían estos habitantes celtas de la Edad de Hierro. Justo desde aquí parte un sendero de apenas 500 metros que lleva hasta el asentamiento a través de un bosque de pinos.
Si bien se puede visitar como el visitante prefiera, sí que existen una serie de flechas indicativas que siguen un recorrido ordenado con el fin de no perderse nada. Concretamente hay 6 puntos de interés marcados con sus respectivos paneles informativos:
- La trinchera. Un foso defensivo de 4 metros de ancho y 3 de fondo
- El primer muro defensivo de piedra y arena
- El segundo muro defensivo de piedra y arena
- La entrada al asentamiento. Flanqueada por una torre, la encontrarás después de un triple encintado de muros paralelos y escalonados
- Las viviendas. 20 casas con forma circular u oval sin puertas ni ventanas
- Las escaleras interiores
En el antiguo poblado impresiona la acrópolis. Desde su parte más alta se obtienen unas impresionantes vistas del Atlántico, así como de la ría de Muros y Noia.
Durante las excavaciones que se llevaron a cabo en la zona se descubrieron numerosos anzuelos y herramientas de pesca, así como espinas y vértebras de pescado. Lo que lleva a pensar que su principal fuente de alimentación eran los productos del mar y que, además, eran granjeros autosuficientes.
Entre las curiosidades que hay detrás de las distintas viviendas está la diferencia de tamaño entre ellas, posiblemente porque dependían del número de familiares que las habitaban. Su forma circular les permitía protegerse de los maleficios de las meigas quienes, según narran las leyendas, se escondían en las esquinas.
Sin duda, el castro de Baroña es un lugar muy especial para empaparte de historia y disfrutar de la grandiosa belleza paisajística de la costa gallega.
Elísabet García
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