El sobrecogedor Cementerio de los Ingleses de Camariñas y el naufragio del Serpent
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02.10.2024
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Camariñas, en el corazón de la Costa da Morte gallega, acoge un lugar único, tan idílico e impresionante por su emplazamiento como dramático por su historia. El Cementerio de los Ingleses puede ser el camposanto con las mejores vistas del mundo, lo cual lo ha convertido en una atracción turística singular. Pero a la vez es un recordatorio eterno de que la catástrofe acecha a quienes atraviesan el punto más peligroso del Atlántico. Allí descansan los restos de los marineros fallecidos en el naufragio del Serpent, el más célebre de los muchos que han ocurrido en estas aguas. Belleza trágica, podríamos decir.
Según está documentado, la costa de Galicia y sus temidos temporales se han tragado más de 3.000 barcos, cercenando decenas de miles de vidas. La mayoría de estos naufragios se han producido en la Costa da Morte, el tramo litoral de unos 200 kilómetros que va desde Malpica hasta Finisterre. El naufragio del Serpent es quizás el más célebre de todos. Aunque ocurrió hace más de 130 años, sus huellas todavía pueden apreciarse en distintos puntos de la costa y su recuerdo vivirá para siempre en la memoria colectiva de Camariñas.
El naufragio del Serpent, una tragedia que marcó a Camariñas
El 10 de noviembre de 1890, el crucero de guerra británico HMS Serpent se hundió frente a las costas gallegas cerca de Camariñas, en un fondo rocoso conocido como la punta do Boi. El barco había partido dos días antes de Devonport (Plymouth, Inglaterra) con dirección a las bases británicas en África. Pero nunca llegó a su destino. Se lo impidió la virulencia de un temporal en mitad de la noche gallega, que lo arrastró hasta unas rocas donde terminaría encallando y finalmente hundiéndose, llevándose consigo a 172 de sus tripulantes.
Un informe posterior de la Royal Navy atribuyó el accidente a un error humano. Era el primer viaje operativo de esta embarcación, que contaba con grandes adelantos técnicos para la época como el doble casco o el galvanizado exterior, que lo protegía de la corrosión. Sin embargo, navegaba demasiado cerca de la costa y no pudo orientarse en mitad de la tormenta. Lo cierto, como es habitual en estas tragedias, es que concurrieron muchos factores que acabaron por originar el fatal accidente, con la falta de visibilidad y la desorientación en el centro de esas causas.
Milagrosamente hubo tres supervivientes. Sus nombres eran Edwin Burton, Onesiphorus Luxon y Frederik Gould. Los tres portaban unos rudimentarios chalecos salvavidas de corcho, aunque en el barco no había equipamiento de este tipo para todos los tripulantes. En esta época todavía no eran obligatorios.
Los dos primeros marineros, Burton y Luxon, fueron arrojados al mar por la fuerza de la tormenta. Se encontraron posteriormente en la cercana playa de Trece, entre los cadáveres mutilados y los cuerpos agonizantes de sus compañeros. Juntos fueron a buscar ayuda en mitad de la noche y lograron alcanzar una aldea cercana. Los lugareños los llevaron ante el cura de la parroquia de Xaviña. Gould, por su parte, fue a parar a unas rocas y se refugió en una barraca de almacenamiento de carbón, hasta que fue rescatado por la gente de Camariñas que acudió al auxilio de los siniestrados.
El Cementerio de los Ingleses, una necrópolis improvisada de una belleza inigualable
Las primeras luces del día mostraron una imagen dantesca: la ensenada de Trece había quedado cubierta por cadáveres desmembrados, testigos del horror que allí había sucedido. Se decidió que lo mejor era enterrar los cuerpos allí mismo. Con la colaboración de los camariñeses, se construyó un pequeño camposanto junto a la costa para dar reposo a las víctimas. El recinto fue consagrado días después por el cura de Xaviña, el mismo que había ayudado a los náufragos la noche del accidente. Así, el camposanto quedó ubicado en un enclave de una belleza inigualable, con unas vistas sobrecogedoras del salvaje océano Atlántico, que se había tragado a casi todos los tripulantes del Serpent.
En un primer momento, los tres supervivientes se vieron obligados a reconocer los cuerpos de sus compañeros, aunque pronto cejarían en esta tarea. El mar continuó escupiendo oleadas de cadáveres en las semanas siguientes, hasta devolver 142 muertos a la costa. Todos ellos están enterrados en el Cementerio de los Ingleses de Camariñas. El resto de la tripulación nunca apareció.
El Cementerio de los Ingleses es la única necrópolis del mundo dedicada a los muertos de un único naufragio. Está dispuesto en una estructura doble concéntrica, con los oficiales enterrados en el centro. Al principio estaba dividido en dos partes independientes, la católica y la protestante anglicana, aunque el cementerio fue restaurado en 1990 y se eliminó esta división. Desde entonces, el lugar sirve también como homenaje a todas las víctimas que se ha cobrado el mar en la Costa da Morte, según reza un monolito conmemorativo.
Las consecuencias del naufragio del Serpent
La tragedia del Serpent causó una gran conmoción tanto en la comarca de Camariñas como en Devonport, de donde eran originarios la mayoría de los tripulantes del barco. El suceso acaparó titulares en la prensa tanto española como británica, generó cambios importantes en las directrices de seguridad náutica y dejó huellas imborrables en el entorno de Camariñas.
Una de las primeras decisiones de la Royal Navy tras su investigación del naufragio del Serpent fue imponer la obligación de contar con chalecos salvavidas a bordo para cada miembro de la tripulación de sus barcos. Así, podemos pensar que no solo Burton, Luxor y Gould se salvaron gracias a sus chalecos salvavidas, sino que contribuyeron a que muchos otros, quizás millones de marineros, hayan podido sobrevivir a naufragios.
En el cercano cabo Vilán podemos apreciar otra consecuencia relevante del naufragio del Serpent. El faro de cabo Vilán era el encargado de guiar a las embarcaciones por este punto tan peligroso, pero fue insuficiente para ayudar al acorazado inglés. Tenía muy poca potencia lumínica, apenas 10 millas de alcance, y además el haz de luz quedaba parcialmente cubierto por unas rocas de la orilla.
El accidente del Serpent fue un punto de inflexión para el faro. Las autoridades inglesas llevaban años quejándose de la deficiente señalización y la falta de recursos de salvamento en la zona. A raíz de la tragedia, se aceleró la construcción de un nuevo faro en el mismo emplazamiento, pero mucho más alto y con tecnología avanzada. Su señal es visible desde 60 millas. De hecho, fue el primer faro español en utilizar luz eléctrica. Se inauguró en 1896, seis años después de la tragedia. En 1933 el lugar fue declarado Sitio Natural de Interés Nacional.
Las huellas que recuerdan la tragedia del Serpent en Camariñas y su entorno
Ya hemos comentado que la tragedia del Serpent dejó una recuerdo imborrable en la memoria colectiva de la gente de Camariñas. Pero además del memorial eterno y solemne que supone el cementerio, hay otra serie de objetos y recuerdos del naufragio repartidos por Camariñas y su entorno. Son las huellas de la tragedia del Serpent.
Otro barco británico llamado Lapwing, que había partido de Plymouth un día después del Serpent y colaboró en las labores de ‘rescate’ tras la tragedia, regresó cuatro meses después del suceso a Camariñas. A bordo traía, además del agradecimiento de la reina Victoria al pueblo gallego por su solidaridad, varios regalos para los protagonistas de esta dramática historia.
El primero y más célebre de estos regalos estaba destinado al pueblo de Camariñas: un barómetro de mercurio fabricado en Londres. El barómetro fue colocado en la fachada de la llamada casa de las Romualdas, junto al puerto, donde todavía permanece. El edificio fue remodelado recientemente para convertirlo en un hotel, que lleva por nombre precisamente Barómetro. El restaurante del hotel fue bautizado como Serpent.
El alcalde de Camariñas recibió como regalo un reloj de oro y su ayudante, unos binoculares. Además, quienes participaron en el rescate y la recuperación de los cadáveres recibieron treinta libras. Por último, al párroco de Xaviña le regalaron una escopeta de dos cañones, ya que se enteraron de que era un gran aficionado a la caza. Durante mucho tiempo después, en cada aniversario de la tragedia, un barco de guerra inglés se acercaba a Camariñas para honrar a los desaparecidos con una salva y una corona de flores. Además, aprovechaba para reabastecer de munición al cura.
En el monte Lobeira, un bello mirador de la ría de Arousa situado a unos 110 kilómetros del epicentro de la tragedia, el Almirantazgo británico mandó colocar una lápida de piedra en recuerdo de los fallecidos. Fue instalada en 1896 y todavía permanece allí. También se colocó otra lápida conmemorativa en la ciudad de La Coruña, en el jardín de San Carlos, junto al puerto coruñés.
Respecto a los restos del propio barco, en el punto del fatídico naufragio todavía descansan algunos vestigios del Serpent, como vigas, planchas de metal o restos de munición dispersos. Sin embargo, la mayor parte del acero fue recuperado del mar para su reutilización, una práctica habitual en la época, ya que se trataba de un material muy valioso. Las partes aprovechables del barco y los suministros, como los cañones y la pólvora, se las llevaron de regreso a Inglaterra.
También sobrevivió al naufragio el mascarón de proa del barco, que representaba a un barbudo encantador de serpientes. Una parte de la figura estaba entre los objetos recuperados por la expedición británica. Actualmente se expone en un museo marítimo inglés. La otra parte del emblema fue rescatada por un pescador local y se conservó en una vivienda particular. Hace poco, un almirante inglés que realizaba un estudio sobre proas de barcos verificó que se trataba del auténtico mascarón del Serpent.
En la actualidad, cada 10 de noviembre se rinde homenaje a las víctimas del naufragio del Serpent en el mismo lugar donde se produjo el desastre. La idea surgió del escritor Juan Campos, quien en 2002 publicó el interesante libro Náufragos de Antaño, en el que repasa la tragedia del Serpent y otras ocurridas en la zona.
Atrapado y sobrecogido por la historia del naufragio, Campos decidió bajar al punto fatídico un 10 de noviembre, a la hora exacta de la tragedia, para rendir su particular tributo a las víctimas. La primera vez lo hizo en solitario, pero se le fue uniendo más gente a lo largo de los años, hasta que el acto se institucionalizó. Hoy, el evento homenajea a todas las víctimas de los naufragios ocurridos en Galicia. En su última edición incluyó conferencias, exposiciones, una representación teatral, actuaciones musicales y una ofrenda de flores.
Tras el suceso del Serpent, el Almirantazgo británico no volvió a bautizar a ningún otro de sus barcos con nombres de reptil, como era costumbre hasta entonces.
La Ruta de los Naufragios, un reclamo turístico de la Costa da Morte
El naufragio del Serpent contribuyó a alimentar la leyenda de la Costa da Morte, aunque lo cierto es que cuando el barco inglés se fue a pique, todavía no se llamaba así. El término Costa da Morte, después de años de naufragios y tragedias, lo acuñó el diario coruñés El Noroeste en 1904, se popularizó y acabó dando nombre a la región.
Uno de los atractivos turísticos más populares de este rincón de Galicia es la Ruta de los Naufragios. El itinerario recorre el tramo más peligroso de la Costa da Morte, que va desde Camelle a Camariñas, empleando la realidad aumentada para mostrarnos los escenarios de los naufragios más célebres ocurridos aquí, explicando sus historias y leyendas. Por supuesto, el naufragio del Serpent es uno de los más destacados en el recorrido.
Otro itinerario muy interesante por la región (en coche) es la Ruta de los Faros. Se trata de un recorrido de 200 kilómetros entre Malpica y Finisterre, que nos ofrece la posibilidad de conocer de cerca los ocho faros que guían a los barcos cuando atraviesan la Costa da Morte. Uno de ellos es el faro de cabo Vilán, testigo de la tragedia del Serpent (y de tantas otras), que alberga en su interior el Centro de Interpretación de los Naufragios, Faros y Señales Marítimas.
El Cementerio de los Ingleses de Camariñas está incluido en la Ruta Europea de los Cementerios Singulares del Consejo de Europa.
Miguel Perez
Me encanta el fútbol, leer, viajar, descubrir nuevos destinos y contártelos
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