Chorrera de San Mamés: uno de los saltos de agua más impresionantes de Madrid

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19.11.2020

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3min. de lectura

El precioso pueblo de San Mamés, en la Sierra Norte de Madrid, además de ser un auténtico paraíso rural para una escapada de fin de semana, es la puerta de entrada a uno de los saltos de agua de mayor altura de la comunidad madrileña. Estamos hablando del Chorro de San Mamés, más ampliamente conocido como la Chorrera de San Mamés. 30 metros de caída libre que rugen con especial entusiasmo en los meses de primavera.

¿Distancia desde Madrid? 84 kilómetros por la A1, salida 76, Buitrago de Lozoya.

La ruta de senderismo que permite llegar a este preciado enclave natural parte del mismo San Mamés. Bien desde el centro del pueblo, bien desde su bonita ermita, la cual, durante la Guerra Civil, sirvió de cuartel general al bando republicano.

Chorrera de San Mamés en Madrid
Por Elísabet García

4250 metros -solo ida- sin apenas dificultad técnica y muy bien señalizados que se divide en cuatro tramos claramente diferenciados por la tipología del terreno.

Chorrera de San Mamés en Madrid
Por Elísabet García

El primero -1000 metros- transcurre por una pista de gravilla completamente llana y comunica San Mamés con la tradicional Quesería Artesana de San Mamés. Se puede realizar en coche pues en la quesería hay espacio para dejar el vehículo. A pie nos llevará algo menos de 15 minutos.

Chorrera de San Mamés en Madrid
Por Elísabet García

La segunda parte -2000 metros- discurre a cielo abierto por un camino de tierra con una discreta, pero continua pendiente. Este trayecto se hace especialmente duro en las horas centrales del caluroso verano pues no hay absolutamente ninguna zona de sombra que nos proteja de la fuerza del sol; la protección solar, un sombrero o gorra y abundante agua serán nuestros mejores aliados. A cambio, la senda nos permite aprovechar los momentos de tomar aliento para llenar la retina con espectaculares visuales de los Montes Carpetanos y del Embalse de Riosequillo así como para deleitarnos con la rica flora que decora el camino. Tras unos 35 minutos de marcha llegamos a la Casa del Leñador-la casa del guarda-, el segundo de los hitos de la senda.

Chorrera de San Mamés en Madrid
Por Elísabet García
Chorrera de San Mamés en Madrid
Por Elísabet García

Un frondoso pinar silvestre tapizado de helechos nos acompañará durante los próximos 1000 metros. El camino se estrecha ligeramente y se transforma en un cómodo paseo a la sombra de los prominentes pinos de troncos desnudos. Sin duda, es el tramo más agradable y placentero. 25 minutos que sirven de bálsamo en el que tendremos varios encuentros con las aguas del Arroyo del Chorro. Nuestra meta está ya muy cerca.

Chorrera de San Mamés en Madrid
Por Elísabet García
Chorrera de San Mamés en Madrid
Por Elísabet García

Cruzamos un pequeño puente que salva un riachuelo y comenzamos el ascenso de los últimos 250 metros. Una subida escalonada de fuerte pendiente por una ladera sin arboleda que se hace algo dura pero que tiene como premio la espectacular Chorrera de San Mamés. Hemos llegado.

Chorrera de San Mamés en Madrid
Por Elísabet García

Ante nosotros tenemos la cascada más importante de la amplia vertiente sur de la montaña de Lomo Gordo, de 2075 metros de altura. Una potente Chorrera de San Mamés que forma un refrescante charco en su base para el disfrute de sus visitantes. Eso sí, extremando al máximo las precauciones. Es el momento de tomarse un respiro y reponer fuerzas en algunas de las zonas sombreadas que la rodean con ese bocata o tentempié que hemos traído. La vuelta la realizaremos deshaciendo nuestro pasos.

Elísabet García

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Comentarios

  1. Isidro 13 de enero de 2022 a las 20:51 - Responder

    Preciosa cascada. Un consejito: cuidado cuando se está en la parte superior y sobre todo si las piedras están mojadas, ha habido algún accidente grave.

  2. Germán 14 de enero de 2022 a las 14:17 - Responder

    Fantástico lugar, muy cerca de vías de comunicación motorizada, fácil acceso a pie, incluso para personas, que antaño las conocimos en nuestra rutas de Enduro y que nos parecían muy remitas, ahora a los 80 años he vuelto a llegar, sin caerme ni una vez. Que alegría. Repetir lo de hace 50 años cuando el cuerpo, era de músculo y corazon de aventura.

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