Un chozo en Sierra Morena para desconectar del mundanal ruido
Escrito por
20.05.2024
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7min. de lectura
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Los alcornoques, olivares y encinas centenarias de Sierra Morena esconden lugares únicos y singulares. Entre ellos, hay una casa rural que recoge la herencia de los agricultores y ganaderos que habitan este enclave desde tiempos remotos. Está ubicada en pleno Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla, cerca de Cazalla de la Sierra. Un entorno montañoso pero para nada hostil, que ofrece a sus visitantes el sosiego y la desconexión que tanto buscamos los urbanitas cuando queremos alejarnos de nuestro ajetreo diario.
Los Chozos nos ofrece la posibilidad de vivir una experiencia genuina y alojarnos en una choza circular de piedra y juncos, construida a semejanza de los antiguos refugios de pastores y campesinos, desaparecidos casi en su totalidad en la zona. Las de antaño eran edificaciones pequeñas, de unos cuatro o cinco metros cuadrados, más sencillas y construidas en grupos. Los Chozos de Cazalla son una versión adaptada a nuestros tiempos y con todas las comodidades, levantada con criterios de sostenibilidad y tratando de respetar al máximo su entorno.
Una idea que surgió hace 30 años
La idea del chozo surgió hace 30 años en una visita a la Garganta de los Infiernos, en el Valle del Jerte, donde una construcción similar inspiró a Ángel Delgado, su propietario: “Le hice una foto y me dije: “Si algún día monto algo, será como esto”. Además, mi madre se había criado en chozos de este tipo, que las gentes del campo utilizaban como viviendas”.
Tuvieron que pasar casi 20 años para que la idea de Ángel se materializase y el proyecto de Los Chozos viese la luz. “Siempre había tenido la ilusión de tener una casita en el campo, y cuando algo se me mete en la cabeza…”, asegura.
Un proceso burocrático que hace desistir a muchos
Esa cabezonería le iba a hacer falta. Hace nueve años, Ángel adquirió la parcela e inició el proyecto “con mucho esfuerzo y trabajo”. “Tardé tres años en conseguir los permisos, porque esta es una zona protegida por distintas administraciones, declarada Parque Natural, Bien de Interés Cultural y Reserva de la Biosfera”, explica. Así, “muchos se cansan de la burocracia y desisten” durante el proceso previo a la construcción. Lo que tiene su lado positivo, ya que “por esa razón la zona no está masificada” y mantiene su encanto.
Una vez superados los trámites, Ángel comenzó a levantar con sus propias manos el primer chozo (el proyecto incluye tres, de los cuales ya hay dos en funcionamiento). “Intentamos respetar el método tradicional y tardamos casi un año en construirlo”, aclara. Emplearon piedras escogidas una a una de una cantera cercana, “para que diera sensación de ser antigua”. También tuvieron dificultades con la techumbre vegetal, ya que “esa manera de trabajar se perdió hace tiempo”. Así que Ángel recurrió a la memoria de su padre, que le explicó el proceso e “intentamos respetarlo”, con muy buen resultado.
El chozo, un edificio sostenible e integrado en el paisaje
Los Chozos presume de ser un edificio “ecológico y prácticamente autosuficiente”. Cuenta con paneles solares y la calefacción funciona con biomasa, leña y huesos de aceituna, que obtienen de una cooperativa próxima. El agua se extrae de un pozo de sondeo y también dispone de un sistema de depuración y recuperación de aguas residuales.
Otra de las premisas que se marcó Ángel fue la de minimizar el impacto ambiental y visual. Así, el chozo está integrado en el entorno de tal manera que “hasta que no llegas, no lo ves”. Para la decoración exterior también se ha optado por plantas autóctonas. Asimismo, la casa cuenta con piscina y barbacoa.
Experiencias rurales para urbanitas inexpertos
El alojamiento ofrece experiencias rurales de la mano de sus propietarios, que se prestan a enseñar a los inquilinos su huerto ecológico y sus animales de granja. Los más atrevidos, incluso, pueden participar en las tareas agrícolas. “Mi padre y mi suegro, que se encargan del huerto -dice Ángel-, les suelen llevar tomates”, de esos que tienen sabor. Los que estéis habituados a los tomates de supermercado, sabéis perfectamente de lo que hablamos.
Como casi siempre, la parte preferida de los más pequeños es la de poder ver de cerca, tocar y alimentar a los animales. “Tenemos cerdos, ovejas, gallinas, conejos… a los niños les encanta interactuar con ellos”, explica Ángel.
“Hace poco pudimos presenciar algo que yo no había visto en 50 años viviendo aquí: vimos a una gallina poniendo un huevo”, recuerda. “El niño alucinaba, pero yo más”, reconoce. “También me encanta explicarles la cría del cerdo ibérico y sus características. Aquí, en Sierra Morena, se crían el 70% de los cerdos ibéricos de España”.
Un entorno con opciones para todos los viajeros
Al alojamiento suelen acudir turistas que buscan la desconexión, el descanso y el contacto con la naturaleza. Y Los Chozos es perfecto para ello, por su aislamiento y su respeto por el entorno. Pero la zona cuenta con opciones interesantes para todo tipo de viajeros.
Ofrece turismo cultural, ya que se ubica a tan solo 500 metros del monasterio de La Cartuja de Cazalla, ubicado dentro de la misma finca. El perímetro está recorrido por un carril circular, perfecto para pequeños paseos. La parte más alta de la propiedad ofrece vistas abiertas a todo el parque natural y, para los amantes del astroturismo, Sierra Morena está certificado como destino Starlight.
También hay cabida para los turistas ornitológicos, ya que la sierra está catalogada como Zona de Especial protección para las Aves (ZEPA). Los fanáticos del birding pueden observar especies como cigüeñas negras, águilas perdiceras o halcones peregrinos, entre otras. Sierra Morena es además uno de los territorios donde se conservan más ejemplares de lince ibérico.
El senderismo, atractivo estrella de la zona
En los alrededores de los Chozos podemos disfrutar del senderismo en la cañada real de El Pedroso, la vía verde de la Sierra Norte de Sevilla o el paseo de la Ribera del Huéznar, que cuenta con varias áreas recreativas. En el recorrido de este último, dominado por el bosque de galería, encontraremos el atractivo más visitado de la zona: las Cascadas del Huéznar, declaradas Monumento Natural. El Cerro del Hierro, antigua explotación minera, es otro punto de interés también clasificado como Monumento Natural.
El propio Ángel, gran conocedor del entorno, se encarga de orientar y asesorar a sus inquilinos. De hecho, su idea es “poder ofrecer visitas guiadas en un futuro” y seguir contribuyendo al desarrollo turístico de este enclave. “Es una zona por explotar, que tiene muchas posibilidades, aunque hacen falta más infraestructuras y organización”, argumenta. “Hay un grupo de gente joven que quiere tirar para delante y están haciendo muchas cosas, a ver si poquito a poco somos capaces”, finaliza.
Miguel Perez
Me encanta el fútbol, leer, viajar, descubrir nuevos destinos y contártelos
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