Es poco probable que el párroco Aurelio Pérez, que vivió y trabajó en Brihuega a mediados del siglo pasado, hubiese visitado la Capadocia en algún momento de su existencia. Tampoco es que su biografía haya pasado a la posteridad con mucho detalle, sino al contrario. La historia de Cívica ha convertido al cura en un personaje misterioso que llevó a cabo una obra impresionante pero inexplicable. Si en algún momento la libreta que siempre portaba consigo sale a la luz con apuntes sobre la famosa región turca no sería tan raro.
La mención a la Capadocia se debe a que el cura construyó un trasunto de aldea que recuerda a las edificaciones turcas en un cortado de una montaña de Guadalajara aparentemente porque sí, sin más motivos. Durante dos décadas, de los 50 a los 70, cada día después de dar misa se desplazaba a dicho enclave junto a un grupo de trabajadores contratados por él mismo para tallar en la piedra su idea arquitectónica.
Dicha construcción lleva el nombre de Cívica y es uno de los misterios que encierra La Alcarria. Es imposible no citar al premio Nobel de Literatura Camilo José Cela cuando se hace referencia a este lugar, ya que fue una de las paradas que realizó en su Nuevo viaje a La Alcarria, uno de sus libros más conocidos.
Según el escritor: “Cívica semeja una aldea tibetana o el decorado de una ópera de Wagner. El viajero no estuvo nunca en el Tíbet, pero se imagina que sus aldeas deben ser así, solemnes, miserables, casi vacías, llenas de escaleras y balaustradas, colgadas de las rocas y también horadadas en la roca.”
Puede que el religioso, que había nacido en Valderrobres (Teruel), nunca hubiese salido de los límites de la Península ibérica, pero sí sabía que aquellas paredes horadadas habían estado habitadas en el pasado. Eremitas de la Edad Media, judíos sefardíes, templarios que se cobijaron allí después de la ruptura de la Orden del Temple o unos monjes Jerónimos. Estos últimos habrían construido una fábrica de papel de corta trayectoria de la que quedan algunos restos.
Quizás el verbo saber es un poco arriesgado y es mejor usar ‘suponer’ porque pruebas factibles no hay (a veces dejar que reine la imaginación es más atractivo). Nadie sabe por qué don Aurelio emprendió la obra de tallar balaustradas, arcos y galerías en esa roca cortada, pero puso todo su empeño, además de su patrimonio. Se dice que fue su manera de invertir una herencia que había recibido pero, irónicamente, él no dejó herederos. Cuando murió, el lugar pasó a ser pertenencia de su ama de llaves.
De ella pasó a sus sobrinos que, por lo visto, tuvieron la idea –muy española, porque parece que nunca faltan– de montar un bar al que llamaron ‘El cojo’. Actualmente ya no está abierto, así que en Cívica lo que se puede hacer es observar y especular sobre el por qué de su existencia pero no tomar una caña. Aquellos o aquellas que ya estén imaginando su paseo por los recovecos de la construcción, que no sigan porque es una propiedad privada a la que no está permitido el acceso.
Lo que sí podemos hacer es contemplar tal maravilla y explorar su alrededores. En la misma montaña, en época de lluvias, se pueden ver algunas cascadas que descienden hasta el río Tajuña. A solo 3 kilómetros está Brihuega, una villa monumental declarada Conjunto Histórico Artístico. Según Camilo José Cela: «Una ciudad antigua, con mucha piedra, con casas bien construidas y árboles corpulentos». En ella destaca la Real Fábrica de Paños, cuyos jardines fueron comparados con los del palacio de Versalles.
Más misterios acerca de Cívica
Por si fuese poco, cerca de la urbanización sin explicaciones del párroco se resguarda una leyenda que dota a ese punto de Guadalajara un nivel más de misticismo. La cueva de la mora fue el lugar en el que una joven árabe pasó sus últimos días enclaustrada por el amor de un cristiano. Su padre se negó a la unión entre ambos y la muchacha, que no estaba dispuesta a rehacer su vida con otra pareja, se metió en aquel hueco rocoso hasta que falleció. Y para crear la leyenda, la novia condenada al ostracismo se aparece por las noches para seguir llorando desde la muerte al hombre con el que nunca pudo vivir.
Quienes no estén muy por la labor de encontrarse con espectros y se preocupen más por alargar su propia existencia, pueden visitar la fuente de los siete caños situada en la misma pedanía de Cívica. Se construyó en 1797, según atestigua una inscripción que va acompañada con un símbolo que significa ‘victoria’. Por lo que parece, el agua del manantial que sale por los ‘grifos’ del bebedero es excelente para la salud del organismo.
Pese a compartir nombre, no tiene el misticismo de la otra fuente de los siete caños que existe en España. Situada en el Santuario de Covadonga, en Asturias, la historia dice que las jóvenes que quieran casarse en el año siguiente a su visita, deben beber agua de cada uno de los caños del fontanal sin pararse a tomar aliento. E incluso hay una canción para animar el acto (y dar instrucciones):
“La Virgen de Covadonga tiene una fuente muy clara,
la niña que de ella bebe, dentro del año casa.
Al llegar a Covadonga no bebas agua, morena,
si, como dijiste ayer, prefieres vivir soltera”.
Si con beber de la primera se consigue salud y de la segunda amor, hace falta buscar una tercera de la que tomar agua y conseguir dinero. O al menos pedir un tercer deseo. Para eso está la Fuente de los deseos (más claro, el agua que brota de sus surtidores) de Santiago de Compostela. Allí los visitantes dejan una moneda –no todo en esta vida es gratis– y dan un sorbito al lado de la inscripción que dice: “Si a Compostela quieres volver, de la fuente has de beber’. Tampoco es mal plan.
Carmen López
Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.
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Si no se puede acceder y visitar….
Quizás no hacia falta tanto artículo.
Esperas un artículo que te permita organizar una excursión o escapada.
Esta cerca de Torija?
25km más o menos
pues parece que está chulo el sitio, pero si no se puede visitar para que ir? para hacer fotos desde la carretera ya las veo por internet… vaya fiasco de artículo
Yo vivo muy cerca de Cívica y realmente es muy chulo! Venir a verlo porque es encantará!
Se puede visitar la aldea, la carretera que pasa de allí hacia Brihuega es digna de ver. Verlo en vivo es mejor que en fotos…y el paraje cercano , mola y comer en Brihuega , dormir, ir a un spa o a visitar sus monumentos es impresionante. si merece la pena el articulo. GRACIAS
Buenos días.
Hay una fuente de siete caños, en el pueblo valenciano de Siete Aguas. Lo puede añadir a la lista.
Muy interesante artículo. Gracias.
(Aún me sorprende el enfado permanente en el que viven algunas personas relatando lo que esperaban, o dejaban de esperar, al leer un artículo. Que mala es la aceleración permanente…)