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Si durante el año Lisboa es fado, la silueta de Fernando Pessoa y esa saudade que se le pega a uno en la sombra misma al caminar, en junio es todo muy diferente.
Entonces, Lisboa es una verbena gigantesca. Así que deja atrás todo lo que sepas de la ciudad, sus tranvías, los miradores, los azulejos, los Pastéis de Belem, y tira tu guía porque nada es igual durante las fiestas de San Antonio.
¿Por qué San Antonio?
San Antonio de Padua es el patrón de Lisboa, titularidad que comparte con San Vicente, que es mucho más discreto.
San Antonio de Padua, fraile y teólogo que nació a principios del s. XII se hizo famoso por su don de palabra. Su fama llegó hasta tal punto que, años después de muerto, en su sepulcro se encontró la lengua como única parte del cuerpo incorrupta o, al menos, eso es lo que explica la leyenda.
Pero, entonces… ¿Por qué no es San Antonio de Lisboa?, te preguntarás. Pues, según se cuenta, el santo nació en Lisboa, pero murió en Padua, en la región italiana del Véneto un 13 de junio de 1231.
Así pues, ahora las dos ciudades comparten al santo y por eso la noche del 12 se le recuerda con estas fiestas populares, que se prolongan durante todo el mes de junio con diferentes eventos culturales.
Dura exactamente hasta el día 30, cuando un espectáculo de fuegos artificiales sobre el Tajo pone el punto y final y la ciudad vuelve poco a poco a ser la de siempre.
Claves para disfrutar de Lisboa en junio
En Junio, Lisboa se llena de color. Durante todo el mes, parece que los lisboetas viven en la calle. Los balcones se llenan de flores, los banderines de colores decoran las plazas, el olor de las sardinas a la brasa es inconfundible y la música sale tronando desde cualquier rincón.
El santo casamentero
Tal vez fuera por su don de palabra, pero el caso es que San Antonio tiene fama de gran casamentero. Y así es que durante estas fechas las lisboetas recurren a él para buscar matrimonio.
Por ello, no es extraño ver imágenes del santo cabeza abajo. Y así estará, hasta que se logre la boda deseada. Otra táctica consiste en el lanzamiento de monedas a la figura del santo, como la ubicada delante de la Catedral de Sé, donde según la leyenda nació, mientras se piensa en la pareja elegida. Si la moneda aterriza justo sobre el libro abierto que sostiene la estatua, la boda estará garantizada.
Además, durante las fiestas tienen lugar las bodas de San Antonio. Se trata de una boda colectiva muy popular, en la que se casan hasta 16 parejas seleccionadas por el Ayuntamiento teniendo en cuenta sus condiciones económicas.
El erario cubre con la totalidad de los gastos: el vestido de la novia, el traje del novio, los anillos, ¡e incluso la luna de miel! Esta ceremonia se celebra el 12 de junio y por la noche los novios suelen desfilar en el popular concurso de las Marchas para pedirle felicidad al santo: “Meu Santo António, Meu Santo Antoninho, que és casamenteiro, protege estas noivas e as do mundo inteiro”.
Un carnaval muy especial
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La del 12 de junio es la noche más largas de Lisboa. Es cuando las Marchas Populares desfilan por la Avenida de Liberdade, animadas por el público y bajo la atenta mirada de la estatua del Marqués de Pombal, al que siempre se le recordará por dirigir la reconstrucción del barrio de la Baixa después del terrible terremoto en 1775.
Las Marchas Populares son una competición popular de aires carnavalescos en la que participan personas de todos los barrios de la ciudad que desfilan con su propia comparsa y coreografía, siempre con una temática que se escoge previamente. siempre en relación a una temática concreta que se escoge previamente.
El color y la diversión son el resultado de todo un año de trabajo y es el epicentro de una marea de brillantina, alegría y fantasía que se va esparciendo por toda la ciudad imparable hasta altas horas de la madrugada.
Una verbena en cada rincón
Los arraiais son las verbenas que diferentes asociaciones vecinales montan en toda la ciudad, desde Castelo a Mouraria, Ajuda y Bairro Alto o Graça y Alfama. En estas verbenas se respira el olor de verano en el aire. Entre sus ingredientes imprescindibles está la música, el baile y, sobre todo, las sardinas asadas con aroma a albahaca (aunque también hay chorizo a la brasa como alternativa).
La sardina es la estrella de las fiestas de Lisboa. Durante las fiestas de San Antonio se celebra todos los años un singular concurso de diseño y pintura: el Concurso Sardinhas Festas de Lisboa, que nació hace más de una década.
¿Te parece que la silueta de una sardina es algo simple? Pues te asombrará la cantidad de ideas originales que los artistas logran sacar. Los diseños escogidos por el jurado son usados en banderines que decoran toda la ciudad.
Por la noche es cuando los arraiais viven su momento álgido, con los farolillos de papel iluminados y las brasas de las barbacoas poniendo luz en los rincones de cualquier plaza que se precie.
Tradiciones, fiesta, luz, color y sabor en el ambiente. En junio, Lisboa se olvida de todo aquello que es en el imaginario del turista. En junio, Lisboa es una “festa é alegría” que parece no agotarse nunca.
José Alejandro Adamuz
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