Para muchas personas, Japón es el destino soñado. El país asiático es la cuna de una cultura milenaria que atrae a muchos por múltiples razones: sus orígenes, la espiritualidad, la gastronomía, su entorno natural e incluso las manifestaciones artísticas relativamente recientes como en género de cómic anime (uno de los más consumidos por la juventud en España).
Para algunos puede que la ilusión sea perenne y nunca lleguen a pisar dicha tierra porque se trata de un viaje largo, pero resulta que hay una pequeña zona japonesa mucho más cerca y no se trata de un restaurante de sushi. A quienes hayan visto la película Los Japón, protagonizada por Dani Rovira y María León, les sonará la historia.
Aunque no tiene un título oficial, el pueblo sevillano Coria del Río bien podría estar considerado como una embajada del país en España. De hecho, muchos de sus vecinos pasean su nombre con orgullo ya que, de los 30.000 habitantes de esa localidad, 600 se apellidan Japón.
No se trata de ninguna broma: la explicación de esta curiosidad se remonta al siglo XVII, cuando los países buscaban acuerdos comerciales por todo el mundo y enviaban a sus delegaciones a visitar sus aliados potenciales vía marítima. Aquellas travesías de negocios no eran precisamente rápidas y las huellas que dejaban los visitantes iban más allá de lo meramente comercial.
En este caso, fue el samurái Hasekura Tsunenaga quien llegó a Coria con la embajada japonesa Keicho en 1614, un año después de partir de la ciudad nipona de Sedai. El objetivo de la misión era conseguir que el rey Felipe III permitiese a Japón hacer comercio con la Nueva España pero no consiguió su objetivo –entre otros problemas, durante su estancia en España en su país se prohibió el catolicismo, lo que fue un inconveniente en varios sentidos– y decidió regresar a su lugar de origen en 1617.
Pero en el navío no había el mismo número de japoneses a la ida que a la vuelta, así que en algún lugar tenían que estar (aquellos que no hubiesen muerto, que era otra posibilidad).
Lo más probable es que se hubiesen quedado en el pueblo sevillano para seguir profesando la fé católica o porque en aquellos tres años habían echado raíces en suelo andaluz. Como poco, dejaron su semilla en la localidad, lo que explica el por qué muchos de los vecinos tienen rasgos japoneses –más o menos marcados– y, sobre todo, por qué se apellidan Japón.
¿Pero por qué el nombre del país y no un apellido japonés real? La explicación viene de la diferencia de idiomas y la dificultad del párroco que oficiaba los bautizos para pronunciar el japonés. Su falta de fluidez en el idioma hizo que tomase una decisión práctica, y quizá cuestionable para los afectados: poner Japón de apellido a todos los hijos de los nipones del pueblo. Y así, hasta hoy.
Coria del Río: comprometidos con la cultura japonesa
Ha pasado mucho tiempo desde aquella expedición de Hasekura Tsunenaga, pero su cultura sigue muy presente en el pueblo, más allá del apellido de sus vecinos. De hecho, el samurái tiene su propia estatua, con katana y kimono, en el paseo de Carlos Mesa que bordea el río Guadalquivir.
Curiosamente, el emperador de Japón, Naruhito, visitó Coria del Río en el año 2013. El pueblo fue una de las paradas del viaje oficial que el mandatario hizo por España con motivo del cuarto centenario de la embajada Keichô, que fue el primer desplazamiento diplomático de su país fuera de Asia. Además de recorrer la localidad, el heredero del emperador emérito Akihito plantó el primero de los cerezos que hay ahora al lado de la representación de Hasekura Tsunenaga.
Además de los turistas nacionales, sorprende la cantidad de japoneses que visitan Coria del Río, En un reportaje publicado con motivo de la visita de Naruhito se recogen algunos testimonios como el de una japonesa que reside en Sevilla y que se acercó al pueblo para verle al menos una vez en la vida. “Junko, que se ha casado con un español, ha seguido los pasos del samurái Hasekura cuatro siglos después. Pero ella no acudió a España en misión diplomática: “Vine para aprender flamenco y me acabé casando con un español”, explica en el artículo.
A mediados del mes de agosto, los corianos celebran la ceremonia Toro Nagashi, una tradición japonesa que consiste en poner farolillos biodegradables en las aguas del Guadalquivir para “velar por las almas y desear la paz en el mundo”, explican desde la oficina de turismo de la localidad. Es uno de los pocos lugares fuera de Japón donde se realiza esta acción, que tiene su eje en el templo Yashiro en Orilla o Templo de las almas, una obra que el artista japonés Kiyoshi Yamaoka creó en 2017 en el paseo de Carlos Mesa.
Coria del Río está en España y, por supuesto, no iba a ser la única localidad del país sin tener su semana temática que, en su caso, está dedicada a Japón, cómo no. Una buena ocasión para brindar con un producto propio del pueblo, ideado por un empresario que no tiene apellido nipón pero sí gastronómico: Francisco Bizcocho. Es el creador de un sake andaluz llamado Sake de Coria, surgido de la mezcla del licor oriental con un postre tan típico español como el arroz con leche. ¡Kanpai!
Carmen López
Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.
Etiquetas
Si te ha gustado, compártelo