Crónica de una escapada a Hervás

Escrito por

22.06.2016

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4min. de lectura

Hervás

Hervás es un pequeño pueblo situado al norte de la provincia de Cáceres, en pleno Valle del Ambroz, uno de esos lugares ideales para una escapada de fin de semana a los que todo el mundo debería ir al menos una vez en la vida y a los que no puedes ir sin cámara de fotos.

Está considerado como uno de los pueblos más bonitos de España y realmente tiene motivos para ello. No exagero: en Hervás tienes prácticamente todo lo que puedas desear, a no ser que quieras un fin de semana de playa.

Como buen pueblo extremeño, además de ver lugares bonitos y estar rodeado de naturaleza, se come bien y barato. Embutidos, Torta del Casar, buen jamón ibérico y excelentes carnes harán que regreses con el estómago contento.

Hervás

Si además te gusta caminar por la montaña, desde Hervás tienes diversas rutas de senderismo para todos los gustos y niveles.

Una de las más frecuentadas es la que lleva hasta La Chorrera, un pequeño salto de agua a la que se llega caminando por un camino entre frondosos bosques y canalizaciones de agua que hará que quieras recorrerlo incluso en los cálidos días de verano.

Caminando por el pueblo te das cuenta de que casi desde cualquier punto se observa la Iglesia de Santa María de la Asunción de las Aguas Vivas, pues está construida sobre un antiguo castillo templario en la parte más alta del pueblo. Desde allí arriba, como podréis imaginar, se tienen unas vistas impresionantes de todo el pueblo y de todo lo que hay a su alrededor. Es un buen lugar para disfrutar de una bonita puesta de Sol.

Hervás

También tienes museos como el Centro de Interpretación del Ferrocarril, el Museo de la Moto y el Coche Clásico o el Museo Enrique Pérez Comendador – Leroux. Como curiosidad, desde lo alto de uno de los pabellones del museo del coche clásico se tienen unas vistas magníficas del pueblo y sus alrededores, casi tan buenas como las que se tienen desde la iglesia.

Pero si algo no te puedes perder en Hervás es su famosa Judería. Se trata de una de las juderías mejor conservadas de España y te aseguro que caminando por sus estrechas y retorcidas calles podrías pasar horas, como si se tratase del casco histórico de una ciudad.

No tiene grandes monumentos, tampoco palacios ni casas señoriales. En las casas de la Judería de Hervás vive el mismo tipo de gente que en el resto del pueblo, pero durante siglos han realizado un importante esfuerzo por conservar el encanto de estas casas con entramados de madera y fachadas blancas.

Hervás

La Judería de Hervás es un buen lugar para tomar unas cañas y tapear, pero también para comprar un buen souvenir gastronómico. Algunos de los mejores bares y tabernas de Hervás se encuentran en su judería y no te miento si te digo que la mayoría tienen precios francamente económicos.

Además en muchas casas anuncian la venta de algunos productos artesanales, por lo que no te cortes en llamar a la puerta y comprar un par de litros de vino de pitarra, un queso, aceitunas, aceite de oliva, mermeladas o frutos secos. No te arrepentirás.

Y por último, pero no menos importante, no dejes de pasar por la Travesía del Moral, la calle más estrecha de España por donde apenas cabe una persona.

Hervás

Lo mejor para visitarlo es no seguir una ruta concreta. Puedes ir desde la Plaza hasta el cauce del Río Ambroz y el Puente de la Fuente Chiquita y luego continuar perdiéndote por otras calles, o repetir algunas en busca de detalles que tal vez no habías visto la anterior vez. Destacan sus balcones floridos, las casas de piedra, las calles con decenas de maceteros cuyos colores contrastan con las fachadas y las tiendas de artesanía que salpican el barrio.

Además del propio pueblo, que es una maravilla para los amantes de la fotografía y de los lugares con encanto, Hervás es un buen lugar para pasar un fin de semana rural en cualquier época del año, pero especialmente en primavera ya que está a un paso del Valle del Jerte y sus cerezos en flor o la Garganta de los Infiernos, y en otoño con el increíble espectáculo de las hojas de los castaños del Valle del Ambroz teñidas de colores rojizos vivos.

También tienes a un paso la ciudad amurallada de Plasencia o el pueblo abandonado de Granadilla.

Víctor Ferrando

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