El cuadro al revés de Felipe V en Xàtiva: símbolo de la indignación
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04.12.2024
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Quizás hayas escuchado alguna vez que a los habitantes de Xàtiva, capital de la comarca valenciana de La Costera, se les conoce con el nombre de “socarrats” (lo que en castellano vendría a significar algo así como “churrascados”). No es porque cocinen muy bien esta capa delicatesen de la paella ni porque haga mucho calor en verano (¡que también!), sino porque Felipe V, el primero de los Borbones españoles, ordenó destruir e incendiar el pueblo en tres ocasiones. Fue entre el 19 y el 26 de junio de 1707, durante la guerra de la sucesión española. En el municipio eran principalmente favorables a la casa de Austria, los llamados “maulets”, generalmente campesinos.
Han pasado tres siglos, pero los Borbones siguen ocupando la Casa Real española y los habitantes de Xàtiva no olvidan lo que hizo su predecesor. Un reflejo de ello es una curiosidad histórica muy conocida en tierras valencianas: el cuadro al revés de Felipe V. Una obra del pintor local Josep Amorós fechada en 1719, que se exhibe así en el Museu de Belles Arts de Xàtiva como castigo simbólico al monarca.
Quema de Xàtiva… y otros perjuicios
Vamos a hacer un pequeño repaso histórico para entender mejor el enfado que todavía perdura entre los valencianos 300 años después. El duque de Anjou es como se conocía a Felipe V, de origen francés, y acabó ganando la guerra de la sucesión en la famosa batalla de Almansa.
Una de sus primeras medidas fue abolir los fueros del Reino de Valencia con los llamados Decretos de Nueva Planta. Con ello se acababa la independencia política y jurídica que construyó el rey Jaume I, además de prohibirse el uso de la lengua autóctona, el valenciano, y ocasionar otros perjuicios sobre la población: se expulsó a sus habitantes, se echó sal a los campos para que no brotara nada y se cambió el nombre de Xàtiva por el de “Colonia Nueva de San Phelipe”.
De este trágico hecho histórico viene una frase valenciana muy conocida: “Quan el mal ve d’Almansa, a tots alcança”, que significa “cuando el mal viene de Almansa, a todos alcanza”.
¿Quién puso el cuadro al revés de Felipe V?
Los ataques del monarca ayudan a entender el enfado de los locales, y que el susodicho cuadro no esté recto. Una incógnita sobrevuela sobre él: ¿quién tuvo la idea de ponerlo al revés? Testimonios orales lo han atribuido a diferentes personas, hasta que el historiador Germán Ramírez Aledón hizo un estudio durante meses. En él averiguó, a través de documentos escritos, que fue una decisión del director y conservador del museo, Carlos Sarthou Carreres. Fue previsiblemente hacia 1957, como así dejó escrito en un artículo: “El retrato de Felipe V lo colgué cabeza abajo en el museo a mi cargo porque mandó incendiar Villarreal y Játiva, mis dos patrias valencianas, la nativa y la adoptiva”.
“El retrato de Felipe V lo colgué cabeza abajo en el museo a mi cargo porque mandó incendiar Villarreal y Játiva, mis dos patrias valencianas, la nativa y la adoptiva”
Carlos Sarthou Carreres, director y conservador del museo
El que fuera alcalde de Xàtiva durante 20 años, Alfonso Rus, cuando alcanzó el poder lanzó la propuesta de que se podría colocar el cuadro de Felipe V en su posición original si, el entonces príncipe y hoy rey, Felipe VI iba a pedir perdón. Se desató tal polémica en el municipio, que su máximo dirigente tuvo que recular y alegar que lo había dicho “de broma”.
Con la entrada en el trono real del actual monarca en 2014, reiteró su voluntad de mantener el retrato como estaba: “El cuadro no se gira por nada. Ni Felipe V ni Felipe VI. Que venga quien quiera, pero el cuadro no se toca”. A lo que añadió a los medios de comunicación: “Simbolizó la lucha de la gente de Xàtiva. Nos opusimos a que la historia fuera así y significa que no nos conformamos con nada. Y cuando la gente tiene un criterio, no tiene por qué bajar la cabeza”.
Un museo con una interesante colección
En la actualidad el cuadro al revés de Felipe VI no es el de mayor calidad del Museo de Bellas Artes de Xàtiva, pero sí el más significativo y simbólico, hasta tal punto que muchos visitantes se acercan a ver solo esta obra. La exposición se encuentra en la casa de l’Enseyança, en la plaza de l’Arquebisbe Mayoral, 2.
Es un edificio remodelado originario del siglo XVIII que hoy cuenta con una de las colecciones pictóricas más importantes de la Comunidad Valenciana: hay obras de José de Ribera, Francisco de Goya, Vicente López, Santiago Rusiñol, José Benlliure y Antoni Miró, entre otros.
¿Qué ver en Xàtiva?
Si te pica la curiosidad y te acercas a ver el símbolo que representa la rabia de los habitantes de Xàtiva hacia la dinastía borbónica, debes saber que hay muchos otros lugares preciosos que ver en el municipio. Entre todos ellos, destacamos el castillo de Xàtiva, una fortaleza con vestigios romanos, musulmanes y cristianos y que ofrece una bonita panorámica del entorno.
Asimismo, vale la pena pasear por el centro de la ciudad. Por su callejuelas con encanto y rincones pintorescos, como la plaza del Mercado. Tiene mucho ambiente, bares y comercios. Otras visitas imprescindibles son la colegiata de Santa María, conocida como la Basílica o Seu, de estilo renacentista, que es el principal templo religioso y que ocupa el mismo espacio que la antigua mezquita. Así como el Hospital Mayor de los Pobres, una construcción del siglo XV de fachada renacentista y puerta plateresca que hoy alberga la sede de la Mancomunidad de La Costera.
Xàtiva también es conocida porque aquí se encuentra la casa natal de Rodrigo de Borja, quien fuera designado como papa Alejandro VI en el siglo XV, una familia noble que pasó a la historia por sus intrigas políticas y turbulentas. Los amantes del pasado deberían acercarse al Museo Municipal del Almodí, ubicado en una vieja lonja de trigo del siglo XVI y que muestra una interesante colección arqueológica que va del Paleolítico hasta la época medieval.
Raquel Andrés
Periodista y aventurera. Colaboradora en Escapada Rural, Diari Nosaltres La Veu, La Vanguardia y otros medios. Habitante y amante de las zonas rurales, sea cual sea el destino. Procuro escaparme una vez por semana con las botas de montaña, el arnés o el neopreno. En mi mochila nunca falta saco ni esterilla. Ah, también soy un intento de baserritarra.