De vacaciones rurales por España: qué llevar de souvenir
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25.06.2020
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Llega el verano y las puertas se abren para dejar salir a las personas con sus maletas y sus ganas de disfrutar de sus vacaciones fuera de su lugar de residencia (y en este 2020 aún más si cabe). Y se despiden de sus familiares y amigos, de los que se acordarán cuando estén en el sitio que han ido a visitar y les comprarán algo para llevar “de recuerdo”. Es decir, un souvenir.
Estos objetos, pese a lo banal que parece su existencia, explican mucho de la historia de España. Así lo mostró la exposición Recuerdos de viaje. Historia del souvenir en Andalucía, que pudo visitarse hasta el pasado mes de marzo en el Museo de la Autonomía de Andalucía de Sevilla. Desde álbumes de fotografías hasta la típica figura de la flamenca para poner encima de la televisión: la muestra reunió una importante colección de artículos que, desde el siglo XVIII, los turistas han ido comprando en su visita al sur de España.
Como ha explicado Rocío Plaza, la comisaria de la exposición, la tradición del souvenir empezó a finales del siglo XVIII o principios del XIX, después de la guerra de la Independencia, cuando comenzaron a venir los primeros turistas y los viajeros del Romanticismo. Se llevaban “objetos vivos”, de los que utilizaba la gente normalmente en su vida diaria. Iban a las tiendas corrientes, no a las tiendas de souvenirs (también porque no existían).
Aquellos eran viajeros pero con el tiempo nacerían los viajes organizados. Después de la II GM, el turismo se masificó con las clases medias desplazándose pero con menos dinero que etapas anteriores. Y ahí, el souvenir se abarató. Llegaron los imanes de “Estuve en Mijas y me acordé de ti” y las postales con la foto de la playa o la paella.
Pero la historia es cíclica o al menos eso parece a veces y en los últimos años el grupo de “los viajeros” ha ido creciendo. Personas que huyen de los cruceros, los resorts y los hoteles con pulsera-todo-incluido y que optan por vivir una experiencia más parecida a la de los lugareños. Lo rural se ha vuelto atractivo de nuevo para aquellos que buscan relajación o contacto con la naturaleza.
Eso no implica que se vuelvan con la maleta vacía de regalos para quienes les esperan a la vuelta. Pero como los visitantes del siglo XIX, pueden optar por productos propios de la zona que no lleven un imán para pegar en la nevera. La gastronomía local y la artesanía suelen ser las opciones más agradecidas ¿A quién no le gusta una caja repleta de dulces caseros? Pues eso. Estas son algunos ejemplos de lo que se puede encontrar por España y que serán un obsequio perfecto (o un autorregalo, por qué no).
Menorca, Islas Baleares
Gin Xoriguer: no se discute con un menorquín sobre cuál es la mejor ginebra del mundo porque es una batalla perdida. La de las Destilerías Xoriguer presume de ser una de las más antiguas del Mediterráneo y aún se elabora con una receta de 1700 en alambiques de cobre de más de 250 años de antigüedad. Por supuesto, tiene la Indicación Geográfica ‘Gin de Mahón’.
La principal característica visual de la ginebra menorquina es el asa de su botella, seguida por la imagen del molino en su etiqueta. Al volver a casa, se puede impresionar a los familiares invitándoles a una ‘pomada’, que es como los lugareños de la isla llaman a la ginebra con limón.
La Vera, Cáceres
Vayan por delante el pimentón de La Vera, con su calidad reconocida internacionalmente y la Torta del Casar, delicia irresistible para los amantes del queso. Pero en la comarca tienen otra maravilla escondida pese a su colorido. Se trata de los bordados que las mujeres de la zona cosen manualmente desde hace décadas.
En forma de flores dan color a mantillas, faltriqueras o calzado, además de a ropa de cama como colchas o sábanas. Son una joya artesana de gran valor: un recuerdo así no se borra fácilmente de la memoria.
Asturias
Es posible que un porcentaje muy elevado de las personas piensen en verde y en sidra automáticamente cuando alguien hace referencia a dicha comunidad. Lo siguiente será la fabada y el cabrales y después Covadonga y la ruta del Cares.
Del ‘Paraíso natural’ hay mucho que llevarse. Por supuesto, en lo relacionado con la gastronomía el abanico es más que amplio, pero un obsequio curioso puede ser un paquete de Carajitos del profesor. Se trata de unos dulces hechos a partir de avellanas típicos de la zona de Salas. Y en lo concerniente a la artesanía, las navajas de Taramundi hechas a mano son otro acierto seguro.
Murcia
A muchos les sorprenderá pero en Murcia se elabora otro pimentón español famoso además del extremeño. El murciano se elabora con pimiento de bola que al secarse recibe el nombre de ñora y al picarse, de pimentón.
Asimismo, en las salinas de San Pedro del Pinatar se recolecta la flor de la sal, un detalle que alegrará a los gourmets. Las modalidades aromatizadas, como la de hierbas, son aún más exquisitas.
Teruel, Aragón
La cerámica es uno de los souvenirs turolenses más evidentes. Pero allí también se elabora uno de los dulces con el nombre más encantador de España: los suspiros de amante. Aunque solo sea por el apelativo ya pueden gustar.
No hace falta ser muy avispado –a no ser que no se conozca el dicho– para entender que el nombre hace referencia a esos enamorados llamados Diego Marcilla e Isabel de Segura, conocidos como “los amantes de Teruel, tonta ella y tonto él”. Juntos protagonizaron un melodrama en el siglo XII tipo Romeo y Julieta, en la que los dos (atención, spoiler) mueren de amor por una serie de enredos y desencuentros familiares. Pero de una historia trágica, nacieron unos dulces estupendos. Siempre hay que buscar el lado positivo de las cosas.
Mallorca, Islas Baleares
Las ensaimadas de Mallorca son un souvenir tan típico como la muñeca vestida de sevillana, la bota de vino o la camiseta con el dibujo de las palmeras al lado de la palabra de Benidorm. No por ser un cliché hay que restarle valor, porque una buena ensaimada es una alegría.
Pero en la isla también se comercializan otras cosas autóctonas para meter en la maleta de vuelta. Y una es una figurita de cerámica que sirve como silbato llamada Siurell. Antes las utilizaban los pastores y ganaderos para guiar a sus rebaños y ahora son más bien un objeto decorativo, aunque a quien le apetezca puede utilizarlo como silbato, por qué no.
Cataluña
Además del cava o el vino del Penedés, en Cataluña hay otra bebida alcohólica muy famosa dentro de sus fronteras aunque puede que no tanto fuera de ellas (al menos no tanto como las otras dos mencionadas).
Se trata de un licor hecho a base de nueces y hierbas propio de la región de La Garrotxa y llamado ratafía. Hay varios concursos en la comunidad que celebran la calidad de la bebida. Unos de los más conocidos es el de Besalú y el de Santa Coloma de Farners, ambos en noviembre.
Andalucía
Si el artículo empezaba con la historia de los souvenirs de Andalucía, sería injusto no mencionar las ofertas de la comunidad. Porque como ocurre en el resto, tiene muchos obsequios que ofrecer fuera de los que se pueden encontrar en las tiendas para turistas.
Obviamente está el vino de Jerez, el aceite de oliva de Jaén y la mojama de Barbate están en la lista, pero también los azulejos de Triana y la piel de Ubrique. Una cartera o un bolso hechos allí no son un regalo, son un lujo y no metafórico.
Carmen López
Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.
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