Del Cielo a la Tierra, un monasterio de altura
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01.07.2011
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En Cuenca no sólo cuelgan las casas, también los monasterios. De hecho, en frente del monumento más famoso de Cuenca se encuentra el monasterio de San Pablo, una construcción enclavada en la roca y adaptada a su contorno.
Hoy esta roca y este templo albergan el Parador Nacional de Turismo de Cuenca. Antes, allá por el siglo XVI, albergó a los dominicos que levantaron el monasterio. Su composición recuerda a la proa de los antiguos navíos, como señalando la dirección que la orden seguiría navegando entre la fe y la naturaleza que la rodeaba.
El monasterio
Fueron los hermanos Alviz, Juan y Pedro, los arquitectos que proyectaron el monasterio de San Pablo. Dada la época, en el siglo XVI, y recogiendo las corrientes artísticas que llegaban de Italia, el templo se levantó bajo el estilo renacentista, aunque la estructura seguía los cánones del estilo gótico.
Según consta en las fuentes, en el 1523 se comenzaron las obras en la Hoz del Huécar, pero no se concluyó el edificio tal y como hoy lo vemos hasta el siglo XVIII.
La iglesia y el claustro son los espacios más antiguos del monasterio de San Pablo, aunque el lugar fue aumentando sus estancias a medida que se hacían necesarias.
Desde el 6 de abril de 2005 el monasterio de San Pablo de Cuenca es Bien de Interés Cultural. El lugar, privilegiado, contempla todo un valle y el ir y venir de los curiosos que se acercan a Cuenca (Patrimonio de la Humanidad) a ver sus construcciones colgadas. Para llegar al monasterio se debe cruzar el puente metálico que salva la Hoz.
Quiénes eran los dominicos
La orden de los dominicos fueron aquellos monjes partidarios de la filosofía y el estilo de vida de Domingo de Guzmán, a quienes el Papa Honorio III confirmó bajo estatuto a principios del siglo XIII. Su lema «alabar, bendecir y predicar».
Formaron parte de la orden ilustres personajes como Bartolomé de las Casas y abrazaron muchas de las ideas teológicas que lanzó al mundo Tomás de Aquino. El propio Domingo de Guzmán era natural de Caleruega, en Burgos. Les caracterizó la pobreza, la humildad y por consiguiente la mendicidad. No ostentaban, pregonaban el estudio y predicaban el fruto de las ideas de su contemplación. Por otro lado, también fueron grandes representantes de la Inquisición muchos de sus feligreses.
Vivían en monasterios, como el de San Pablo de Cuenca, y no es difícil imaginar la vida contemplativa en la que reposaban y las disquisiciones teológicas en el valle que forma la Hoz del Huécar.
Escapada Rural
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