Descubriendo Ribadesella entre rías y cuevas

Escrito por

29.06.2016

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11min. de lectura

Ribadesella
Precioso atardecer que pudimos disfrutar en Ribadesella (Asturias).

El Cantábrico a un lado, los Picos de Europa al otro y en medio, el agua dulce del río Sella. Ribadesella es un concejo que huele a mar y monte. Se encuentra en el territorio asturiano de Cangas de Onís.

Su encanto reside en sus casas indianas, su gastronomía, ¡su sidra!, pero sobretodo en su tradición e historia. No solo tiene un pasado interesante, sino también muy cercano. Por todo el paseo marítimo encontraréis paneles en las paredes, obra de Antonio Mingote, que nos cuentan con humor los sucesos históricos de Ribadesella. Y si además os lo explica Emilio, de la Oficina de Turismo de Ribadesella, pues aún mejor. 😀

Él mismo insistió en que visitaramos la cueva de Tito Bustillo, y ¡qué pasada! Es uno de los santuarios del arte prehistórico más importantes del mundo, que en 2008 fue declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.

No me olvido de más rincones y actividades que pueden hacerse en Ribadesella, tengo muchas cosas que contaros, así que vamos allá con la crónica de nuesto viaje a Asturias, con David de la revista De Viajes, Andrea de Mujer Hoy, y Miryam y yo, de EscapadaRural.com.

Crónica del viaje a Ribadesella

Ribadesella
Playa de Vega

Empezamos el viaje de Santander a Ribadesella a bordo del coche de Manuel, que fue como un guía para nosotros durante los tres días que pasamos allí. Conocía el nombre de cada colina, cada rincón especial por el que pasábamos. «¿Veis esa casita de allá al fondo? Esa es la de la abuela de la reina Letizia…«.

De Santander fuimos directos a comer al restaurante Gueyu Mar con Rosa, de la oficina de turismo y con Rosario, la alcadesa de Ribadesella. El restaurante se encuentra justo enfrente de la Playa de Vega, un enorme rincón agreste que abruma con su tamaño, casi no tenía fin ni horizonte a mis ojos.

La comida impresionante, se notaba que la materia prima era de gran calidad. Yo probé deliciosos platos vegetarianos y mis compañeros se comieron un pez Rey de unos dos kilos. Según el chef tiene que tener ese peso para cocinarse a la perfección. Salimos llenísimos de allí, ¡no sabíamos todo lo que nos esperaba de comilonas!

Ribadesella

Para quemar un poco todo lo comido nos fuimos de paseo por el casco histórico de Ribadesella, con Emilio como guía. Con él pudimos contemplar toda la villa desde lo alto de la Ermita de Guía, con huellas de dinosaurios y acantilados a nuestos pies. Llegamos a ella por el paseo de la Grúa desde la lonja de pescadores. Llama la atención la inmensa playa de Santa Marina, llena de coloridas construcciones indianas y surfistas aprovechando las olas.

Es un paseo más que recomendable, porque aunque no vayáis con guía podéis conocer mucho sobre su historia. Durante todo el Paseo de la Grúa podréis ir descubriendo el pasado de Ribadesella gracias a los paneles artísticos de Mingote, que decoran las paredes y a los aparatos con narración que hay delante de cada uno de ellos.

Ribadesella
Paseo de la Grúa

El casco histórico artístico de Ribadesella se encuentra en las inmediaciones de La Plaza Nueva y la Plaza de la Iglesia, envueltas por las sidrerías, cafeterías y tiendas.

Al adentrarnos en la villa encontramos joyas arquitectónicas como la Casa de los Ardines, la Iglesia parroquial de Santa María Magdalena, el Palacio de Prieto Cutre, actual edificio del Ayuntamiento, la casona del Escudo… Nos sorprendimos al toparnos con unas escaleras de colores y sillas que hacían de macetas para llenar la calle de flores.

La expansión marítima hacia ultramar proporcionó una gran prosperidad a la villa, de cuya época de esplendor se conservan numerosos ejemplos de arquitectura civil muy interesante, como las que he mencionado antes o simplemente las viviendas de colores, que realzan la estampa alegre y diversa de Ribadesella.

Muy interesante fue también la visita a la Lonja de Pescadores, que conserva la antigua «Rula» que servía para las subastas. El sistema consiste en que el precio dado va disminuyendo o «rolando» hasta un comprador interesado detiene la rula con su pulsador.

Ribadesella
Emilio mostrándonos el funcionamiento de la rula.

Para cenar fuimos a La Huertona, un restaurante precioso con vistas al campo. Antes de la comilona nos sirvieron sidra escanciada con un largo chorro directamente del barril al vaso.

De la comida diré que prácticamente tuvimos que salir rodando de tanta cantidad que nos sirvieron con el menú degustación, ¡más de 6 platos diferentes y 3 postres para cada uno! Destaco el gazpacho de fresas y sandía, no he probado nunca nada igual, tenia un toque picante delicioso.

Tras la cena volvimos a la Casa Rural La Calma, a coger fuerzas para el día siguiente. (Ya hablaré luego de esta casa, porque es una pasada)

Día 2. Descenso del Río Sella en canoa.

Ribadesella
Miryam y yo dándolo todo en la canoa 🙂

Tras un delicioso desayuno preparado por Morelia de La Calma, pusimos rumbo hacia TurAventura, donde nos facilitaron todo el material necesario para hacer el descenso del Sella: canoas, palas, chalecos, neoprenos y un bidón estanco para meter objetos personales y la bolsa de picnic que nos prepararon.

Ellos mismos nos llevaron de Ribadesella hasta la orilla del río en Arriondas. Antes de subir a las canoas nos dieron una clase teórica de cómo remar y algunas recomendaciones para tener en cuenta antes de empezar el descenso por libre.

El descenso del Sella en canoas de Arriondas a Ribadesella (15 km) es la actividad estrella del turismo activo en Asturias. Por cuestiones de tiempo nosotros hicimos la mitad del recorrido, que va de Arriondas a Toraño (7 km), y en vez de ser cuatro horas son dos.

Durante el recorrido nos llovió un poco pero fue una experiencia muy bonita descubrir todos esos paisajes desde el río, con algún que otro pez dando saltitos, los árboles adentrándose en la orilla, escaleritas secretas ocultas por el musgo… Además hay suficiente corriente para parar de remar a ratos y dejarte llevar, por lo que tampoco cansa demasiado. ¡Fue una experiencia muy positiva!

Ribadesella es un destino ideal para los deportes de aventura, como piragüismo, espeleología, escalada… Pero destaca por encima de todo el famoso Descenso Internacional del Sella, que se celebra el primer sábado de agosto después del día 2, y donde acuden deportistas de todo el mundo para participar y celebrar esta gran fiesta local.

Tras nuestro propio descenso del sella fuimos hambrientas al Mesón La Fuente. ¡Qué acierto! Sus platos calentitos de cuchara nos devolvieron la vida después de estar remando bajo la lluvia. Mi menestra de verduras parecía que la hubiera hecho mi abuela: ¡riquísima! Y según David, la fabada que pidió fue la mejor que había probado en la vida. Un éxito para todos, muy recomendable.

Ribadesella
Morelia nos hizo el Taller de Meditación “Despertando el corazón”. En la casa rural La Calma.


Después de comer llovía a cántaros, pero nos pareció el tiempo más adecuado para el taller de meditación que nos esperaba en La Calma. Morelia, la propietaria, es una persona que transmite tranquilidad, siempre habla con una sonrisa y un tono suave. Se nota el amor que ha volcado en la casa rural, no solo en la decoración, sino en el ambiente que ha creado, con el jardín, la zona de relax, las vistas, incluso los aromas de la casa transmiten algo especial…

En este ambiente relajado empezamos con la meditación Despertando el corazón. «Cuando estéis listas empezamos la meditación, cerrad los ojos suavemente y entregaos a este momento de paz profunda en vuestro corazón…» Así lo hicimos, y ¡qué bien nos sentó!

Morelia nos explicó que estas meditaciones ayudan a mejorar nuestro bienestar físico, emocional, mental y energético, que acaba proyectándose en diferentes aspectos de nuestra vida para abrir el corazón, sanar las células, llenarnos de paz, calmar emociones, sentir gratitud, trabajar el perdón…

Si queréis probarlo vosotros también podéis ir a la Casa Rural la Calma o seguir sus vídeos de meditaciones guiadas.

Así de a gusto quedamos con Rosa para la cata de sidras, que consiste en ir de bar en bar de Ribadesella a probar sus sidras escanciadas. Sigo pasmada con esta forma de servir esta bebida, además fue muy sorprendente comprobar que en cada local la sidra tenía un sabor completamente diferente, unas más dulces, unas más ácidas, otras más amargas… Todavía no habíamos cenado, así que imaginaos lo rápido que me subió tanto alcohol.

Para cenar fuimos al restaurante El Campanu. Fueron muy simpáticos y eficientes desde el principio, estando muy atento a nuestras peticiones vegetarianas, algo que se agradece mucho. Comimos como reyes, a grandes cantidades y calidad.

Creo que con la parrillada que me sirvieron podría hacerme tuppers para una semana… ¡Ojalá no me hubiera llenado tanto con el pan! Porque los panecillos que sirven en todos los restaurantes de Ribadesella son un vicio. Que si el pan de maíz, que si el de pipas… ufff 😛

Día 3. La gruta de Cueves y la Cueva de Tito Bustillo

Ribadesella
Entrada natural a la aldea de Cueves. (Asturias)


El tercer día del #Ribadesellaruraltrip empezó con la visita a una aldea muy peculiar, Cueves. Solo se puede acceder al pueblo mediante una gruta natural iluminada artificialmente.

La cueva tiene unos 300 m de longitud, y cuando entramos con el coche nos pareció que estábamos siendo engullidas por unas fauces de roca. La carretera atraviesa el corazón de la montaña, corriendo al lado de un riachuelo hasta llegar a la aldea.

Después paseamos a pata por la gruta y pudimos contemplar desde su interior las altas bóvedas, con sus estalactitas y estalagmitas. ¡Impresionante!

Ribadesella

Por último, pero no menos importante (puede que incluso más relevante) fuimos a visitar la cueva de Tito Bustillo, uno de los santuarios del arte prehistórico más importantes del mundo, y la joya por excelencia del concejo. No es para menos, en 2008 fue declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.

Tuvimos la magnífica suerte de que nuestro guía era un gran entendido de espeleología e hizo aún más interesante la visita. No nos perdíamos palabra.

La caverna está formada por una impresionante sucesión de galerías, salas, estalactitas y formaciones geológicas. Por un caminito acondicionado, fuimos avanzando casi en penumbra, pero los ojos se acabaron acostumbrando a la poca luz. Al final del recorrido encontramos lo que da fama internacional a cueva, sus pinturas magdalenienses.

Nos pareció increíble la calidad de las pinturas, no solo por su buen estado de conservación, sino por el talento de los artistas que hace millones de años dejaron su impronta en estas paredes. Realmente vale la pena ir hasta allí para verlo en persona. Miryam y yo estábamos embobadas.

Por motivos de conservación, la Cueva de Tito Bustillo solo es visitable durante un periodo de seis meses al año, y cuenta con un número muy reducido de visitas diarias, por lo que es imprescindible realizar la reserva con antelación.

Ribadesella
Vistas desde la terraza del restaurante Ático de Tito Bustillo.

Para dar fin a nuestro viaje comimos con Rosa y Rosario en el Ático de Tito Bustillo, un restaurante con espléndidas vistas de Ribadesella y su ría. La comida vino de la mano del conocido chef Bruno Lombán, que nos descubrió algunos platos tan curiosos como el arroz con plancton.

Estel Soro Gómez

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Comentarios

  1. https://bajandoelsellaencanoa.blogspot.com.es 3 de mayo de 2018 a las 19:24 - Responder

    El descenso del Sella es una experiencia increíble si visitas Asturias tienes que bajar el Sella en canoa. Un post muy bien elaborado, me alegro de que hayáis disfrutado como yo y mis amigos. Un saludo desde Asturias

  2. Anabel 19 de diciembre de 2020 a las 12:45 - Responder

    Ribadesella no se encuentra en Cangas de Onís como dice El artículo.
    «El Cantábrico a un lado, los Picos de Europa al otro y en medio, el agua dulce del río Sella. Ribadesella es un concejo que huele a mar y monte. Se encuentra en el territorio asturiano de Cangas de Onís.»

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