Dónde hay luciérnagas en España, ¿están en peligro de extinción?
Escrito por
25.09.2022
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8min. de lectura
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Las luciérnagas han sido desde la antigüedad una fuente de inspiración en nuestra cultura popular. Su luz ha iluminado a numerosos artistas nacionales: Pablo Neruda le preguntaba a la luna en Reflejos, “¿Qué muchacho ha encendido su linterna?” refiriéndose a este insecto “¡Aquella luciérnaga es la luna!”, escribía. Pero también han tenido relevancia en la cultura universal: el director de cine Hayao Miyazaki se inspiró en ellas para crear a los Kodama, los espíritus del bosque de la película La princesa Mononoke; y el escritor J.M. Barrie para crear a su famosa hada Campanilla en Peter Pan.
Su luz también ha dado rienda suelta al imaginario colectivo. En Japón, por ejemplo, antiguamente se pensaba que la luz representaba a las almas de los samurais muertos. En la cultura maya, en cambio, las luciérnagas vienen de Cacay, un pequeño insecto que se iluminó una noche para encontrar una piedra verde en medio de la selva que ayudaría a salvar a un niño. Actualmente, tanto en México como en Japón existen varios santuarios de luciérnagas donde poder disfrutar de este espectáculo de luminiscencia.
En España, aunque no hay lugares específicos ni las veremos revolotear entre árboles tropicales, también hay luciérnagas. De hecho, muchos las hemos visto, sobre todo cuando éramos pequeños. La diferencia con otros países, según Ramón Guzmán -fundador junto con Raphaël De Cock de Gusanos de luz– es que en España “hay que buscarlas, no están en cualquier parte”.
Las luciérnagas necesitan humedad y se iluminan para atraer a los machos
Gusanos de luz es un proyecto colaborativo que, desde 2009, recopila información sobre las luciérnagas en España. La iniciativa comenzó con las inquietudes de Ramón Guzmán, quien con la ayuda de su compañero Raphaël De Cock -cuya tesis doctoral en la Universidad de Amberes fue sobre los aspectos ecológicos de estos insectos-, otros expertos y aficionados, han ido recopilando datos e imágenes de avistamientos.
Según Gusanos de luz, en España solo hay 7 especies de luciérnagas y se caracterizan, la mayoría de ellas, porque son las hembras las que se iluminan durante la noche para que el macho las localice. “La luz es una señal de cortejo”, nos dice Guzmán por teléfono. “Cuando los machos las encuentran y las fecundan, ellas dejan de brillar. Al menos durante esa noche. Si tienen suficientes óvulos, es posible que a la noche siguiente se vuelvan a iluminar”.
El espectáculo se produce durante las últimas semanas de junio y primeras de julio, aunque depende de la zona. Cuanto más al sur nos encontremos, antes las encontraremos. En cambio, en el norte se pueden llegar a avistar hasta principios del mes de agosto.
Según Ramón Guzmán, “Si salimos al campo durante esos meses es muy posible que las veamos. Aunque no están en cualquier sitio, sino en lugares húmedos: al lado de una huerta o acequia, en un camino donde se rieguen los campos, al lado de un río, etc. Lo ideal es salir a buscarlas una hora después de que anochezca”.
No obstante, hay que tener en cuenta que, aunque vivamos o estemos en un lugar húmedo y con gran cantidad de luciérnagas, a veces es complicado verlas. En el caso de que haga mucho calor se esconden y, si los machos las localizan antes que nosotros, ellas una vez son fecundadas se apagan.
Las que podemos ver en nuestro jardín o en los campos de los pueblos son las que todavía no han encontrado a su macho. “Son hembras que se iluminan al final del periodo reproductor, o al principio, cuando todavía no hay muchos machos. Por eso las podemos ver varias noches en el mismo sitio”.
Aunque también puede ser porque a los machos les resulte difícil encontrarlas. En ese caso la principal causa es la contaminación lumínica. Pues, aunque ellas se enciendan, el exceso de luz es lo que hace que ellos se despisten.
Cuando los machos también brillan
Las especies de luciérnagas más abundantes en España son la Nyctophila reichii, que es la luciérnaga mediterránea que está en todo el país, también en el norte y en la costa cantábrica; y la Lampyris ibérica, endémica de la Península ibérica y del sur de Francia.
No obstante, también es posible ver la Lampyris noctiluca, aunque su hábitat es más húmedo y suele encontrarse en lugares de más latitud, como el sistema central o el norte; y la Lamprohiza, que son más pequeñas y el cortejo lo realizan un poco antes. Estas últimas se suelen ver en Cataluña, la Comunidad Valenciana, Murcia y Cáceres. “Además, desde hace 4 años hemos localizado una especie exótica de luciérnagas que no son de aquí, ni de Europa. Hemos determinado que su procedencia tiene que ser de Argentina o Uruguay”, dice Guzmán.
Se trata de la luciérnaga Photinus signaticollis, una especie procedente de Sudamérica cuyas características es que los machos brillan durante el vuelo y suelen ir en grupo. “Ahora están en pleno periodo reproductivo”, anuncia Ramón Guzmán. “Llevan en España unos 4 años y son colonizadoras, pues han cruzado la frontera y se pueden ver también en algunas localidades de Francia”.
Los campos de Girona son uno de los lugares donde más avistamientos se han hecho de esta especie sudamericana. Sobre las 9,30h de la noche hay zonas que se llenan de lucecitas parpadeantes que vuelan a una altura de 1 y 2 metros. La estampa es lo más parecido que podemos encontrar a cómo se ven en los santuarios de luciérnagas en los países tropicales.
¿Están las luciérnagas en peligro de extinción?
Aunque no hay registros oficiales sobre el número estimado de luciérnagas que hay en España, Gusanos de luz trabaja evaluando la frecuencia y abundancia de estos insectos luminosos. Actualmente tienen más de 4.000 o 5.000 registros repartidos por muchos sitios de España: parques urbanos, entorno rural, Sevilla, Huelva, Barcelona… En muchas zonas hay luciérnagas, aunque hay que buscarlas en el momento oportuno.
“Mucha gente recuerda que de pequeño veía luciérnagas y ahora ya no, pero hay que tener en cuenta que de pequeños hacíamos cosas durante el verano que de adultos ya no hacemos”, nos dice Ramón Guzmán. “Es muy difícil decir que están en extinción y tomar medidas cuando no se sabe con exactitud cuánta población de luciérnagas hay exactamente. En nuestra web pedimos que nos envíen sus avistamientos”.
En las últimas décadas se han realizado acciones perjudiciales para su supervivencia, como la desaparición de huertas, la urbanización de los campos y el uso de pesticidas que hacen que la especie esté amenazada. Por ello, para proteger el entorno es importante apostar por la agricultura ecológica y favorecer la vida en los campos, huertos y ríos. Como otros insectos y animales, la pérdida de una luciérnaga tiene sus consecuencias, más allá de lo cultural y emotivo.
Las luciérnagas son insectos depredadores. Su ciclo de vida es de unos 2 años y durante la mayor parte de su vida (un año y medio) es una larva. Es un coleóptero, como un escarabajo o una mariquita. Durante su desarrollo se alimentan de caracoles, babosas y posiblemente lombrices. “Siguen el rastro del moco, luego les inyectan una especie de líquido paralizante y de él hacen una especie de papilla que solamente tienen que absorber”.
A finales de junio y principios de julio, cuando alcanzan la madurez y ya no son larvas, se produce el apareamiento. Las hembras ponen los huevos y, tanto ellas como los machos mueren. Ya han cumplido su función reproductora. Las nuevas larvas nacerán entre agosto y septiembre y, con ellas, el ciclo de las luciérnagas volverá a empezar.
Laura Fernández
Periodista, blogger y viajera. No necesariamente en ese orden. En ocasiones me despierto sin saber dónde estoy. Adicta a los cómics y a los noodles con salsa de cacahuete. Redactora en @escapadarural, colaboradora en la Conde Nast Traveler y en la Divinity. Mi casa: Meridiano180.
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Me gustaría encontrar opciones rurales diferentes,inolvidables,soy un apasionado de la naturaleza.
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