El Bosque de Orrius: una excursión un tanto surrealista

Escrito por

15.11.2023

|

6min. de lectura

Índice

El Bosque de Orrius en Barcelona
Bosque de Orrius, en Barcelona. Por luzimag

No hay nada como desconocer el origen de las cosas para que nazcan las historias y leyendas más surrealistas, divertidas, misteriosas, esotéricas y morbosamente atractivas. Eso es lo que pasa en el Bosque de Orrius, un espacio natural típicamente mediterráneo en la provincia de Barcelona en el que hay rocas enormes que adoptan las formas perfectamente esculpidas de un indio, un moai y un elefante. ¿Por qué? Realmente nadie lo sabe, así que el desconocimiento ha dado pie a un sinfín de leyendas. Que cada cual elija la que más le guste.

Y si eres una persona escéptica con los mitos y leyendas, qué más da. Siempre podrás disfrutar de la belleza natural del entorno y apreciar el trabajo que ha habido detrás de cada obra de arte esculpida en la piedra. Vamos de paseo por un lugar tan mágico como peculiar, en un recorrido apto también para las familias.

El Bosque de Orrius, paso a paso

El bosque encantado de Orrius en Barcelona
Bosque de Orrius, en Barcelona. Por luzimag

Para llegar a este curioso “bosque encantado” tenemos que dirigirnos hacia la Roca del Vallés, desde donde tomaremos la carretera comarcal BV-5106. Antes de llegar a la señal que marca el kilómetro dos con dirección al pequeño pueblo de Orrius, en la comarca del Maresme, veremos una zona en el arcén que se amplía y donde podremos dejar el coche.

Ahí veremos un sendero entre la maleza que nos llevará en pocos metros al bosque de las piedras esculpidas. Primero, nos toparemos con una gran roca en la que se ve un elefante de piedra con los ojos pintados de verde; dada sus grandes dimensiones, lo veremos fácilmente. Con cuidado, nos podemos subir sobre su cabeza y tener una panorámica del entorno. Posteriormente, llegaremos a un punto en el que podemos apreciar la cara de un indio mirando hacia el cielo. En el mismo lugar, podemos ver esculpido un impresionante moai –las estatuas neolíticas de la isla de Pascua-, igualmente con los ojos de color verde, muy bien logrado y del tamaño de una persona.

Tenemos otra opción para ver el Bosque de Orrius y caminar un poquito más haciendo una ruta un poco más larga, pero igualmente sencilla de unos 11 kilómetros. En este caso, aparcaremos en el pueblo y caminaremos hacia la parte más alta, donde encontraremos las marcas del GR-92. Seguiremos hacia la ermita de San Bartolomé de Cabañas, de estilo románico, y continuaremos por las indicaciones de la ruta prehistórica hasta entrar en un bosque de pinos blancos y encinas. Primero veremos el Dolmen de Céllecs o la Cabana del Moro; después, el gran bloque de granito Plato de Molino o Plato del Rey. Más adelante nos adentraremos en la parte más salvaje del bosque, llegando al torrente de San Bartolomé y, tras una pequeña subida, veremos el elefante esculpido en la piedra.

¿Por qué hay piedras esculpidas en las afueras de Orrius?

¿Y quién es el autor, autora, autores o autoras de estas sorprendentes obras de arte en la piedra, en medio del bosque? Es la pregunta del millón, porque nadie lo sabe. Se cree que fue algún vecino –o varios- de los alrededores, que se dedicó a esculpir las piedras allá por los años 40 o 50 del siglo XX.

El porqué también se desconoce, lo que ha motivado el surgimiento de todo tipo de teorías: hay quien piensa que es un lugar que estuvo habitado por yoguis, otros creen que era enclave en el que se practicaban aquelarres; los ufólogos también han querido darle un toque de misterio asegurando que en este enclave se ven luces en el cielo. De hecho, el enigma ha llegado a atraer a las cámaras del Cuarto Milenio de Iker Jiménez.

Por todos estos motivos, hay quien dice que a veces se pueden escuchar voces o incluso gritos… Creencias esotéricas aparte, lo único que podemos afirmar a ciencia cierta es que las esculturas son extraordinarias, bien merecen una visita, y se han debido de hacer con un trabajo laborioso y minucioso de varios días.

Por cierto, no es por meter miedo, pero también se dice que el presunto Robin Hood catalán del siglo XV, el bandolero llamado Perot Rocaguinarda, muy querido por el pueblo y odiado por la autoridad, se escondía en un bosque del Maresme. Cada vez que asesinaba a alguien, marcaba una cruz en una piedra. Estas estarían en la Roca de las Cruces, una parada que también podemos hacer en la ruta por el bosque de Orrius.

¿Qué hacer cerca del Bosque de Orrius?

Si aparcamos junto a las esculturas misteriosas del Bosque de Orrius, la excursión será cortita. Si queremos pasar más rato en la naturaleza, podemos alargar la jornada haciendo una de las Rutas Prehistóricas del Vallés, ambos aptos para hacer en familia: hay un sendero señalizado en azul de 4,1 kilómetros que pasa por la Zona Arqueológica de Céllecs, con una excepcional concentración de yacimientos megalíticos fechados entre 3.500 a. C. y el 1.800 a. C.; y otro en rosa, de 5,71 kilómetros, que visita otras construcciones megalíticas de interés como el Dolmen de Can Planes, la Roca Foradada y la Pedra de l’Escorpí.

Por otro lado, si os gusta ver entornos naturales peculiares, a media hora en coche está una propuesta parecida a la de Orrius: el Bosque Escultórico de Ernest Borràs y Berta Julivert (en Dosrius). Originalmente, esta pareja de artistas vivió en los años 80 en el pueblo y decidieron intervenir el espacio que rodeaba su finca. Así, empleó mucho material reciclado, como hierro acero y adoquines, creando figuras caprichosas. Por ejemplo, hay una escultura que se realizó con adoquines retirados de las calles de Barcelona durante las obras de las Olimpiadas del 92. El acceso a las obras que están dentro de la finca donde vivieron los autores es de pago y hay que reservar, pero el resto de intervenciones que están como un museo al aire libre son de visita gratuita. Ahora bien, existe la posibilidad de contratar un guía por poco dinero y enriquecer la visita con explicaciones (ya que no hay ningún panel informativo en el entorno).

Raquel Andrés

Periodista y aventurera. Colaboradora en Escapada Rural, Diari Nosaltres La Veu, La Vanguardia y otros medios. Habitante y amante de las zonas rurales, sea cual sea el destino. Procuro escaparme una vez por semana con las botas de montaña, el arnés o el neopreno. En mi mochila nunca falta saco ni esterilla. Ah, también soy un intento de baserritarra.

Comentarios

Si te gusta escaparte, te gustará nuestra newsletter

Te enviamos recomendaciones personalizadas para que tu próxima escapada sea inolvidable. ¿Te unes?