El embalse del Atazar: arquitectura popular, geología, naturaleza e ingeniería en Madrid

La Sierra Norte de Madrid tiene el privilegio de cobijar algunos de los parajes naturales más bellos de la capital. Uno de ellos es el que engloba la Mancomunidad Embalse del Atazar. Un relieve inconfundible y heterogéneo salpicado de pequeñas localidades que cuenta con diversidad faunística y floral y donde el agua, reconducida por el ser humano, ha dibujado a su antojo inspiradores paisajes que cambian de color en cada estación.

La villa de El Atazar, El Berrueco, Cervera de Buitrago, Patones, Robledillo de la Jara y Puentes Viejas –el cual a su vez integra a Mangirón, Cinco Villas, Paredes de Buitrago y Serrada de la Fuente– son los municipios que componen este seductor y bastante desconocido territorio madrileño.

Joyas rurales con espléndidas casas e iglesias revestidas con la piedra que tanto abunda en esta zona donde el reloj camina lento y relajado. Cualquiera diría que estamos a menos de una hora de la ajetreada y absorbente Madrid.

Esta es una comarca con diferentes protagonistas: llas colosales presas de El Atazar y El Villar; ambas alimentadas por el río Lozoya. La primera, la de mayor caudal de toda la Comunidad de Madrid, representa el 46% del agua embalsada de la región.

La de El Villar fue la primera que gestionó aguas del Canal de Isabel II. Dos faraónicas obras hidráulicas ante las que asombrarse y maravillarse por igual.

El componente histórico de la Mancomunidad del Atazar lo encontramos en los alrededores de El Berrueco, concretamente en la atalaya árabe –parece estar datada en los siglos XVIII o X– y en el puente romano, el único puente de piedra que cruza el arroyo Jóbalo y punto de referencia del histórico camino de acceso a Somosierra.

Seguimos con su amplísima red de senderos que permite descubrir de cerca este fascinante lienzo de berrocales, pedrizas, encinas, pastizales, cárcavas y cuevas. Así como conocer la arquitectura popular de la Sierra Norte de Madrid y algunos de sus oficios y costumbres más arraigados.

De entre todos ellos, sobresale la senda del Genaro o GR 300. Con sus 70 kilómetros, este recorrido se posiciona como el más largo de la Red de Senderos Verdes de la Comunidad de Madrid.

La senda del Genaro presenta una dificultad media-alta y rodea el embalse del Atazar conectando todos los pueblos de la Mancomunidad. Es especialmente agradecida en primavera y otoño, coincidiendo con la llegada de los mantos de flores de la jara y la explosión de colores cobrizos, respectivamente.

Si no la quieres recorrer entera la puedes hacer por tramos, ya que está dividida en siete etapas: El Berrueco – Patones de Arriba; Patones de Arriba – El Atazar; El Atazar – Robledillo de la Jara; Robledillo de la Jara – Cervera de Buitrago; Robledillo de la Jara – El Hospitalillo; El Hospitalillo – Manjirón y El Hospitalillo – El Berrueco.

Para finalizar, está el área náutica de Cervera donde, entre otros deportes acuáticos, se puede practicar remo, windsurf, piragüismo, vela y pesca.

Sin duda, esta zona de la Sierra Norte de Madrid ofrece un enclave envidiable donde pasar unos inolvidables días en absoluta conexión con la Madre Naturaleza y nuestro pasado más reciente.