Fuera de las épocas altas de visitantes, como en Navidad, Santillana del Mar recobra la tranquilidad de una pequeña villa de la costa occidental cántabra.
Su ruta de los belenes o el paseo sencillo por sus callejas casi desiertas con el que contemplar el legado histórico de generaciones impreso en las piedras de las casas, casonas y palacios de la villa.
Santillana del Mar es uno de los pueblos medievales más bonitos del país. Ha sido uno de los núcleos más importantes de la región desde la Edad Media. Fue capital de la Merindad de Asturias de Santillana, una de las merindades que conformaban la actual Cantabria.
La villa se estructura en torno a varios centros de funciones muy definidas. La Plaza de las Arenas presidida por la Colegiata; la Plaza de Ramón Pelayo, que fue originalmente la plaza del Mercado presidida por las Torres del Merino y de Don Borja, así como la Casa Consistorial y el área de los conventos de Regina Coeli y de San Ildefonso.
Un Patrimonio extraordinario
Destaca la Colegiata de Santa Juliana, en torno a la cual creció la villa. Hacia los ss. VIII y IX se fundó un primer monasterio que acogió las reliquias de Santa Juliana, de donde deriva el nombre de Santillana.
En torno al siglo XI el monasterio se convirtió en colegiata. La mayor parte del edificio es románico, aunque se perciben añadidos renacentistas y barrocos.
Destaca su claustro, en la parte norte, cuya importancia reside en la iconografía de sus capiteles, que constituye una síntesis de los principales motivos decorativos del románico.
En cuanto a arquitectura civil, destacan la Torre de Don Borja, y frente a ella, la torre del Merino, una construcción de carácter defensivo que sirvió de vivienda a los merinos mayores de las Asturias de Santillana, ambos del siglo XV.
La casa de Leonor de la Vega, madre del Marqués de Santillana, muy cerca de la Colegiata de Santa Juliana, y detrás de ella, se halla la plaza de las Arenas, donde sobresale el Palacio de los Velarde, también del XV.
Junto a ellos otras construcciones como la Casa-Palacio de Peredo-Barreda o Palacio de la Marquesa de Benamejís; la de los Villa o la de los Bustamante, todas del XVIII. En este conjunto destacan otras edificaciones como la casa de los Barreda, actualmente edificio del Parador Nacional Gil Blas; o el palacio de los Valdivieso, del siglo XVIII.
Casi nada.
Toda la villa es una intrincada red de callejas empedradas, a cuyos lados se ubican edificaciones de todo tipo con un enorme valor histórico.
Cómo llegar a Santillana del Mar
Escapada Rural
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No quiero quitarle merito a Santillana, pero para mi han convertido el pueblo en un zoco donde no das dos pasos sin que exista una tienda, ademas todas venden lo mismo. Ees el pueblo mas visitado de Cantabria, en las temporadas altas es imposible aparcar o moverte por el casco dando un paseo. Desde mi punto de vista ya tiene suficiente promocion, deberiais centraros en lugares tan bellos e interesantes y mucho mas desconocidos, tranquilos y faltos de promocion. Daros una vuelta por los valles pasiegos, vereis la esencia de Cantabria y mucho mas interesante para un viajero. Ademas creo que Comillas tiene mucho mas que ofrecer que Santillana. En Cantabria hay que salirse de los topicos de Santillana del Mar y Picos de Europa, bonitos, pero autenticas «turistadas»
Pasear sin prisa en los atardeceres por las calles empedradas de esta villa cuando las luces iluminan las paredes de piedra, cuando las flores se cierran, produce sensaciones únicas. Si bien es cierto que julio y agosto esta masificado, en los meses de marzo a junio y de septiembre a noviembre no lo está. El municipio como punto central de estancia para visitar durante el día el resto de Cantabria es ideal, dado su encanto en los atardeceres y dado que existe una enorme variedad de alojamientos con un encanto especial tanto en el centro como en el resto de localidades del municipio, nosotros elegimos siempre en una preciosa casa con piscina en la localidad de Viveda, que nos garantiza la tranquilidad y descanso. Santillana tiene algo que te engancha a volver.