El hotel más pequeño del mundo

Doblemente aislado, primero por situarse sobre un embarcadero rocoso en la inmensidad del Océano Atlántico, y segundo por encontrarse en la isla canaria de El Hierro, surgidas de los rugidos de la Tierra, el hotel más pequeño del mundo según reza el Libro Guinness de los Récords. Entre tanto aislamiento, curiosidad y paisaje vienen a encontrarse, qué ironía, las personas que lo visitan.

La otra ironía, porque aquí todo es doble, pese a ser el más pequeño, es su nombre: Hotel Punta Grande. Doble ironía, doble aislamiento y doble encanto y paisaje. Estas son sus credenciales: 600 metros cuadrados de superficie, nueve metros de altura, cuatro habitaciones dobles y vistas al infinito frente a los Roques de Salmor, antigua residencia de los lagartos gigantes y prehistóricos.

En tiempos, el lugar significó un importante acceso por el que pasaban los productos venidos de América, cuando el comercio marítimo estaba en auge. Un antiguo despacho de aduanas, pues, fue remodelado manteniendo el antiguo estilo de sus orígenes: cartas marinas de navegación, un traje de buzo en el comedor, ojos de buey característicos de las embarcaciones. Con el decorado y el rumor del mar a la puerta, si se moviese ligeramante ya pensaríamos que estamos en alta mar rumbo al Nuevo Continente.

No hay teléfono en las habitaciones, ni tampoco hay televisión, pero sí hay terrazas desde la que lanzar una caña de pescar, porque aquí se viene a descansar y a descubrir, doblemente, una paisaje externo y otro interno, el de cada uno. Cuenta con cafetería y servicio de restaurante, cuenta con historia, con un récord y con el buen sabor de cuantos han probado la experiencia; cuenta con un mirador, con una línea de horizonte y con las olas; cuenta bajo su superficie con los orígenes de fuego del mundo. Y cuenta en su interior con el secreto del descanso.