El pozo más antiguo de la Península tiene 4.000 años

¿Habéis visto cómo beben los leones en los documentales de La 2? Inseguros y tensos. Sacan la lengua mientras observan con atención su entorno y los músculos se les disponen para luchar o para huir, según convenga. Ir a por agua es lo más básico, aunque se nos haya olvidado, y peligroso, porque todos la necesitan. «Rival», por ejemplo, es una palabra que deriva de rivera. Rivalizan los que están a cada lado del río (o en la misma orilla).

Bueno, pues en Daimiel, Ciudad Real, todo tiene que ver con el agua. El Parque Nacional de las Tablas de Daimiel se formó porque los ríos se desbordaron en un terreno sin apenas pendientes. Desde hace tres décadas se sabe además que en la zona se perforó el pozo más antiguo de la Península ibérica. Lo construyeron con rapidez y lo defendieron como leones.

Es la Motilla del Azuer, un yacimiento de hace más de 4.000 años. Aquí se levantaron murallas en torno a un pozo hacia el 2.200-1.300 a.C. y se desarrolló una comunidad de un centenar de personas. Era la Edad de Bronce, cuando se desarrolló la tecnología de ese metal. Lo cambió todo, como Internet en nuestro tiempo. Mejoró la producción, se crearon excedentes y cambiaron las relaciones económicas. El control de las fuentes generó conflictos y estimuló la producción de armas más eficaces. En ese contexto se fortifica el pozo más antiguo de la Península.

Entre el 2.200 y el 1.300 a. C. los habitantes de Daimiel se enfrentaron a cambios climáticos que incluían sequías. Cuanto menos llovía, más cavaron. En la Motilla del Azuer llegaron a descender hasta el nivel freático, bajando más y más a través de rampas hasta los 16 metros de profundidad.

La Motilla del Azuer se dispone entre el recinto interior fortificado, la fortificación externa y el exterior. El Recinto interior es el más antiguo. En el Gran Patio está el pozo, pero a su alrededor se dispusieron silos de almacenamiento de hasta 6 m3 para guardar cereales o legumbres, taller de fundición de metales y cabañas para cabras, caballos, cerdos o perros. También se llevaron a cabo las gestiones del poblado.

En la fortificación externa se sigue la disposición circular y las entradas al recinto, mientras que en el exterior se han documentado casas con zócalos, de unos 50 metros de diámetro, que habitaron unas 100 personas. También se desenterraron cadáveres durante las primeras excavaciones y se llegaron a encontrar niños dentro de vasijas.

Las «motillas» son un tipo raro de asentamiento prehistórico: una elevación en una llanura. La Motilla del Azuer no es la única de la Mancha (la de Los Palacios, la de Las Cañas, la del Cerro de La Encantada), pero sí la de mayor envergadura y la que más información ha revelado a los investigadores.

Se han documentado 30 motillas en el mundo, de las cuales 8 están en Daimiel, incluida la de Las Cañas, dentro del Parque Nacional. Las investigaciones de la Motilla del Azuer empezaron en 1974. Dirigidas por Fernando Molina y Trinidad Nájera, las excavaciones se enmarcaron en el proyecto «Comunidades de la Edad del Bronce de la Mancha Occidental», de la Universidad de Granada.

Las investigaciones se paralizaron en 1986. Se abandonó el yacimiento y se deterioró. Del 2000 al 2010 se puso en marcha la campaña de restauración y puesta en valor. Hoy se puede visitar con guía y reserva previa en la web o desde el Museo Comarcal de Daimiel.

La entrada cuesta 5€