El Tarzán catalán que transformó el arte en Argelaguer

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20.10.2023

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Josep Pujiula
Josep Pujiula. Por Smolera

¿Quién no ha soñado de niño o de niña con vivir en una cabaña entre los árboles? Muchos lo intentamos con más o menos éxito y logramos una obra arquitectónica que duró lo que duró. Otros, como el catalán Josep Pujiula, lo hicieron realidad a lo grande, construyendo un auténtico poblado de madera en el bosque.

Se lo tumbaron hasta en tres ocasiones, pero cayó y se levantó todas las veces que hicieron falta, convirtiéndose en todo un símbolo de perseverancia, resiliencia y el arte espontáneo. Esta es la historia de Josep Pujiula, más conocido como “El Garrell” –en honor a la casa familiar donde nació-, “el hombre de las cabañas” o “el Tarzán de Argelaguer”.

Levantó hasta cuatro poblados en solitario

Laberinto de las cabañas de Argelaguer
Laberinto de las cabañas de Argelaguer. Por Smolera

Josep Pujiula (1937-2016) era tornero de profesión. Y un hombre normal y sencillo. En los años 70 del siglo XX comenzó a construir una barraca al lado del río Fluvià, en el campo de Can Sis Rals de Argelaguer, para guardar una barca. Al parecer, le gustó tanto lo que había hecho con sus manos y con los materiales que tenía a su alrededor, que siguió levantando construcciones hasta crear una aldea completa con otras barracas y una casa de tres plantas, con puentes y alguna torre.

Pese a que no le hacía daño a nadie, se topó con que no todo el mundo entendía su arte. Algunas personas entraban en su poblado y lo destrozaban o empleaban sus ramas para hacer fuego. Cuando El Garrell se encaró con un grupo de estos vándalos y recibió un golpe por respuesta, decidió destruir él mismo la aldea.

Pero no tiró la toalla. Con el tiempo ideó un parque con torres de 30 metros y casi un kilómetro de galerías; todo estaba hecho con ramas de acacia del entorno. Para evitar visitas indeseables, construyó un laberinto.

Tuvo que volver a desmontarlo por el paso de la nueva autovía N-260 de Argelaguer a Olot. Entonces, su resiliencia le llevó a aprovechar los materiales de las obras del vial para seguir con su proyecto… Hasta que se topó con una solicitud de la Agència Catalana de l’Aigua por la falta de permisos para las edificaciones y que le forzó a un nuevo desmantelamiento.

El cuarto poblado en medio de la selva es el que se conserva, en la actualidad, de manera parcial. Se ha topado con no pocos impedimentos, también reticencias por parte del ayuntamiento por la inseguridad de las construcciones.

Todo esto le llevó 45 años de trabajo en solitario a Josep Pujiula. Cuando en el documental Garrell. El Tarzán d’Argelaguer (Marc Barceló, 2013), quieren saber el por qué de su obra, responde humildemente: “Cuando me preguntan por qué lo hago… bien, bien, todavía no lo puedo explicar. Es una fuerza que hay dentro de mí”. Las autoridades han hecho la vista gorda, y como nadie me decía nada, he ido haciendo”, añadía, ajeno a un mundo, quizás, demasiado burocrático para las personas sencillas.

Un “Art Brut” reconocido local e internacionalmente

La muerte de Josep Pujiula a sus 79 años, en 2016, fue repentina y llenó de tristeza un pueblo en el que muchos habían pasado su infancia entre las cabañas. Además, su ausencia supuso una pausa definitiva en su obra arquitectónica. En la actualidad ya no se amplía y algunas construcciones se están deteriorando. Otras, las “perdurables”, fueron reconocidas como Bien Cultural de Interés Local (BCIL) por el pleno del Consejo Comarcal de la Garrotxa en 2014.

Esta declaración como BCIL implica que el Ayuntamiento de Argelaguer se hace cargo de una cierta preservación del enclave. Impulsa tareas de mantenimiento del entorno y de limpieza, aunque con unos límites por cuestiones legales y de presupuesto, ya que es una modesta entidad local. “Al morir Pujiula, hay cosas que se han ido cayendo. Lo que cae, cae y no se restaura. No es terreno municipal”, alegan desde el consistorio. Las cabañas del Garrell también han recibido el Premio Garrotxí del año a la Mejor Iniciativa Promocional.

Lo cierto es que la obra del “Tarzán de Argelaguer” se considera un auténtico ejemplo de land art (arte de la tierra) o art povera (arte pobre), porque aprovecha el entorno y el material reciclado creando diferentes espacios y obras entre la montaña, la riera y el río Fluvià. También es una buena muestra de lo que el pintor Jean Dubuffet llamó Art Brut, en referencia al arte creado por personas ajenas al mundo artístico y sin formación académica. Él pensaba, como demostró Pujiula, que todos tenemos un potencial creativo que las normas sociales anulan.

Lo cierto es que el trabajo del Garrell ha llamado la atención de arquitectos y personas de todo el mundo. Ha sido protagonista de diversos programas, reportajes y documentales. La investigadora Jo Farb Hernández llegó a definir el espacio como “la Sagrada Familia del Art Brut.

En recuerdo a un hombre muy querido en su pueblo, la escuela Montpalau de Argelaguer alzó una torre de homenaje, reproduciendo una de las construcciones más emblemáticas del parque del “Tarzán del Argelaguer”. Este mote lo adoptó con tanto humor que se prestó, incluso, a rodar alguna película de aficionados imitando el personaje de ficción con un taparrabos.

Así es la Ruta d’en Garrell

El mundo de Josep Pujiula - Mausoleo
El mundo de Josep Pujiula – Mausoleo. Por levilo – Leandre

No sabemos qué durará el actual Parc d’en Garrell, también conocido como “Les Cabanes d’Argelaguer”, pero de momento, es visitable a través de itinerarios sencillos y bien señalizados a los que solo se puede acceder caminando. El coche hay que dejarlo en el pueblo y, desde ahí, andar por la carretera asfaltada que lo circunvala. El parque está al aire libre, por lo que es gratuito y no tiene horario de visita. En total, son unos 2,6 kilómetros sin desnivel, un paseo ideal para todos los públicos.

¿Qué se puede visitar en la Ruta d’en Garrell? Hay espacios que están cerrados y a los que no se puede acceder por tratarse de construcciones efímeras y deterioradas por el paso del tiempo que el Ayuntamiento considera un riesgo. Estos son los principales elementos que se pueden ver hoy día y que promociona el consistorio desde su página web:

La fuente. Conjunto decorado con monolitos y estatuas hechos con materiales reciclados en el que hay balsas y fuentes interconectadas por donde fluye el agua que va a parar a una pequeña presa.

El cementerio del 4L. Una especie de cementerio simbólico hecha sobre el coche del autor, un clásico Renault 4L.

La Cova del Tossut. Es una gruta artificial de 15 metros de longitud que hizo El Garrell a base de martillo con caras y símbolos esculpidos sobre la roca.

Los huertos. En lo que antes era una “cueva-museo”, donde el autor exhibía algunas de las herramientas que utilizaba en su obra. Fuera hay unas pequeñas balsas que recogen agua de lluvia y sirven para regar una huerta ecológica dispuesta en terrazas hechas con piedras del río.

Raquel Andrés

Periodista y aventurera. Colaboradora en Escapada Rural, Diari Nosaltres La Veu, La Vanguardia y otros medios. Habitante y amante de las zonas rurales, sea cual sea el destino. Procuro escaparme una vez por semana con las botas de montaña, el arnés o el neopreno. En mi mochila nunca falta saco ni esterilla. Ah, también soy un intento de baserritarra.

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