Bea Iglesias, creadora de Oficios Vivos: “Los oficios tradicionales y todas las historias que los envuelven son patrimonio”
Escrito por
15.10.2023
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Hace muy poco tuve el placer de charlar con Bea Iglesias, creadora del proyecto Oficios Vivos. Tal y como explica en su página web, “Oficios Vivos supone para mí la reconexión con mis orígenes y con las raíces del conocimiento, del saber popular, del arte que no se escribe en los libros, ni se expone en los museos, sino que vive en las manos y en los ojos de toda una generación de maestros y maestras rurales”.
Este proyecto supone conectar de nuevo con los inicios, con todos aquellos oficios que siguen vivos y que merecen seguir estándolo. Es evitar el olvido del trabajo de la lana, la enea, el esparto, las cerámicas, la marquetería e incluso instrumentos de los que quizás nunca antes habías oído hablar. También es recordar historias, maestros, anécdotas y descubrir pueblos con mucho encanto.
Por mi lado, podría haber estado hablando horas y horas con Bea, ya que además de ser una bellísima persona, creo firmemente que su proyecto es muy necesario para dar voz a todos los artesanos y artesanas que quedan en nuestro país.
¿Cómo nació Oficios Vivos?
Soy ingeniera de formación y con el paso de los años he tenido la oportunidad de trabajar y colaborar en varios proyectos y asociaciones. Por ejemplo, hace relativamente poco trabajaba en la Red Andaluza de Semillas, bastante relacionado con los haberes y las variedades de cultivo tradicionales, por lo que siempre me ha gustado y he disfrutado mucho de todo lo vinculado al mundo rural.
Aunque la inquietud de seguir explorando esa vía y terminar creando Oficios Vivos puede ser que también venga de mi infancia, pues crecí en un pequeño pueblo de Galicia, en la provincia de Ourense. Siempre he disfrutado mucho pasando tiempo con mis abuelos, preguntando todo lo que podía y más, de los animales y la ganadería.
La conexión con lo rural la he tenido desde siempre, pero quizás fue este mix y el trabajar de más mayor en proyectos de agricultura ecológica donde estaba más a mano y conocíamos a gente en el campo. Ver que no solamente se dedicaban a la agricultura o ganadería, sino que dominaban otras técnicas como conservar los alimentos, hacer queso, podar o ese alto nivel de autosuficiencia, me resultó muy inspirador.
Esa suficiencia hizo que quisiera saber más sobre la artesanía, los quehaceres diarios, la música… Ver que a ellos también les hacía mucha ilusión contarlo y compartirlo me inspiró y motivó muchísimo.
¿Cuándo pusiste en marcha el proyecto?
Se podría decir que siempre he tenido esa semilla y durante estos últimos años he ido haciendo varios cursos para poder emprender y crear lo que es ahora Oficios Vivos. Oficios Vivos nació en plena pandemia ya que fue entonces cuando tuve ese espacio y tiempo que tanto se necesita para poder darle forma y mimo a un proyecto. Enseguida creé la página web a modo prueba y en muy poco tiempo obtuve muchas reacciones y varias personas interesadas en formar parte de esta maravillosa actividad y sumarse a los talleres.
¿Dónde comienza Oficios Vivos?
Oficios Vivos comienza en los pueblos, en las casas y talleres de los propios artesanos. Son talleres muy cuidados y especializados que se han ido trabajando poco a poco con mucho cariño para cuidar hasta el más mínimo detalle. Antes de ofrecer un taller hay una búsqueda, una quedada con el artesano o artesana, se establece el qué incluirá, dónde se comerá y se organiza de la mejor forma posible para que el cliente pueda exprimir y vivir al máximo esta experiencia.
Creo que el modelo de vida y de sociedad está bastante frágil y con Oficios Vivos buscamos otros recursos, otros escenarios, el poder reconectar y aprender. No creo que sea demasiado tarde, pero no hay que dejar que se pierdan y hay que recordar esos quehaceres manuales o la importancia de la materia prima. Por ejemplo, el ir a coger el barro y prepararlo (no comprarlo), saber lavar la lana e hilarla y asociarse al proceso desde el primer momento.
¿Cuáles son los oficios que tienen menos continuidad?
Desde mi punto de vista, con los talleres que he realizado, los oficios que veo que están bastante envejecidos y que suelen estar desempeñados por artesanos de mayor edad son los relacionados con las fibras vegetales. También lo son los materiales que no se trabajan tanto o que cuestan más de obtenerse físicamente (la material prima natural) como la enea, el esparto (sin comprarse ya trenzado), la cestería de paja de centeno (cestería de colmo) o aquellos que la técnica sea más lenta y requiere de más tiempo.
La lana también tendría una continuidad poco clara, era típicamente femenina y aunque queda gente que teje, no hay tantas hiladoras que sepan hilar a mano. El lino tampoco tiene mucha presencia, había bastante en el norte (Asturias o Galicia) años atrás, pero no tanto en la actualidad. Eso ha llevado a la creación de una pequeña asociación que poco a poco lo están recuperando. Desconozco si han recuperado su cultivo pero estaba perdido.
Los madreñeros. Quedan maestros que realizan madreñas (zapatos tradicionales que se utilizaban en el norte de España como Asturias y Galicia) pero la gran mayoría tienen entorno a los 70-80 años o más. También puede afectar que este calzado está muy ligado a las labores del campo y se crearon para poder entrar en los campos cuando había barro. Al no llevar tanto ese modo y estilo de vida más rural, su fabricación ha ido quedando en pausa y más aún si se hacen a mano (tallo a mano, peligroso, trazar el dibujo, etc).
¿Cuáles son los talleres que más han llamado la atención?
Los talleres que más se han solicitado han sido los relacionados con la música, el folclore, las máscaras, la indumentaria o los relacionados con la lana donde también suele haber bastante demanda. Si tuviera que quedarme con uno (donde además ya tengo lista de espera) es el de construcción de pandero cuadrado de Peñaparda (Salamanca).
El pandero cuadrado de Peñaparda es un instrumento especial que ha ido ganando popularidad gracias a artistas como Silvia Pérez Cruz o Vetusta Morla. Es el único que se toca con una porra y es muy agradecido de tocar, tiene un sonido muy peculiar y una historia bastante bonita detrás, ya que antiguamente solo lo tocaban las mujeres.
Este taller sigue teniendo mucha demanda y consiste en aprender a elaborar de forma tradicional el pandero cuadrado típico de Peñaparda. Aquí, Juana Catalán nos abre las puertas de su casa para descubrir este proceso ancestral que permite a cada aprendiz llevarse su propio instrumento.
¿Qué mensaje te gustaría transmitir y que llegara al máximo número de personas?
Me gustaría animar a la gente a que si conoce alguna historia, o por ejemplo sus propios abuelos tienen alguna historia o han practicado toda la vida un oficio en concreto, que lo den a conocer y no se pierda. No hacen falta grandes cámaras, con la del móvil sirve para poder documentarlo y hacer que no quede en el olvido.
No hay que tener miedo o apuro, ya que normalmente las personas más mayores suelen estar encantadas de compartir sus conocimientos, anécdotas e historias. Siempre me han abierto las puertas y me gustaría animar a todas las personas a que, cuando vayan a alguna escapada o a su pueblo, sean curiosos y pregunten. Los oficios tradicionales y todas las historias que los envuelven son patrimonio y ojalá se sigan recogiendo y que podamos contribuir de la mejor forma posible: ya sea grabándolo, compartiendo el testimonio para que este no quede en el olvido, darlo a conocer y que perduren.
¿Qué anécdota de todos los talleres y experiencias vividas te ha marcado más?
Antes, Oficios Vivos se llamaba Rural Arte y una vez fui personalmente a conocer a un artesano cestero que se llamaba Toño. Lamentablemente falleció a los pocos meses, pero si quieres saber un poco más tiene un documental llamado El Último Cesteiro. Estuvimos hablando sobre cómo podríamos hacer un taller de cestería y la verdad es que estaba algo reacio a hacer un taller. Sin embargo, me dijo que lo que tendría que hacer es conseguir crear o promover una escuela de vida rural. La verdad es que me hizo reflexionar mucho ya que todo lo que engloba a encalar paredes, restaurar, cuidar de la tierra y de los animales lo tenemos también algo perdido.
Sea como sea, hemos de tener siempre presente de dónde venimos y si decidimos conocer un poco más el mundo rural intentar que no se nos olvide al volver a nuestras vidas. Intentar también que se nos quede algo de la importancia de la comunidad y que estos saberes perduren para poder conectar y quizás hacernos más felices.
Alba Feliz
Redactora, productora audiovisual y graduada en turismo y dirección hotelera. Creo firmemente que viajar abre la mente y permite conocer otras realidades que quizás desconocemos. Me apasiona la fotografía analógica (la de toda la vida) y darle una oportunidad a los destinos menos conocidos.
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