España en un vaso: una ruta por el país a través de sus bebidas típicas
Escrito por
17.12.2019
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Si de algo puede presumir España es de su gastronomía, nadie lo pone en duda. De punta a punta del territorio, hay bares y restaurantes que harán que el comensal salga con el paladar contento al terminar de comer. Pero no solo de masticar vive el humano: calmar la sed (y el espíritu) es esencial y para eso el país también anda sobrado de oferta.
Se pueden escoger muchas temáticas para realizar una ruta por localidades y una de las más gozosas puede ser conocer las bebidas más típicas del lugar. Dulces, amargas, con burbujas o de colores, todas tienen una historia detrás que las ha hecho populares.
Eso sí, un dato antes de emprender el camino: el alcohol abunda, así que mejor planificar las paradas en el recorrido para no correr ningún peligro al volante si se viaja en coche. Dicho esto, a levantar el vaso y brindar ¡Salud!
Sidra (Asturias)
No hay duda. La bebida por excelencia del Principado es amarilla, se escancia y se toma en medidas llamadas “culines”. La historia de la sidra se remonta a los hebreos, egipcios y griegos, según escritos del autor latino Plinio el Viejo (23-79 d. C.). Su trayectoria está detalladamente documentada y resumirla llevaría párrafos y párrafos. Lo más importante en este caso es que más allá de una bebida, es un elemento que representa la cultura vital asturiana.
La sidra se bebe en comunidad, en los bares, da pie a la conversación y acoge a quien quiera acercarse. Un consejo: hay que llenar el estómago mientras se toma o la resaca puede ser para recordar.
Rebujito (Andalucía):
En una buena Feria de la comunidad no puede faltar este combinado de vino blanco (fino o manzanilla) y soda (es decir, 7 Up o similares). Servido con mucho hielo y, en algunas ocasiones, con hierbabuena. Puede que los detractores del tipo de vino que se utiliza para su elaboración se muestren un tanto reticentes a la hora de probarlo, pero después de dos tragos ni se acordarán de eso que pensaban.
Aunque la bebida se popularizó fuera de Andalucía a partir de los años 90, los ingleses –ya iniciados en el bebercio de vino de Jerez– lo inventaron en el siglo XIX. La suya era una mezcla de este vino con azúcar, una rodaja de naranja, hielo y soda llamada ‘sherry cobbler’ y que aún se toma en Reino Unido, pero sin sevillanas de fondo ni buenas tapas para acompañar.
Pacharán (Navarra):
“A mi póngame un pacharán” es una frase que se puede escuchar fácilmente en un restaurante a la hora de la sobremesa, especialmente si la comida es en Pamplona o alrededores. Considerado como un digestivo, ya existía en la Edad Media y en 1988 se constituyó el Consejo Regulador del Pacharán Navarro. Este espirituoso se elabora a partir de las endrinas (frutas del endrino) maceradas en aguardiente anisado.
Según la historia/leyenda, la reina Blanca de Navarra (1385-1441) se bebió un pacharán un día que se puso enferma y se le curaron los males. Con semejante precedente, cómo no iba a ganarse la fama de saludable.
Caña de cerveza (Madrid):
Si de algo se enorgullecen los madrileños en material de bebidas es de sus cañas de cerveza “bien tiradas”, con la cantidad perfecta de espuma y la temperatura ideal. Y, bueno, es difícil quitarles la razón con un codo apoyado en la barra de cualquiera de sus bares, un vaso en la mano y un pedazo de comida (gratis) en la boca.
Hay que hacer una mención especial a otro de sus productos venerados: el agua del grifo. Es la mejor de España, del mundo, del universo y no hay discusión posible. De Madrid al cielo y del Canal de Isabel II a la garganta.
Horchata (Comunidad Valenciana):
Un respiro entre tanto alcohol. Pasar por su lugar de origen y no tomarse un vaso de horchata con fartons (unos bollos alargados que se mojan en la bebida) casi tiene delito. Es tan popular que se venden en el resto de España, tanto en supermercados como heladerías y locales especializados, pero ya se dice que “como en casa, en ningún sitio”.
Según el Consejo Regulador de la Chufa de Valencia, hay una leyenda que dice que en el siglo XIII, una joven invitó al Rey de Aragón, Jaime I, a probar un poco de esta bebida. Encantado, el monarca le preguntó «¿Qué es aixo?» (¿Qué es esto?). Cuando la chica le contestó que era leche de chufa, él le dijo “¡Aixo no es llet, aixo es or xata!» (¡Esto no es leche, esto es oro, guapa!)” y de ahí su nombre. Sea verdad o invento, aún hoy se considera una delicia al alcance de todo el mundo.
Pomada (Islas Baleares):
En concreto de Menorca. Sí, están las hierbas y el Palo de Mallorca o los licores de Ibiza como representantes, pero es más difícil encontrar este combinado fuera de la isla. Se hace con Gin Xoriguer, una marca de Ginebra menorquina (de hecho tiene el sello de Indicación Geográfica) y con limón. Las proporciones van un poco al ojo del coctelero, pero la correcta sería un tercio de alcohol y dos de limón.
La producción de ginebra comenzó en Mahón a mediados del siglo XVIII a través de los marineros extranjeros. Actualmente son las destilerías Xoriguer las representantes, con su característica botella con asa y la pegatina con el molino como sello de identidad.
Ronmiel (Islas Canarias):
La bebida ideal para acompañar el ritmo calmado y el buen humor propio del archipiélago. Se elabora “a partir de ron, aguardiente de caña, aguardiente de melaza de caña o sus destilados, agua potable, azúcares, extractos vegetales y un mínimo del 2% en volumen de miel de abeja”, como indica el Gobierno de Canarias en su página web. En un principio se hacía en las casas, pero poco a poco llegó la industrialización.
Atención, porque tiene peligro: su dulzura hace que el sabor a alcohol se esconda y es fácil enlazar chupitos sin darse cuenta.
Llegados a este punto, ya estás preparado para realizar el test: ¿Sabes de qué parte de España son típicas estas bebidas?
Carmen López