Unas astillas de la cruz en la que murió Jesucristo (el Lignum Crucis) permanecen hoy en un relicario de doble brazo conocido como la Vera Cruz de Caravaca, uno de los símbolos cristianos más emblemáticos del mundo y que se encuentra en la ciudad del mismo nombre de la Región de Murcia.
Personas creyentes, espirituales y amantes de la naturaleza tienen este año una cita relevante para visitar esta ciudad recorriendo a pie o en bicicleta el Camino de Levante en pleno Año Jubilar. Prepara la mochila y ponte las zapatillas para descubrir un sendero que, en solitario, en pareja, en familia o con amigos, te ayudará a creer en lo extraordinario.
El 2024 es Año Jubilar en Caravaca de la Cruz
Antes de nada, ¿qué es un Año Jubilar? ¿Por qué es tan importante? Es un tiempo concreto en el que la iglesia católica concede la indulgencia plenaria. El Año Jubilar In Perpetuum es un reconocimiento con el que pasa a celebrarse, para siempre, cada cierto tiempo. Un privilegio que tienen pocas ciudades en el mundo como Jerusalén, Santiago de Compostela, Santo Toribio de Liébana, Roma y… ¡Caravaca de la Cruz!
Y es que esta ciudad de la Región de Murcia ha recibido desde hace siglos peregrinaciones de diferentes puntos de Europa, Fue el Papa San Juan Pablo II quien concedió a Caravaca de la Cruz la bendición de tener el Año Jubilar In Perpetuum, que celebra desde 2003 cada siete años.
Así son las cinco etapas del Camino de Levante
Conseguir la “indulgencia plenaria”, es una buena excusa para recorrer los diferentes Caminos de Peregrinación cuyo destino es Caravaca de la Cruz, y uno de ellos es el «Camino de Levante«. A lo largo de 118 kilómetros con poco desnivel (unos 600 metros de subida en total), el senderista o ciclista va descubriendo una gran diversidad de paisajes: desde la huerta murciana, hasta los conocidos con badlands y pueblos históricos con encanto.
En el Camino de Levante se aprovechan diferentes infraestructuras acondicionadas para tránsito no motorizado, como la mota del río Segura o la Vía Verde del Noroeste, que aseguran un recorrido agradable y muy asequible para el público general, ya sea a pie o en bicicleta. Está pensado para completarlo en cinco etapas, aunque la oferta de alojamiento permite acortarlas y hacerlo en más días, si fuera necesario. Así son los tramos:
De Orihuela a Murcia (24 km, 6 horas a pie)
Es la jornada más disfrutona para los peregrinos y recomendamos empezar sin prisas, aprovechando los puntos de interés de la ciudad alicantina antes de arrancar la marcha muy cerca de la Catedral del Salvador. Seguirás por la orilla del río Segura y pasarás por Beniel, entrando ya en la Región de Murcia, y por la pedanía de El Raal, antes de zanjar la etapa en la capital.
La Catedral de Murcia y la plaza del Cardenal Belluga son una visita obligatoria antes de proseguir el camino, así como las terrazas para poner una guinda de fin de etapa inmejorable degustando tapas típicas de la región, como las “marineras”, los “caballitos”, los “matrimonios” o los pasteles de carne. Para dormir, tienes una amplia oferta de alojamiento.
De Murcia a Alguazas (26 km, 6,5 horas a pie)
La segunda jornada es una de esas que invita a la reflexión y a admirar la gran belleza del entorno que te rodea. Buena parte transcurre por la huerta murciana, una de las grandes despensas de Europa.
Pasarás por el Malecón, una construcción que detenía las avenidas del río Segura, en una etapa en la que el agua estará muy presente; podrás hacer un alto en el camino en Molina de Segura y continuarás hasta Alguazas por una Vía Verde muy transitada por bicis y senderistas. El alojamiento más cercano está en Molina de Segura, o bien debes seguir hasta Los Baños de Mula.
De Alguazas a Mula (26 km, 6,5 horas a pie)
En esta etapa entrarás en un recorrido por campos de secano con una belleza muy especial. Podrás apreciar los llamados “badlands”, un paisaje peculiar y muy característico en la zona debido a la erosión del agua (algo que, por cierto, deberás llevar en la mochila para ir bien hidratado todo el camino).
En este tramo puedes tomar un itinerario alternativo por Los Rodeos, junto al río Mula, para conocer el antiguo asentamiento de casitas de pueblo de Campos del Río, y seguir hacia Albudeite, donde se encuentra la sorprendente iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, asentada sobre una mezquita. Otro pequeño desvío que vale la pena es el yacimiento romano de la Villa Romana de Los Villaricos, después de Los Baños de Mula. Una vez en Mula, podremos descansar en este alojamiento.
De Mula a Bullas (21 km, 5 horas a pie)
¡Ya solo quedan dos días! En la penúltima etapa pasaremos muy cerca del Parque Regional de Sierra Espuña, uno de los entornos naturales más valorados en la Región de Murcia. De vez en cuando, alza la vista: ¡podrías divisar algún águila real! En este tramo te esperan algunas cuestas, pero no tiene pérdida: basta con seguir siempre la Vía Verde del Noroeste.
Con ella llegarás a El Niño de Mula, donde podrás parar a recuperar fuerzas, y pronto acabarás en Bullas, un fin de etapa que puedes celebrar visitando el Museo del Vino o la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario. Hay mucha oferta de alojamiento, desde hoteles hasta casas rurales.
De Bullas a Caravaca de la Cruz (21 km, 5 horas a pie)
El último día del Camino de Levante es el más montañoso, pero dicen que cuando algo se sufre, la recompensa se valora el doble, ¿verdad? Y es que aquí subiremos buena parte del desnivel de toda la ruta: 500 metros. Transcurre por un antiguo trazado ferroviario, con paisajes de pinares y viñedos.
Podrás conocer el paraje del Cristo del Carrascalejo, que alberga la bodega más antigua de Bullas. Continuaremos por Cehegín (¡no te pierdas su casco antiguo!) y, poco después, estarás en Caravaca de la Cruz. En lo alto del cerro, te espera la famoso Basílica-Santuario de la Santísima y Vera Cruz. ¡Enhorabuena, peregrino! El abanico de opciones para alojarte en Caravaca de la Cruz es amplio.
Para más información vista la web: www.caminodecaravacadelacruz.es.
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Raquel Andrés
Periodista y aventurera. Colaboradora en Escapada Rural, Diari Nosaltres La Veu, La Vanguardia y otros medios. Habitante y amante de las zonas rurales, sea cual sea el destino. Procuro escaparme una vez por semana con las botas de montaña, el arnés o el neopreno. En mi mochila nunca falta saco ni esterilla. Ah, también soy un intento de baserritarra.
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