Toca pensar en vacaciones, volver a soñar con disfrutar del tiempo libre, olvidar la tiranía de lo cotidiano y vivir aventuras. Y para ello, nada mejor que evitar el turismo de masas y buscar destinos donde convertir cada experiencia en algo único e inigualable. Sé el protagonista de tu propia historia viajando por el interior de Castilla-La Mancha, un lugar evocador en el que cada momento pueda ser un momento único. En definitiva, son las experiencias vividas las que hacen del viaje algo memorable.
Lagunas de Ruidera (Albacete y Ciudad Real)
Hay una galaxia acuática y natural sorprendente a sólo dos horas de Madrid, en el Parque Natural de Las Lagunas de Ruidera, un espacio que suma hasta quince lagunas encadenadas por fotogénicas cascadas que se engarzan unas con otras como si fuera un collar de perlas. El resultado es un paisaje perfecto para desconectar y relajarse.
Con una superficie de más de 4.000 hectáreas, el conjunto de lagunas es ideal para practicar diferentes actividades acuáticas con las que disfrutar de un día al aire libre. Se puede hacer buceo, paddle surf, rutas en kayak, snorkel, vela, windsurf o espeleoturismo, entre otros muchos planes. Además, existen diversas rutas para conocer la zona caminando o en bici, y disfrutar de las frondosas sendas del considerado por muchos como el humedal más bello de la Península Ibérica.
Hay circuitos más extensos como la Ruta del Castillo de Peñarroya (21 km de ida) o la ruta circular (de 14 km) que comienza desde la cascada del El Hundimiento, ambas igualmente aptas para familias con niños, al transcurrir sin apenas pendiente. Hay otros senderos más cortos, como la Ruta de la Laguna Blanca o la Senda del Camino de la Casa del Cerro.
Los miradores que surgen en estos caminos permiten ir contemplando el espectáculo visual que forman estos remansos fluviales y su sorprendente agua en diferentes tonos turquesa. Para muchos la Laguna Colgada es la más bella, pero lo mejor es recorrerlas todas y que cada cual escoja su favorita. A las experiencias naturales que brinda el entorno se suman lugares tan especiales como el Castillo de Peñarroya, las Ruinas del Castillo Rochafrida, de origen musulmán, y la famosa Cueva de Montesinos, donde Cervantes sitúa a don Quijote viviendo uno de sus encantamientos (capítulo XXII segunda parte).
Parque Natural Valle de Alcudia y Sierra Madrona (Ciudad Real)
Para algunos tal vez el Valle de Alcudia y Sierra Madrona se limite a ser un lugar de paso, pero ésta es tierra de naturalezas sorprendentes, leyendas y tradiciones tan genuinas como la trashumancia. Verde, verde y más verde que se expande en todas direcciones hasta tocar el horizonte: un muestrario de impresionante riqueza natural en cuyas 200.000 hectáreas de superficie aguardan un cúmulo de experiencias para poder disfrutar de las vacaciones ganadas a pulso durante el año.
Es Almodóvar del Campo la puerta a este universo natural del Valle de Alcudia. Se trata de una localidad ubicada en la ladera de un cráter, hoy convertido en laguna, y punto de inicio para excursiones a abrigos y cuevas con pinturas rupestres (en Fuencaliente), pueblos mineros y ruinas romanas (Sisapo). Es una base de operaciones para recorrer el valle y dejarse sorprender por la experiencia de un paisaje de carácter remoto, apartado de grandes núcleos de población, perfecto para perderse, y para volver a encontrarse.
Todo se alía para disfrutar de la naturaleza: los observadores de aves disfrutarán contemplando el sobrevuelo del águila imperial ibérica, el buitre negro y la cigüeña negra. Mientras que en el parque natural del Valle de Alcudia y Sierra Madrona se encuentran tres de los espacios volcánicos más destacados de Ciudad Real: el Monumento Natural de Los Castillejos Volcánicos de la Bienvenida, el Monumento Natural Laguna Volcánica de La Alberquilla y el Volcán de Alhorín, junto al embalse de Montoro.
Por la noche, el espectáculo lo ofrece el cielo estrellado. El parque cuenta con el sello “destino turístico Starlight” y como tal, está libre de contaminación lumínica. Unas condiciones perfectas para aprender y descubrir de una forma didáctica y divertida los secretos del universo con alguna de las actividades que se suelen organizar en la zona.
Alarcón (Cuenca)
La espectacular hoz del Júcar funciona a modo de púlpito para que Alarcón pueda lucir aún más si cabe toda su belleza medieval, porque eso es Alarcón, la experiencia de un viaje en el tiempo. Este Conjunto Histórico-Artístico es a su vez un poderoso mirador desde el que maravillarse con el impresionante meandro que el río ha tallado durante millones de años con su peculiar cromatismo.
La entrada al pueblo se hace por la conocida Puerta del Campo, junto a la Torre de las Armas, y a la que la seguirán otras dos, la puerta del Calabozo y la del Bodegón. Es a través de sus calles que te verás inmerso en un enclave medieval en el que destaca la fortaleza de origen musulmán. Este es el castillo medieval donde don Juan Manuel escribió parte de su obra literaria y que actualmente alberga un Parador de Turismo donde se organizan visitas guiadas y en el que se puede experimentar cómodamente los lujos de aquella época. No puede dejar de visitarse la desacralizada iglesia de San Juan Bautista, donde se encuentran las Pinturas Murales de Alarcón, obra del artista contemporáneo Jesús Mateo, declaradas de interés artístico mundial por la Unesco.
Pero hay muchas más experiencias que las que regala el castillo, la cultura y monumentos del pueblo. Y es que basta fijarse en el mapa para comprobar que Alarcón se muestra casi como si fuera una isla en la comarca de La Manchuela conquense. Los extensos pinares que contrastan con el paisaje circundante de campos de cultivos de cereal y viñedos son el escenario ideal para dedicarse al senderismo. Además, siguiendo el curso del río Júcar, se puede disfrutar del embalse de Alarcón haciendo piragüismo en aguas tranquilas.
Parque Natural del Alto Tajo (Guadalajara)
Siempre se menciona a Guadalajara como una de las joyas olvidadas de España, pero más al nordeste, se llega a la comarca del Señorío de Molina-Alto Tajo, conocida como la “Laponia española” por presentar una de las densidades de población más bajas de toda Europa. Llegar allí es un estupendo plan para experimentar la intensa emoción de los lugares que parecen estar aún por descubrir.
“Le despertó el frío y entreabrió los ojos. Los abrió del todo, incrédulo: un hombre andaba por el río”. Sí, el Parque Natural del Alto Tajo es lugar para éste y muchos más “milagros” naturales. Efectivamente, declarado Parque Natural en el año 2000, guarda en su seno muchos de los parajes naturales que inspiraron a José Luis Sampedro su novela El río que nos lleva. Serán también los que inspiren una aventura interior como la que mereces para tus vacaciones.
El Parque Natural del Alto Tajo es un importante muestrario de la biodiversidad castellanomanchega. Su excelente estado de conservación permite disfrutar, entre sus pinares y bosques de ribera, de una atmósfera de serenidad, propicia al encuentro con tu mundo interior. Es el espacio protegido de mayor extensión de Castilla-La Mancha y en la actualidad forma parte del Geoparque de la Comarca de Molina – Alto Tajo, que entró en la red de Geoparques de España como uno de los más grandes de Europa. Son 4.000 kilómetros cuadrados de gran valor biológico y geológico, en el que se erigen 77 pequeños núcleos de población.
Así pues, el Señorío de Molina ofrece al visitante un sinfín de experiencias. Partiendo de la división administrativa que desde la Edad Media estructura el territorio, se pueden visitar numerosos rincones de ensueño, entre los que se encuentra el yacimiento Celtibérico El Ceremeño, la cueva de Los Casares, el castillo de Zafra y el barranco de la Virgen de la Hoz, accesible desde la ruta circular SPG-15. En el Señorío de Molina-Alto Tajo también se puede visitar la sierra de Caldereros, famosa por aparecer con el mencionado castillo de Zafra, en la serie Juego de Tronos, y el bosque fósil de la sierra de Aragoncillo.
Mesa de Ocaña (Toledo)
Desde Ocaña mismo comienza la experiencia de aventurarse por toda una comarca donde abunda un rico patrimonio cultural y arquitectónico, con iglesias, castillos, yacimientos arqueológicos, casonas y plazas mayores. Pero también, esa otra arquitectura más humilde de fuentes, abrevaderos y lavaderos que han acompañado desde tiempos pasados la vida cotidiana de los pequeños pueblos con encanto que constituyen la comarca.
La espectacular plaza Mayor de Ocaña, declarada Monumento Histórico Artístico Nacional, resulta un estupendo punto de partida para conocer toda esta riqueza monumental que hay en estas tierras. No puede faltar tampoco una visita a Yepes, conocida como la «Toledillo» de la comarca por los tesoros patrimoniales que alberga, ni a Huerta de Valdecarábanos, donde tuvo encomienda la Orden de Calatrava. Allí, precisamente, en el entorno de la ermita del Rosario, se encuentra uno de los mejores lugares para hacer una toma de contacto con las principales características de los paisajes de la comarca.
Recorriendo Mesa de Ocaña se pueden descubrir parajes naturales que van de la austeridad de la planicie agrícola, con campos de cereales, olivares y viñedos, a la frescura de las vegas de los ríos. Es sorprendente cómo el agua es un denominador común en esta parte de la provincia toledana. Muy cerca de Ocaña está la Reserva Natural Laguna de La Albardios que junto a la Laguna de El Longar y las dos del Altillo forman un complejo lagunar a modo de pequeños mares interiores. Con la puesta de sol, los flamencos que llegan al lugar regalan una coreografía de intensos colores y belleza en movimiento.
Este paisaje marida perfectamente con el patrimonio vitícola, que proporciona un buen puñado de experiencias turísticas al encuentro de los aromas y sabores de los caldos de distintas variedades de uva tinta y blanca, sobre todo esta última en su variedad Airén.
Las condiciones climáticas han librado las viñas del desarrollo de plagas, por lo que las bodegas han trabajo desde siempre de forma artesanal, omitiendo todo tratamiento químico para lograr un producto natural de altísima calidad, ya famosos desde antiguo, como ocurre con el vino de Yepes y Ocaña, que Tirso de Molina elogió así: «Pasé por Yepes y Ocaña, dos villas de donde el vino hace perder el camino, bodegas nobles de España». Hoy en día no hacen perder caminos, más bien al contrario, permiten encontrarlos de nuevo, caminos que recorrer en este viaje a tu interior que es Castilla-La Mancha.
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José Alejandro Adamuz
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