Cuatro Fiestas de Interés Turístico curiosas e impactantes
Escrito por
23.04.2024
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Cada ciudad, cada pueblo e incluso cada barrio de España tiene sus propias celebraciones. Todos pensamos que las mejores fiestas son las de nuestro pueblo. Y con razón. Son únicas, porque son las nuestras.
Sin embargo, no todas las fiestas españolas son iguales. Algunas de ellas resultan impactantes. Despiertan nuestra curiosidad porque son peculiares. Aquí mostramos cuatro festejos que siempre sorprenden a sus visitantes. Los cuatro están declarados fiestas de Interés Turístico Nacional o Internacional.
Para la concesión de este reconocimiento, se tiene en cuenta “la antigüedad, continuidad en el tiempo, arraigo y participación ciudadana”. También “la originalidad y diversidad de los actos y las acciones promocionales”, según el Ministerio de Industria y Turismo.
Así pues, estos cuatro festejos tienen mucho arraigo y una gran importancia cultural. Forman parte de la idiosincrasia de los pueblos que las organizan. Y además, atraen cada año a más y más visitantes, que se quedan atónitos al contemplar unas celebraciones muy singulares.
La Batalla del Vino de Haro
Cuentan que la famosa Batalla del Vino de Haro comenzó de la manera más ingenua. Como empiezan los combates de almohadas o de lanzamiento de migas de pan. Estaban los jarreros almorzando tras su romería, hacía calor. Uno de ellos le lanzó un chorro de vino a otro, este respondió… y ya estaba liada.
Este fue el detonante de una tradición que ha evolucionado con los años, pero que básicamente no ha cambiado desde que comenzó. Se trata de empapar en vino a todos los participantes, hasta que acaban morados. Literalmente.
El origen de la celebración se halla en la romería a los Riscos de Bilibio. En este enclave a las afueras de Haro descansan los restos de su patrón, San Felices. La romería se lleva a cabo desde la época medieval. Tras la celebración religiosa, se hacía necesario reponer fuerzas antes de emprender el camino de vuelta. Y a partir de aquí, ya sabemos lo que acabó pasando. La fiesta se celebra cada 29 de junio, día grande de las fiestas locales.
Un cohete da comienzo oficialmente a la batalla al finalizar la misa en honor al santo, sobre las 10 de la mañana. Están permitidos todo tipo de artilugios para arrojar el vino: “botas, botellas (que no sean de vidrio), sulfatadoras, calderos, pistolas de agua y cualquier otro recipiente”, según se señala en Haro Turismo.
En la batalla se arroja vino picado, que no sirve para su consumo y que reparten en cántaras las bodegas de la zona a los colectivos que lo solicitan. En la pasada edición, se repartieron unos 10.000 litros de vino picado para la batalla.
Haro Turismo detalla reglas y ofrece algunos consejos prácticos para los participantes. Se acudirá a la batalla “vestido de blanco, con el pañuelo típico de fiestas”. “No te pongas ropa a la que le tengas apego”, avisan. Y “no te fíes de nadie, tus conocidos serán tus primeros enemigos”. “Si ves a alguien que aún le quede una parte de su vestimenta en blanco, será tu objetivo preferente”, añaden.
Después del frenesí de vino y baile, al son de las charangas, la batalla da paso al almuerzo. Lo más típico es reponer fuerzas con dos manjares locales: las chuletillas al sarmiento y los caracoles con tomate. A partir de este momento está prohibido arrojar vino, y el Ayuntamiento pone multas a quien lo hace.
Con fuerzas renovadas, toca volver a Haro para cumplir con otra tradición: las ‘vueltas’. Los participantes dan tres vueltas a la plaza de la Paz al son de la música, antes de acudir a la plaza de toros para la suelta de vaquillas, que pone fin a la fiesta.
Existe una versión infantil para los menores que quieran sentirse partícipes de esta peculiar batalla, en la que no existen vencedores ni vencidos. Solo empapados y empapadas.
El Anunci y el Sexenni de Morella
Morella es conocida por sus numerosos atractivos turísticos: su muralla y su castillo medieval, las torres de Sant Miquel o la Basílica arciprestal de Santa María la Mayor. También por las rutas de senderismo que rodean la localidad, tan apreciadas por excursionistas de todos los niveles.
Sobre ese halo sombrío y nebuloso de las villas medievales, se impone de vez en cuando el colorido de los confetis y los mosaicos. En concreto, cada seis años, cuando se celebran en Morella las fiestas del Anunci y el Sexenni. Un festejo de Interés Turístico Nacional que siempre asombra a quien lo vive de cerca.
La fiesta tiene su origen en 1673, cuando los morellanos hicieron un juramento a su virgen por haberles librado de una plaga de peste el año anterior. Se comprometieron a rendirle tributo con una celebración de nueve días (novenario) cada seis años.
La 55 edición del Sexenni (este año toca) tendrá lugar entre el 17 y el 26 de agosto. Durante nueve días Morella se engalana con impresionantes murales y tapices de papel rizado, que sus habitantes elaboran artesanalmente durante todo el año. La villa amurallada, de esta forma, se convierte en un auténtico museo popular al aire libre.
Cada día toma el protagonismo en la celebración uno de los gremios o instituciones de la villa, que se encarga de organizar y patrocinar los eventos de la jornada. Cada gremio desfila con su retablo, portando sus originales indumentarias y bailando sus danzas particulares. Algunas de ellas son de gran dificultad y vistosidad, con piruetas que requieren de gran pericia. Así, Morella acoge cada día un espectáculo diferente y lleno de colorido.
El Sexenni o año sexenal está precedido por el Anunci, que se celebra un año antes y se considera también parte de la fiesta. Como su nombre indica, se trata de una ceremonia en la que un pregonero “anuncia” el año sexenal. Lo hace acompañado de Fidel, Forta y Prudent (las palabras que forman el lema de Morella), encarnadas por tres jóvenes morellanas.
Posteriormente se celebra un desfile amenizado por los ‘Volantins’, un elemento característico y único de esta fiesta. Se trata de tres figuras que cuelgan de un travesaño en la calle, que bailan y hacen piruetas al paso de los desfiles. Estos tres personajes también están presentes en la fiesta del Sexenni.
El punto culminante y más esperado del Anunci es una impresionante batalla de confetis. Jóvenes y no tan jóvenes se bañan con más de ¡60 toneladas! de papelitos de colores, tras un desfile de carrozas en el que participan más de 1.500 personas. El año pasado, la batalla del confeti congregó a cerca de 20.000 personas en Morella, que tiene una población que no llega a 2.500 habitantes.
El Cipotegato de Tarazona
Cada año, al mediodía del 27 de agosto, un peculiar personaje recorre las calles de Tarazona mientras miles de personas le acribillan a tomatazos. Se trata de Cipotegato, que viste un extraño traje de arlequín rojo, verde y amarillo. El personaje, cuya identidad real se mantiene en secreto, se encarga de dar comienzo a las fiestas mayores de la ciudad con este curioso ritual, declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional desde 2009.
Cipotegato sale del Ayuntamiento para completar su ruta, que cambia cada año. El recorrido también es secreto y lo elige el propio protagonista, normalmente con alguna vinculación sentimental. Una comitiva formada por amigos, anteriores Cipotegatos y peñistas de Tarazona intenta abrirle camino y protegerlo durante su recorrido. Asimismo, su traje está acolchado para mitigar los tomatazos.
Tras completar su recorido, Cipotegato vuelve a la plaza del Ayuntamiento y se encarama a la estatua en su honor. El lanzamiento de tomates cesa y dan comienzo las fiestas. El personaje al que toda la ciudad ha vilipendiado y humillado se convierte entonces en el héroe de Tarazona. Es aclamado y vitoreado por sus vecinos en el éxtasis de la fiesta.
Encarnar a Cipotegato es un gran honor para un turiasonense. Pero no siempre fue así. Hasta hace poco, para poder encontrar candidatos, el Ayuntamiento debía compensar con un par de alpargatas y un abono para la feria taurina al ‘afortunado’. La visión sobre el personaje comenzó a cambiar cuando el turiasonense Luis Escribano se presentó voluntario para ser el Cipotegato en 1984.
Actualmente, el nombramiento de Cipotegato se realiza con un sorteo entre más de 100 candidatos cada año. Como requisitos, han de ser mayores de edad y ser naturales de Tarazona o haber estado empadronados durante 10 años, además de presentar un certificado médico.
La identidad de Cipotegato se descubre cuando finaliza el festejo. El pasado agosto, fue Raquel Azagra quien dio vida al personaje, la cuarta mujer en la historia. “Llevo un año imaginándomelo, pero ha sido mejor -explicaba tras el evento-. El momento de estar subida en la estatua es una imagen que solo la podemos ver los que somos Cipotegato”.
Esta singular celebración tiene un origen incierto, sobre el que hay poca documentación y muchas leyendas. Hay referencias de un personaje similar desde el siglo XVII. En todo caso, “es de toda la vida”, como dicen los mayores de Tarazona. Tanto la fiesta como el papel de Cipotegato han ido evolucionando a lo largo de los años, hasta convertirse en lo que son hoy: una manifestación cultural profundamente arraigada en la gente de Tarazona, que sobrecoge a más visitantes en cada edición.
El Cascamorras de Baza y Guadix
Baza y Guadix comparten una celebración centenaria que cada septiembre lleva a miles de personas hasta estas localidades granadinas: el Cascamorras. Para entender esta fiesta, declarada de Interés Turístico Internacional, es necesario acudir a sus orígenes, que se sitúan a finales del siglo XV.
La teoría más aceptada cuenta que un constructor de Guadix, llamado Juan Pedernal, se encontraba trabajando en Baza cuando descubrió por casualidad la talla de una virgen. La imagen había permanecido oculta durante tres siglos de ocupación musulmana, con intención de protegerla. “Baza, Guadix: tened piedad de mí”, dicen que exclamó la Virgen, llamada desde entonces ‘de la Piedad’. La talla todavía conserva una marca de pico en su mejilla.
“Baza, Guadix: tened piedad de mí”
La Virgen de la Piedad
La custodia de la virgen motivó una disputa entre ambos pueblos. Los habitantes de Baza creían que la talla les pertenecía, por haber sido encontrada allí. Mientras, los de Guadix la reclamaban por haberla hallado uno de los suyos. La Justicia de la época decidió que la Virgen permaneciera en Baza. Por su parte, Guadix podría disponer de ella un día al año para rendirle tributo.
Pero lejos de solucionarse, el conflicto se recrudeció cuando Guadix envió a su primer emisario a Baza para llevarse a la Virgen. El primer Cascamorras, que fue precisamente Juan Pedernal, fue recibido con hostilidad por los bastetanos, que impidieron su propósito. Por si fuera poco, a su vuelta a Guadix sus vecinos le recibieron de la misma forma, por no haber conseguido su objetivo.
Finalmente, tras numerosos pleitos y disputas, se llegaría a una solución mucho menos violenta. El Cascamorras podría llevarse la imagen si lograba alcanzar sin mancharse el templo de la Merced de Baza, donde se guarda la virgen. Un objetivo a todas luces imposible, ya que el personaje sería asediado en su recorrido por la gente de Baza, que intentaría mancharle con pintura negra y aceite quemado.
Este es el origen de esta curiosa celebración compartida entre dos pueblos. La fiesta dejó de celebrarse durante años, hasta que se constituyó en Guadix a finales del siglo XIX la Hermandad de la Virgen de la Piedad y la Peña del Cascamorras, que la recuperaron y comenzaron a organizarla de manera más festiva y cultural, tal y como la conocemos hoy.
En la actualidad, el emisario de Guadix entra en Baza cada 6 de septiembre a las 18:00h., perseguido por una muchedumbre embadurnada que le intenta alcanzar y manchar. Por suerte, hoy en día no se utiliza aceite, sino pintura negra ecológica.
Durante su recorrido, de unos 3 kilómetros, el Cascamorras hace varias paradas para ondear su bandera entre el jolgorio de la multitud. Y su colorido traje amarillo, verde y rojo acaba inevitablemente teñido de negro. Tres días después, el Cascamorras vuelve a casa, donde sabe que le espera un nuevo baño de color, en este caso el rojizo del almagre típico de Guadix.
Así, el Cascamorras ha pasado de confrontación entre dos ciudades a fiesta compartida, de la que cada año disfrutan miles de personas.
Miguel Perez
Me encanta el fútbol, leer, viajar, descubrir nuevos destinos y contártelos
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página muy interesante y atractiva curiosa y bien detallada.
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