7 fiestas gastronómicas para saborear España

09.10.2022

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6min. de lectura

Fiestas gastronómicas: calçotada en Valls
Fiestas gastronómicas: calçotada en Valls. Por flydime

Cuando viajamos solemos olvidar un sentido en casa… Tenemos claro que los destinos se experimentan con la vista, el oído, el olfato e incluso el tacto pero, ¿y qué hay del gusto? Los lugares tienen sabores singulares. A menudo, la gastronomía de España dibuja un mapa más interesante que el mapa de carreteras nacionales. Además, el gusto es uno de los sentidos primordiales de los recuerdos. Seguro que una vez que saboreas un lugar lo recuerdas para siempre sin necesitar fotos o postales que aviven la memoria. Aquí os dejamos algunas de las fiestas gastronómicas imprescindibles para disfrutar este otoño/invierno.

Día de las Sopas Perotas (Málaga)

Además de naturaleza, la Gran Senda de Málaga es un camino de sabores que permite conocer los secretos de la gastronomía malagueña. En ese viaje de sabores, Álora es parada imprescindible, escenario de uno de los platos estrella del lugar: las sopas perotas. Y es que el valle del Guadalhorce -desde el castillo árabe del municipio hay una vistas perfectas al mismo- es tan fértil que produce riquísimas hortalizas, base de este tipo de sopas a la que los adictos al cuchareo no se pueden resistir: pan, tomate, cebolla, pimiento, ajo, hierbabuena y otras especias y productos de la huerta.

El plato es tan popular que tiene su propia jornada: “el día de las sopas de perotas”. Se celebra el primer sábado del mes de octubre de cada año, en la plaza Baja de la Despedía. Muy cerca está el Caminito del Rey, ideal para quemar las calorías de más acumuladas.

Fiesta del marisco de O Grove (Pontevedra)

Si Galicia es tierra de mariscos, O Grove es el mayor exponente de tal tradición marisquera. El bello municipio es el paraíso de los mariscos, o mejor, dicho, de los amantes del marisco: cigalas, langostas, pulpo, centollos y muchas más variedades. La fiesta viene celebrándose desde el año 1963, cada mes de octubre (un mes con ‘r’, tal como dice el saber popular).

El festival consiste en cocina en vivo, sesiones de vermut o concursos de platos elaborados, entre otras actividades programadas. Declarada de Interés Turístico Nacional en la década de los ochenta, es una oportunidad única de saborear estas delicias a precios relativamente populares. Por supuesto, el maridaje ideal, vino Albariño.

Festival Nacional de Exaltación del Botillo en Bembibre (León)

Tierra de celtas, romanos y visigodos, el Bierzo es el paisaje hecho historia y, también, sabor. Un mundo aparte y singular en León. Al oeste de las Médulas, esas cicatrices mineras que con el tiempo han dado belleza a la naturaleza, se encuentra el municipio de Bembibre, lugar donde a finales de enero (o principios de febrero, según caiga el calendario ese año) el producto estrella de la comarca se convierte en protagonista estelar.

Durante una semana, con el festival, declarado de Interés Turístico Nacional, muchos restaurantes incluyen el botillo, elaborado con carne de cerdo condimentada y ahumada, en sus cartas. Pero no solo de botillo vive el gastro-viajero, por lo que, además, tiene lugar la Muestra y Degustación de Productos Bercianos, con quesos, grandes vinos, mieles, castañas y chacinas de la zona.

Feria de Otoño de Biescas (Huesca)

En pleno corazón del Pirineo aragonés y rodeado de espectaculares macizos, el valle de Tena destaca por su magnífico paisaje natural, tal como se puede comprobar a simple ojo desde el mirador de San Salvador, en la iglesia de San Salvador. Es en ese paisaje donde tiene lugar la Feria de Otoño, en la localidad de Biescas, a solo 25 kilómetros del Centro De Visitantes Parque Nacional. El certamen celebra cada octubre tanto la temporada otoñal como la gastronomía, que en esto del buen comer depende mucho la hoja del calendario. El festival gastronómico reúne todos los años a las principales queserías. Además, el programa incluye expositores de varios sectores, conciertos, actividades familiares e incluso subastas de ganado.

Fiesta de la Calçotada en Valls (Tarragona)

Llegar a L’Alt Camp es entrar de lleno en el país del calçot. En los mapas gastronómicos, Valls es su capital. Del 15 de noviembre al 7 de abril se desarrolla la concurrida temporada del calçot. Los visitantes llegan por centenas cada fin de semana para probar el calçot de Valls, que debe cumplir con los criterios de la Indicación Geográfica Protegida, los únicos que garantizan una perfecta cocción en la parrilla.

Los calçots se sirven en una teja. Al pelarlos los dedos se tiznan y eso es parte de su gracia, junto a la deliciosa salsa donde se untan antes de comer. La calçotada típica se completa con judías secas, alcachofas, carne de cordero y longaniza. De postre, crema catalana y una naranja, perfecta para la digestión. El epicentro de este maratón de calçots es el último domingo de enero, cuando se celebra la Fiesta de la Calçotada en Valls.

Concurso de Ollas Ferroviarias de Reinosa (Cantabria)

Por fechas, suele aparecer la lluvia, pero eso no tira atrás ni a los participantes ni a los visitantes. Los olleros buscan refugio bajo los porches, el humo sale de las ollas y mientras las peñas preparan los guisos en la plaza, la música llena de matices la escena. ¿Quién dijo que el folclore sólo se escucha o se ve? También se saborea. Si hay un plato estrella del cuchareo en Cantabria, ese es, sin duda, la olla ferroviaria.

De sus inventores poco se sabe más que, como su nombre indica, fueron ferroviarios del tren que cubría el trayecto Bilbao-La Robla, inaugurado en 1894. Los trayectos eran muy largos y durante el invierno apetecía comer. Así que maquinistas y fogoneros del ferrocarril hullero se convirtieron en cocineros ya que, como mínimo, tenían la fuente de calor más cercana. Ahora, Reinosa celebra cada 20 de enero esta festividad, en recuerdo del buen comer.

Feria del Cocido de Lalín (Pontevedra)

“De San Amaro a San Valentín, Mes del Cocido en Lalín”, es decir, que esta feria dura un mes, del 15 de enero al 14 de febrero. Sus orígenes se remontan al año 1968, cuando varios municipios de la comarca del Deza se reunieron para preparar una estrategia de difusión turística de la comarca del Deza. Se les ocurrió la genial idea de hacerlo a través de la comida. Hoy, cada años, más de una treintena establecimientos hosteleros -imprescindibles: La Molinera, Agarimo o Casa Currás, por ejemplo- incorporan el cocido en sus cartas a diario. El día grande, al mediodía se celebra un gran desfile de carrozas y por la tarde hay conciertos en la plaza de la iglesia.

José Alejandro Adamuz

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