Más allá del cerezo: la floración del piorno en la Sierra de Gredos
Escrito por
04.05.2021
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Cada idioma se desarrolla en una sociedad y se adapta a sus costumbres, a sus conceptos e incluso a las ideas. Por eso, a veces, no existen palabras equivalentes en dos lenguas. Por ejemplo, el alemán tiene una que “resume” el sentimiento de echar de menos un lugar en el que nunca se ha estado: fernweh. No tiene equivalente en español como tampoco hay un término que por sí solo nombre la actividad de observar las flores que en japonés se explica con la palabra hanami.
¿Por qué ocurre esto? Puede que sea porque esos sentimientos o costumbres son tan importantes en el país o zona en la que se habla esa lengua que era necesario o cómodo poder nombrarlo con un solo vocablo. Y para los nipones observar la floración de los cerezos (sakura, en japonés) al inicio de cada primavera es una tradición milenaria muy importante en su cultura. Tanto que atrae a visitantes de todo el mundo que quieren disfrutar de la imagen de los pétalos rosas dando color al paisaje.
La forma de celebrar ese regalo fugaz de la naturaleza (suele durar unas dos semanas) ha ido evolucionando con el tiempo y de ser una actividad propia de las clases superiores ha terminado siendo una fiesta popular. La gente monta picnics debajo de los árboles y disfrutan del ambiente rosado incluso entrada la noche, gracias a las bombillas que se instalan en los parques. Es el mencionado hanami.
En España no hay una sola palabra que la defina, pero sí hay costumbre de visualizar la floración en el campo. Las escapadas al Valle del Jerte en los meses de marzo y abril para ver las flores blancas de sus cerezos es el caso más conocido, aunque no es el único. De hecho, en la Sierra de Gredos hay puntos que se tiñen de amarillo entre mayo y junio pero no a consecuencia del despertar de un árbol, sino de un arbusto.
Se trata del piorno, una especie arbustiva cuyas plantas pueden tener flores blancas aunque las más habituales son amarillas o doradas. Durante la época que se ha señalado colorean las laderas de las 65.000 hectáreas por las que se extiende. Debido a lo espectacular del paisaje que se forma cuando florece, la Asociación de Empresarios de Gredos Norte (ASENORG) organiza cada año el Festival del Piorno en Flor para atraer a visitantes y animar a los vecinos locales –hay 25 municipios en la zona– a disfrutar de lo que ofrece la naturaleza.
La pandemia hizo que el año pasado las actividades fuesen online y ante la incertidumbre de las medidas sanitarias que se irán tomando durante los próximos meses, muchas de las que se han organizado para este 2021 también serán digitales. Pero desde la organización invitan a quienes se decidan a disfrutar de su propia jornada de hanami a compartir sus fotos a través de las redes sociales. Hay más de 60 puntos de observación en los que tomar instantáneas o grabar vídeos de la experiencia, lo que ofrece una ventaja añadida al disfrute de la naturaleza: no hay problema de aglomeraciones.
Los hashtags con los que etiquetar las aportaciones en las redes sociales son #piornosenflor, #piornosforever, #piornosdesdecasa o #piornizate. Ya se pueden ver las primeras aportaciones de este año o hacerse una idea de lo que supone adentrarse en los campos de la Sierra de Gredos viendo las de los anteriores.
Otros hanamis por España
Además de las mencionadas floraciones famosas como las de los cerezos en Extremadura o el piorno en Gredos, hay otros puntos del país en los que la naturaleza también brinda un buen espectáculo de color. De hecho, hasta podría ser una buena temática para una ruta primaveral de escapadas. Estos son algunos de los más atractivos.
Los melocotoneros de Cieza
La flor del melocotón de este municipio de Murcia tiñe los campos de rosa intenso combinado con el blanco de los pétalos de los albaricoqueros y ciruelos. Aunque los brotes se dan antes de la primavera, entre febrero y marzo, algunas semanas antes o después se puede disfrutar de la experiencia aunque sea mitigada.
Debido a la fama que ha ido tomando –impulsada primero por los fotógrafos que se desplazaban a la región para capturar en imágenes el fenómeno– se empezó a organizar la Ruta de la Floración, que además de conducir a los visitantes por los mejores rincones de observación, también incluye ofertas gastronómicas y concursos de fotografía.
Los almendros de la Sierra de la Tramuntana
En 2019 este espacio natural de Mallorca fue declarado Patrimonio de la Humanidad. Tiene la peculiaridad de ser la primera floración de este árbol –en la isla hay más de 10.000– en el Estado, posiblemente por el clima del archipiélago. Las ramas empiezan a llenarse de color cuando todavía es invierno, alrededor del comienzo de febrero.
A través de sus 62.000 hectáreas se pueden realizar diferentes rutas a pie, en coche o en bicicleta para adentrarse en el espectáculo. Una buena idea para quienes quieran conocer algunas localidades en las que se ven las flores es ruta la circular que se extiende durante 11 kilómetros y pasa por municipios como Selva, Binibona o Caimari.
Los ciruelos de Nalda
Hay quien también conoce la zona como el otro Jerte o el pequeño Jerte debido a la exuberancia de sus campos cuando florece el frutal que predomina en la zona: el ciruelo, en concreto el de la variedad Claudia verde. Su fecha de esplendor es abril y durante la primera semana del mes se celebra el Día del Ciruelo en Flor.
Así, esta localidad de La Rioja organiza múltiples actividades gastronómicas y culturales, además de la tradicional subida al Mirador del Castillo de Nalda. Desde ese punto se puede observar con amplitud el Valle del Iregua y por el camino es posible conocer algunos monumentos como las ruinas del convento de San Antonio.
Carmen López
Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.
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