La cripta de Gaudí que inspiró a la Sagrada Familia
Escrito por
23.02.2021
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A las afueras de Barcelona capital, en el municipio de Santa Coloma de Cervelló, aún se conserva prácticamente intacta una de las colonias de una antigua fábrica textil. Es la Colonia Güell, el poblado que el empresario Eusebi Güell levantó para sus trabajadores y cuyo diseño corrió a cargo de Antoni Gaudí.
Fue pionera. Y no solo por su arquitectura modernista, sino también por su organización y privilegios. El empresario catalán la dotó de servicios e infraestructuras culturales. En ella había dos escuelas (una masculina y otra femenina), un hospital, comercios, una fonda, teatro y una iglesia: la cripta de Gaudí, un laboratorio donde el arquitecto catalán experimentó con formas y materiales que le sirvieron de inspiración para la Sagrada Familia.
Montse García, Responsable del Centro de Interpretación Colonia Güell, nos espera a la entrada del templo. El día amenaza lluvia. El cielo está encapotado, aunque es principios de octubre y aún hace calor.
“Antiguamente la cripta estaba integrada con el bosque”, nos explica mientras abre la valla que da acceso al templo. “Ahora quizá no se aprecia tanto, un huracán se llevó parte de los pinos”. Aún así, está rodeada de abundante vegetación. Desde la parte superior se pueden ver algunas de las casas del pueblo, así como parte del bosque que avanza hacia él.
“En los planos originales iba a tener más pisos”, nos dice Montse García. “Iba a ser como la Sagrada Familia en miniatura. Aquí es donde Gaudí hizo sus cálculos y practicó la totalidad de sus innovaciones arquitectónicas”. El arquitecto catalán utilizó en la cripta, por primera vez, los arcos de catenaria, la entrada con forma de paraboloides hiperbólicos y materiales reciclados.
“No hay ningún material de lujo. Gaudí cogió ladrillos quemados, escoria de fundición, hierro y madera”, explica mientras señala la pared de uno de los laterales del templo. Debido a su ubicación, sobre un promontorio, está inspirada en la forma de los seres vivos.
Gaudí no fue a la inauguración de su cripta
Su interior es como una gruta natural semicircular cuya única luz, nebulosa, es la que se escurre entre las vidrieras ofreciendo un choque de colores. La nave es de planta libre, el altar se puede contemplar desde cualquier punto. Solo las columnas de piedra delimitan el espacio central, ocupado por bancos de madera y forja. No son los originales.
“Uno de ellos se vendió durante la guerra civil por un millón de pesetas. El dinero fue para la colonia, para aquellos que lo necesitaban para seguir viviendo aquí. Solo hay 20 bancos originales, algunos se vendieron y 11 de ellos están en el Museo Diocesano de Barcelona”, nos explica Montse García.
En el exterior nos muestra la foto original de la maqueta del edificio. Gaudí tardó 10 años en hacerla y, según los planos, el templo iba a tener 40 metros de altura.
La primera piedra se puso en 1908, aunque en 1914 se paralizaron las obras. Eusebi Güell cayó enfermo y sus hijos decidieron dejar de financiar su obra. La gente de la colonia trabajó para que, al menos, en la parte superior de la cripta no entrase agua. Un año después, en 1915, el templo se consagró como iglesia. “Gaudí no fue a su inauguración. Dijo que su obra estaba inacabada”, nos cuenta Montse García.
Una colonia modernista única
La Colonia Güell tenía muchas particularidades. Su estilo modernista es único, aunque su ubicación también fue una extrañeza para su época.
En Cataluña había más de 100 colonias. La mayor parte de ellas se localizaban en los márgenes de los ríos Ter, Llobregat y Cardener. Aprovechaban el cauce del agua para generar energía hidráulica para sus fábricas. La Colonia Güell, en cambio, estaba alejada de los ríos. La energía se obtenía del carbón que se sustraía de las minas de Eusebi Güell.
La fábrica textil de la colonia era muy importante. Aquí se producía algodón, pana y el terciopelo con el que se vestiría la aristocracia española. Para que los trabajadores fueran a buen ritmo y optimizasen su producción, Güell cuidó de que al poblado no le faltase de nada.
El diseño dependía de Gaudí, aunque él solo se involucró en la cripta. Las casas e inmuebles fueron obra de sus discípulos: Francesc Berenger y Joan Rubió, quienes levantaron la colonia en forma de triángulo. En los vértices están la cripta, la fábrica y la escuela. “El triángulo significa el ojo de Dios que todo lo ve”.
Para la distribución de su casco urbano, Güell se inspiró en las colonias alemanas. “Las calles son anchas y están compuestas por casas unifamiliares de dos plantas, por lo que no tapan el sol”, explica Montse García mientras subimos por una de las calles que llegan hasta la plaza.
En el centro de este cruce de caminos, lo encontramos a él. Al ideólogo de la colonia: Eusebi Güell. “La vida entonces era muy paternalista, se hacía lo que decía el amo”, nos cuenta Montse García mientras señala la escultura. Aunque los trabajadores se rebelaron. Durante la guerra civil comenzaron los movimientos sindicales, la fábrica fue colectivizada y pasó a manos de los trabajadores. Hasta que se termino la guerra, que la familia Güell la recuperó. En 1945 la vendieron y la fábrica siguió con su producción.
Hoy, la vida en la colonia es tranquila y sosegada. Y esta es una de las razones por la que los vecinos, como Montse, adoran vivir aquí.
Con el cierre de la fábrica, en 1973, los extrabajadores y sus familias tuvieron la oportunidad de comprar las casas y seguir cuidando del pueblo. La industria y el cultivo de los campos de los alrededores siguen siendo el motor principal del lugar, aunque ahora también tienen que sumar el turismo.
“Somos Patrimonio de la Humanidad y hemos recibido premios por la sostenibilidad de la colonia. Aquí lo reciclamos todo. Y, sí, hemos crecido. Ahora somos unos 700-800, pero lo hemos hecho poco a poco y, aunque cada vez viene más gente a visitarnos, no estamos masificados”, explica Montse García orgullosa. Ella reconoce ser una afortunada, pues hace lo que más le gusta: guiar a los turistas por un patrimonio prácticamente desconocido pero de lo más relevante. «Los que estudian a Gaudí consideran que esta es una de sus obras más importantes, ya que tuvo total libertad para realizarla», concluye.
La Colonia Güell es la única colonia de estas características que aún se conserva en Cataluña.
Laura Fernández
Periodista, blogger y viajera. No necesariamente en ese orden. En ocasiones me despierto sin saber dónde estoy. Adicta a los cómics y a los noodles con salsa de cacahuete. Redactora en @escapadarural, colaboradora en la Conde Nast Traveler y en la Divinity. Mi casa: Meridiano180.