La Graciosa, la isla salvaje y sin asfalto de Canarias
Escrito por
21.10.2021
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4min. de lectura
Las Islas Canarias son siete islas. ¿Sí o no? Hasta 2018, la respuesta correcta a esta pregunta hubiera sido un rotundo «sí». A día de hoy, la opción correcta es «no» porque, desde el 26 de junio de 2018, se ha sumado una nueva integrante a la familia del archipiélago. ¿Su nombre? La Graciosa, una isla situada al norte de Lanzarote que, junto a los islotes de Montaña Clara, Alegranza, Roque del Este y Roque del Oeste, conforma el archipiélago Chinijo, un espacio natural protegido convertido en una de las mayores reservas marinas de la Unión Europea con sus 70.439 hectáreas.
Aunque La Graciosa es ya oficialmente la octava isla canaria, sigue dependiendo administrativamente de Lanzarote, del municipio lanzaroteño de Teguise. ¿El mejor lugar desde el que divisarla al completo? El mirador del Río, en Lanzarote, uno de las muchas aportaciones de César Manrique a la isla.
La Graciosa es una isla salvaje, sin carreteras de asfalto que la recorran. Todos los caminos son sendas de arena por las que solo se puede ir a pie, en bici o subidos en algún jeep. Su orografía y terreno están tal cual fueron creados por la madre naturaleza. Una particularidad muy especial que supone un reclamo para aquellas personas que quieren disfrutar de un fabuloso y tranquilo día de playa prácticamente en la intimidad.
En cuanto a sus habitantes, La Graciosa solo cuenta con dos núcleos de población. El principal, Caleta de Sebo, es el que recibe los ferries (26 € ida y vuelta para los no residentes canarios) que diariamente parten del puerto de Orzola, en Lanzarote. Un reducido puñado de casas inmaculadas, de una y dos alturas y cuyas ventanas y puertas lucen bonitos tonos marrón, verde o azul añil.
El pueblo cuenta con restaurantes, alojamientos turísticos y es donde se ubican las empresas de alquiler de bicis o aquellas que ofrecen traslado en jeeps.
Un poco más al sur hay otro pueblito, Pedro Barba. Aunque no cuenta con ningún servicio y es más bien un refugio para cierta gente de mayor poder adquisitivo que buscaban más intimidad.
Las mejores playas de La Graciosa
Todas las playas de La Graciosa tienen su particular encanto. La más cercana es La Francesa, situada a dos kilómetros de Caleta de Sebo. Se tarda una media hora caminando y es una maravilla. 500 metros de arena blanca que te acercan a sus nítidas aguas verde turquesa en las que vive una rica fauna marina. Todo un paraíso para los bañistas protegido por el paredón de 172 metros de la montaña Amarilla.
Desde La Francesa, y dedicando unos 15 minutos adicionales, se localiza la coqueta playa de La Cocina, otro de los excepcionales lugares donde zambullirse en La Graciosa.
En la zona norte de la isla encontramos la playa del Ámbar y la de Las Conchas. La primera cuenta con una arena muy fina de un intenso color dorado que contrasta con el negro de las rocas volcánicas, además ofrece una excelente postal del islote de Alegranza. Se debe tener especial cuidado con las corrientes marinas y el oleaje pero es perfecta para disfrutar de un baño tranquilo incluso en temporada alta.
En cuanto a la playa de Las Conchas, sus 600 metros de arena blanca y aguas turquesa la han convertido en la mejor playa de La Graciosa por aquellos que la han visitado. Sus amplias vistas a los islotes de Montaña Clara y Alegranza, y los rojizos de la propia montaña Bermeja también han ayudado. A pie se tarda, aproximadamente, una hora en llegar desde Caleta de Sebo pero es una caminata que bien merece la pena.
Sin lugar a dudas, La Graciosa es un destino bastante inexplorado con mucho aún por descubrir.
Elísabet García
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