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Cuenca fue nuestra segunda parada de un breve pero intenso viaje por Castilla-La Mancha. Tras un paseo por el casco antiguo de la capital y superado el vértigo de cruzar el puente de San Pablo, pusimos rumbo hacia Huete, en la Alcarria conquense. Allí nos esperaba una mujer que hizo de su hobbie su forma de vida, y que esa mañana había accedido a compartirla con nosotros.
Marina Olarte es apicultora profesional desde 2015. Su familia tiene unas tierras a escasos kilómetros del pueblo, donde colocó sus colmenas: varias cajas enormes de hojalata que sirven de hogar para las colonias de abejas. Conocerla sería una de las experiencias más emocionantes del viaje y hacía un día estupendo para estar en el campo.
Olarte nos citó en Pósito Real, un edificio abovedado del siglo XVII donde elabora y vende la miel, en el centro de Huete. También es donde atienden a las vistas, “Les enseñamos lo que es una colmena, cómo se extrae la miel, etc.”, nos explicó mientras cogía los trajes de apicultor.
Tras un breve recorrido por la tienda, partimos hacia las colmenas. Su padre y ella nos guiaron por una carretera de tierra que fue a dar a un pequeño montículo donde había varias cajas almacenadas. “Algunas de ellas están vacías”, dijo mientras buscaba un lugar donde sentarse para hacer la entrevista.
Nuestro realizador, Manu, quiso imitarla tocando algunas de las colmenas, lo que hizo que las abejas le picasen. “Las abejas cuando atacan es porque notan un peligro”, dice Olarte. “Ellas están trabajando en su entorno, por lo que se molestan si nos acercamos demasiado, se sienten amenazadas o les quitamos su miel”. Era el momento de colocarnos los trajes de apicultor, que consta de un mono blanco y un buzo de careta redonda con ventilación. Nos sentíamos invencibles.
Sin reina no hay colonia de abejas
Olarte siente fascinación por la organización de las abejas. “Es una jerarquía tan bien estructurada que ojalá muchos humanos aprendiéramos de ellas”, dice. En cada colmena puede haber unas 5.000 o 10.000 abejas. La figura más importante es la reina. Sin ella no hay colonia, pues es la encargada de organizar a la comunidad y de fecundar a las crías. Aunque todos tienen un papel fundamental, incluso los zánganos.
“Las abejas obreras son las que se encargan de ir al campo a recoger el néctar y el polen para llevarlo a la colmena”, nos explica. Para orientarse, siguen los puntos cardinales a través del sol. Se guían incluso mejor que nosotros. “El zángano también tiene una función importante, pues son los que fecundan a la reina para que haya obreras. Luego estarían las nodrizas, que son como las obreras pero se dedican a cuidar a las crías”, continúa.
La abeja reina es la más complicada de ver, pues solo sale de la colmena en el baile nupcial
Para que pudiéramos visualizarlo, Marina Olarte abrió una de las colmenas y sacó el panal donde todavía había algunos huevos que había puesto la reina. Tuvimos la suerte de ver en directo el nacimiento de un bebé abeja. La experiencia fue increíble.
La abeja reina es la más complicada de ver, pues solo sale de la colmena en el baile nupcial. Este se produce en primavera y, al parecer, debe de ser todo un espectáculo. “La reina hace un vuelo para arriba y van todos los zánganos a fecundarla. A partir de ahí ya pone huevos toda su vida”. Solo hay una reina por colonia. En el caso de que aparezca otra, entonces se pueden llegar a matar entre ellas. Asimismo, si la abeja reina es mayor, la colonia también puede preparar a una nueva reina más joven que la sustituya.
Existen muchas diferencias entre las reinas y las obreras, además de su función. Físicamente, las reinas no tienen aguijón, igual que los zánganos; sólo las obreras pueden picarnos. También la alimentación es distinta. “La miel es el alimento de las abejas. Ellas lo producen para su propio consumo”, explica Olarte. “La reina solamente se alimenta de jalea real. Una mezcla del néctar, que se va a convertir luego en miel, pero con proteína que es el polen”. Las crías también son alimentadas con jalea real hasta convertirse en larvas.
La afamada miel de la Alcarria
Cuenca tiene un entorno con muy buena floración. “Tenemos tomillo, romero, espliego, ajedrea… A las abejas les gusta mucho y la miel es de calidad”, comenta Olarte. “Es Cuenca, pero es Alcarria” (la Alcarria suele asociarse solo con Guadalajara). Nosotros fuimos a mediados de marzo y los campos aún no habían florecido, pero si tienes la suerte de ir en primavera y en verano, podrás disfrutarlos en todo su esplendor.
Para esta apicultora hueteña, una miel es de calidad cuando se mantiene como la hacen las abejas. Sin adulterarla con ningún tipo de producto externo, sin calentarla y sin procesos de pasteurización. “Ellas hacen la miel perfecta porque no le añaden nada”. También tiene que ser dura o pastosa. Cuando es fácil de untar es porque la miel ha sido calentada y “le quita naturalidad a la miel”.
Una miel es de calidad cuando se mantiene como la hacen las abejas
El día a día de un apicultor depende de la época del año. Durante el invierno, Marina Olarte prepara los cuadros con cera que posteriormente introducirá en las colmenas. El trabajo duro llega en primavera, cuando todos los días tiene que ir al campo para cerciorarse de que no se ha caído ninguna colmena y recoger los cuadros que ya tengan miel.
Cuando los panales están llenos, el siguiente paso es llevarlos hasta la sala de extracción de Pósito Real, donde se les quita el opérculo –una capa fina con la que las abejas sellan el panal para conservar la miel– y el producto se introduce en un cubo. Ahí pasará por un decantador donde las impurezas suben y la miel buena se queda al fondo. Finalmente, se abre el grifo por donde saldrá la miel y se envasará. “Quiero ofrecer al cliente un producto que sea de calidad y, cuando me lo reconocen como tal, me siento orgullosa de mi trabajo”, dice Olarte.
En la tienda, además de miel, Olarte también vende crema de manos con miel, caramelos de miel (están deliciosos), morteruelo, licor y crema de lavanda, etc. Algunos de estos productos son elaborados por otras mujeres del pueblo.
Las abejas están desapareciendo
La población de abejas se está reduciendo cada vez más. Algunas de las causas son los fertilizantes como los nicotinoides (insecticidas), además del cambio climático. Si no llueve, no hay floración. En el norte de España, además, está la amenaza de la avispa asiática, que ataca a las abejas autóctonas y les impide polinizar con normalidad.
Todos deberíamos ser conscientes de lo importantes que son las abejas en el ecosistema. Según Olarte, “es uno de los pocos animales que trabajan para nosotros, a favor de la sociedad entera. Gracias a ellas tenemos flores, campo y alimentos”.
Laura Fernández
Periodista, blogger y viajera. No necesariamente en ese orden. En ocasiones me despierto sin saber dónde estoy. Adicta a los cómics y a los noodles con salsa de cacahuete. Redactora en @escapadarural, colaboradora en la Conde Nast Traveler y en la Divinity. Mi casa: Meridiano180.
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Hola buenas me gustaria entrar en contacto con Marina Olarte para tener su miel en mi tienda, por favor me pueden indicar como puedo llegar hasta ella. Me pueden contactar por telefono 649859180